octubre 28, 2020
Desde hace meses venimos trabajando en torno a esta Ley, prestando especial atención a su proceso de elaboración en el Gobierno y ahora en su tramitación en el Parlamento.
Con el objetivo claro del bienestar de la infancia en un aspecto tan fundamental como el de la protección frente a cualquier forma de violencia -física, emocional, verbal- no hemos querido dejar pasar la oportunidad de presentar aportes y mejoras a una Ley que valoramos muy positivamente por su carácter multidisciplinar y por la fuerte apuesta que hace por la prevención. Y es que en el caso de la violencia contra la infancia, el dicho “más vale prevenir que curar” adquiere más sentido que en ningún otro ámbito, otorgándole al refrán toda la razón que suelen tener estas frases basadas en la experiencia. Existen informes que, más allá de la vulneración de derechos y del coste emocional, y apoyados en la investigación y la evidencia científica, tratan de valorar el impacto que la violencia tiene tanto a nivel cualitativo como cuantitativo, alertando del enorme gasto que supone a todos los niveles –educativo, económico, social, jurídico,…- el no actuar a tiempo, es decir prevenir y detectar, en los casos de la violencia contra niñas y niños. A modo de ejemplo, hay estudios que estiman el coste de la violencia en una cifra en torno al 5% del PIB.
Podemos situar el primer paso de la andadura de esta Ley en el año 2010 con las recomendaciones realizadas por el Comité de Derechos de la Infancia al Gobierno de España, que volverían a repetirse en 2018. El Comité de Derechos de la infancia, basándose en que “un día de violencia es una eternidad para el niño o niña que la sufre” alentaba al Gobierno español a que promulgara una ley de estas características.
Han tenido que pasar siete prórrogas, aplazamientos por elecciones, cambios en el Gobierno, pandemia Covid-19,... hasta que finalmente, el pasado jueves 15 de octubre se cerró el plazo para la presentación de enmiendas a los artículos de la Ley. Los grupos parlamentarios se han hecho eco de muchas de las propuestas que las organizaciones sociales les hicimos llegar. Desde Educo solicitamos modificaciones para asegurar que la prevención, la detección y la participación de niños y niñas sean componentes de referencia en la ley. En este sentido pedimos que se considere especialmente la escucha a la infancia, que sean participantes activos en los planes y programas de buen trato y prevención de la violencia en sus centros escolares, y que dichas estrategias de prevención y protección vayan dirigidos a todo el centro educativo, no sólo a aquellos que sean víctimas de la violencia, ya que entendemos que la sombra de la violencia no sólo afecta a víctimas y agresores, sino que se extiende al bienestar y al desarrollo de todos los niños y niñas.
También hemos considerado importante presentar aspectos de garantía del Interés Superior del Menor, de su derecho a la vida en familia y de su derecho a la educación de aquellos niños y niñas que puedan sufrir un proceso de desahucio. Además de demandar soluciones habitacionales adecuadas, pedimos que se escuche su voz, que no se proceda al desahucio o lanzamiento hasta que finalice el curso escolar y que se evite la separación de padres, madres o tutores de los menores. Esta demanda la hemos realizado conjuntamente con la Coordinadora de Vivienda Madrileña, perteneciente a la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, entidad especializada en la garantía del derecho a la vivienda.
Está siendo pues un largo camino, pero ya enfilamos al fin la meta. Estamos en el último tramo antes de que la Ley sea aprobada por el Parlamento. La Comisión de Derechos Sociales y Políticas Integrales de la Discapacidad del Congreso dispone de 15 días para elaborar el Informe de Ponencia en el que deben valorarse todas las enmiendas presentadas. La violencia contra la infancia se puede erradicar, y para ello estamos construyendo como sociedad una ley ambiciosa y potente. Ahora es el momento del debate y de la valoración de cada artículo, y esperamos que el Congreso sea un ejemplo de buen trato a la hora de las discusiones, porque además de la aprobación de la ley, tenemos que liderar con el ejemplo.
Agradecemos a los grupos parlamentarios que nos escucharon y que presentaron nuestras propuestas. Esperamos que se reflejen en el texto definitivo.