Solo si se invierte en primera infancia se romperán los círculos de pobreza
La educación y el cuidado de calidad en el periodo de 0 a 3 años forma parte del derecho a la educación. En este periodo de vida se instauran las grandes desigualdades, por ello, es imprescindible actuar cuanto antes para garantizar que todos los niños y niñas cuentan con oportunidades de desarrollo en igualdad de condiciones.
Lamentablemente, no todas las familias que quieren que sus hijos e hijas accedan a un entorno educativo lo consiguen. El 52 % de estas no puede acceder por motivos económicos. Casi tres cuartas partes (el 73,7 %) de las familias con las rentas más bajas no acceden a servicios de educación infantil antes de los 3 años.
Además, el elevado coste del acceso al primer ciclo de educación infantil implica que las familias más vulnerables que sí acceden inviertan en ocasiones en torno a 1.300 euros anuales por hijo o hija.
Educo defiende el derecho a elección, al cuidado y la educación en el hogar de los bebés con estas edades, siempre que este se base en una decisión meditada y no condicionada a la capacidad económica de una familia.
Educo trabaja para garantizar los derechos desde la raíz . Eso implica abordar la raíz de las desigualdades, aquellas que impiden el acceso equitativo a oportunidades de desarrollo.
La primera infancia es una etapa fundamental y decisiva para el desarrollo, para lograr un bienestar duradero. Se sabe que el cerebro tiene su máxima expresión en los primeros años, pues las conexiones neuronales se forman en mayor número y con mayor rapidez. Para asegurar el mejor de los futuros posibles es necesario que los niños y niñas reciban estimulación y establezcan relaciones de calidad. Las habilidades que se desarrollan a lo largo de la vida se basan en capacidades básicas adquiridas en la primera infancia.
La educación y el cuidado de calidad en esta etapa potencian no solo el desarrollo de las habilidades cognitivas y las competencias básicas para el aprendizaje; también otras habilidades no cognitivas como la socialización, la atención, la capacidad de trabajo, la disciplina, la motivación para aprender o la autonomía personal.
Quienes acceden a educación entre los 0 y los 3 años tienen menores tasas de abandono escolar y de repetición de curso. Además, hay más probabilidades de continuar con la educación postobligatoria.
Pero… no todo vale.
El primer ciclo de escuela infantil no puede ser un aparcaniños y niñas, su función principal ha de ser educativa, y ha de cumplir unos criterios de calidad. El Consejo de la UE da una serie de recomendaciones recogidas en nuestros informes.
El gasto público por estudiante en el primer ciclo de educación infantil en España es de 4.166,30 euros, mientras que Alemania invierte más de 12.000 euros y países como Noruega o Finlandia más de 20.0000 euros. En España, acceder a una plaza pública en el primer ciclo de Educación Infantil no garantiza la gratuidad, por lo que los costes que asumen las familias dependen de lo fijado por cada comunidad y de las reducciones, bonificaciones, exenciones, ayudas o becas que reciben las familias y el alumnado, que están destinadas principalmente a cubrir los costes de la escolarización, el servicio de comedor y en algunas comunidades se incluyen otros gastos.
Educo pide que se tomen medidas urgentes; garantizar que los niños y niñas en riesgo de pobreza tengan acceso a una plaza gratuita de calidad en el primer ciclo de educación infantil supondría una inversión de 2.326,6 millones de euros.
En 2020, la OCU estimaba el coste de la crianza de los 0 a los 3 años en una media de 642 € al mes, por lo que el coste anual superaría los 7.700 €. Este elevado coste significa que las familias más vulnerables invierten en ocasiones más del 50 % de sus ganancias en la crianza de sus hijos o sus hijas.
El acceso a programas de educación y cuidado durante la primera infancia es también una medida de conciliación para las familias que facilita la incorporación de la mujer al mercado laboral.
Las políticas relativas a las bajas por maternidad y paternidad y los permisos para el cuidado de menores a cargo deben atender las necesidades reales de las familias, que en muchos casos llevan a sus hijos e hijas a los centros de educación infantil antes de lo que les gustaría, al verse obligadas a reincorporarse al trabajo.
Educo considera que estas políticas deben tener muy en cuenta el enfoque de género. Cuando las familias optan o se ven obligadas a optar por la crianza en el hogar, el peso de los cuidados sigue recayendo en mayor medida en las mujeres, muchas veces porque son las que tienen el sueldo más bajo. En el año 2020, el 37,7 % de las mujeres inactivas no buscaba empleo debido a que no disponía de servicios de cuidado para sus hijos o sus hijas o no podía costearlos, frente al 13,3 % de los hombres. Lamentablemente, este parón para ocuparse de hijos e hijas impacta en la carrera profesional de muchas mujeres y en la pensión que tendrán en el futuro.
Nuestras peticiones para el periodo de 0 a 3 años:
Que se reconozca la importancia la educación durante los 3 primeros años de vida y su papel como parte del derecho a la educación.
Que se garantice una inversión suficiente y estable que asegure el acceso a una plaza gratuita de calidad a las niñas y niños más vulnerables y avance hacia la gratuidad universalidad.
Que se garantice una educación de calidad para todas las niñas y niños menores de 3 años, independientemente de sus circunstancias.
Que se establezcan políticas de conciliación y apoyo a la crianza adecuadas a las necesidades de las familias.
Que se garantice la protección y promoción del bienestar de la primera infancia en el ámbito educativo, desarrollando la figura del coordinador o coordinadora de bienestar y protección.
Que se promocione la participación de las familias en los procesos educativos de sus hijas e hijo.