abril 19, 2021
La Ley Orgánica para la Protección Integral de la Infancia y Adolescencia frente a la Violencia (LOPIVI) ha sido aprobada en el Congreso y, con su paso por el Senado, culminará un proceso de construcción valioso y necesario.
Para Educo un punto importante de esta Ley es la inclusión de la prevención de la violencia. En la construcción de la protección es imprescindible la elaboración de protocolos y herramientas para la detección de la violencia, la actuación para frenar el daño y reparar y restaurar los derechos de los niños y las niñas que sufren violencia.
Como presentábamos en el informe Los costes de la violencia contra la infancia: Si no la paramos, la violencia continúa.
En una estrategia de erradicación de la violencia, debemos ir más allá, debemos partir de una comprensión de la violencia, para abordar las causas profundas y los factores coadyuvantes. Es necesario poner en marcha la prevención de la violencia.
Pero ¿podemos prevenir la violencia? La violencia muta, cambia, se vuelve virtual, pareciera desaparecer, se vuelve invisible. Violencia directa, como agresiones físicas o verbales. Violencia estructural, violencia cultural, fuertemente enraizada en el patriarcado. Pero también violencia medioambiental, agresiones al ecosistema.
Para dar respuesta a esta pregunta la ley marca la importancia de generar prevención desde el entorno familiar, los centros escolares, los espacios de ocio y deporte. Dotar de herramientas a las personas adultas y a los niños y niñas para poder detectar las formas de la violencia y construir modos de relación de buen trato.
Desde Educo, hemos querido explorar las practicas educativas y su aporte en la prevención de la violencia.
En particular, nos hemos centrado en el
Aprendizaje Servicio, por su carácter predominantemente experiencial, donde niños y niñas son protagonistas combinando aprendizajes con la reflexión sobre las necesidades sociales y un servicio solidario a la comunidad.
Así, tras analizar 30 proyectos de ApS, compartir entrevistas y grupos de discusión con los alumnos y alumnas que los han llevado a cabo, con el profesorado y personas adultas participantes, presentamos el
estudio ¿Cómo podemos vivir mejor juntas? El impacto del Aprendizaje Servicio en la prevención de la violencia*.
El
Aprendizaje Servicio constituye una
experiencia significativa para sus participantes, en el estudio se destacan otros efectos que se traducen en la mejora de las relaciones sociales, la convivencia y la inclusión social.
Los proyectos provocan una toma de conciencia sobre el entorno e impulsan a actuar solidariamente. Por ello, observamos que desarrollan dos capacidades humanas que la sociedad del individualismo ha ido relegando:
la capacidad de cooperar y la capacidad de agencia.
Cooperar, el trabajo colectivo contando con la singularidad de cada persona, donde se construyen vínculos de respeto para el logro de un objetivo común. Y la
agencia, la capacidad de ser agentes de transformación social, expresar preferencias, decidir la acción, promover el compromiso y la responsabilidad, una forma de construcción de ciudadanía activa.
Los proyectos de ApS
fortalecen y en algunos casos reconstruyen estas capacidades de cooperar y de transformar, generando un aspecto preventivo frente a la violencia. Muestran un camino hacia formas generativas de bienestar en las relaciones y vínculos humanos basadas en el respeto, el buen trato y el reconocimiento de la singularidad.
Los proyectos de
Aprendizaje Servicio ensayan otras formas de vida posibles, muestran el poder de la educación para transformar la cuestión social de la violencia.
*Esta investigación ha contado con el apoyo del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social (hoy Derechos Sociales y Agenda 2030) del Gobierno de España a través de la convocatoria IRPF dotada con la asignación que la ciudadanía hace en su declaración de impuestos.