Durante la infancia se ponen todas las bases para la salud del adulto.
Tener hábitos de vida saludables durante nuestro periodo de crecimiento es fundamental para ser adultos sanos, envejecer bien y llevar una vida alejada de cualquier achaque. Cuidar a la infancia es por tanto imprescindible para tener una sociedad poco enferma en todos los sentidos. Y para ello el deporte es fundamental.
La sociedad actual es esencialmente sedentaria. Ocho horas al día sentados en el colegio no se parece en nada a las condiciones en las que se criaban antes los niños. Por tanto, el deporte es fundamental, ya que de alguna forma hay que combatir el sedentarismo, aprovechando que los niños no paran a menos que se lo mandemos, es una de sus características esenciales.
Los huesos se fortalecen en la infancia
Hacer deporte durante la infancia fortalece los huesos y este beneficio llega hasta la edad adulta, sobre todo si seguimos practicando deporte con asiduidad. Así lo asegura un estudio realizado en la Facultad de Salud y Ciencias de la Rehabilitación de la Universidad de Indiana y publicado recientemente en
PNAS Early Edition.
Los huesos se adaptan a las fuerzas mecánicas en la juventud para aumentar su tamaño y fuerza, pero tienen más riesgo de romperse a lo largo del transcurso de la vida. Para comprobar si los beneficios del deporte durante la infancia persistían en la edad adulta Stuart Warden, director de la investigación, estudió 103 jugadores profesionales de béisbol, comparando la masa ósea, el tamaño y la fuerza en sus lanzamientos, no lanzando durante el juego activo y después de la jubilación.
Según este investigador aumentar la masa y el tamaño de los huesos durante la juventud hace que los huesos sean más fuertes. Y es que, aunque la masa ósea se pierda con la edad, la resistencia y el tamaño de los huesos se mantienen en cierta medida, haciendo que las personas que entrenaron durante la infancia conserven parte de las ventajas del deporte en la edad adulta.
Niños activos, adultos sanos
La infancia, como hemos dicho, es clave para la salud de los adultos y para tener niños sanos lo mejor es dejar que se comporten como tales.
Trepar, correr, saltar, jugar, moverse...no es necesario apuntarse a baloncesto, a judo o a atletismo, ni gastarse cantidades ingentes en actividades extraescolares para realizar actividad física. Para hacer deporte no se necesita casi nada, sólo tiempo y espacio abierto.
Realizar actividades físicas después del cole es tan sencillo como llevarlos tres horas diarias al parque, dejar que se suban a todas partes, que corran y se diviertan y, sobre todo para las madres, quitarnos un poco el miedo a que se caigan. Al fin y al cabo en el Paleolítico había mucho campo y tal vez incluso más árboles, pero ni siquiera había tiritas.
En resumen, si queremos que nuestros hijos tengan los huesos fuertes, tenemos que facilitarles esos momentos de actividad que harán que se convierta en un adulto sano y fuerte. Y por supuesto, si participas, también le vendrá bien a tus huesos.
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David Amsler
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