Llegan estas fechas y como todos los años vuelve el debate, a las casas y a las redes sociales: "¿Deben los niños hacer deberes durante el verano?" Si hiciéramos una encuesta entre las personas que de niño han hecho deberes durante el verano es probable que el porcentaje de personas que terminaban haciendo deberes de verano fuera bastante bajo.
Este año vuela por la red la hoja de deberes que
un profesor de secundaria italiano ha colgado en FaceBook para sus alumnos. «Por la mañana, cuando vayas caminando por la playa fíjate en el reflejo del sol en el agua, piensa en lo que más te guste en la vida y siéntete feliz». Así comienza la primera de las 15 recomendaciones que Cesare Catà publicó en esta red social, consiguiendo más de 7.200 'likes' y 6.200 compartidos.
Y es que la polémica sobre los deberes es siempre la misma: ¿necesita un niño mantener hábitos de estudio durante el verano? ¿A que edad caduca esa necesidad? ¿Deberíamos los adultos trabajar un poco en agosto, por las tardes y los fines de semana para que no se nos olviden las cosas? :D
La neurociencia cada vez lo tiene más claro:
sólo se aprenden cosas ligadas a la emoción, preferiblemente emociones positivas. Se aprende mejor contento que por obligación, mucho más en movimiento que sentado pasivamente, se aprende mejor de la experiencia y a los cuarenta nadie recuerda nada sobre el Califato de Córdoba ni sobre hacer raíces cuadradas.
El verano ha de ser una época de libertad. La necesidad de juego es inherente a la naturaleza humana, los seres humanos somos una especie
neoténica, que mantiene características de cachorro durante la vida adulta, y una de estas características es la capacidad de jugar, de sorprenderse y de mantener la curiosidad. El juego es la base de la creatividad y de toda invención humana. Mucho más que sentarse todos los días a repasar tablas de multiplicar o el pretérito pluscuamperfecto, en verano debería ser obligatorio correr, saltar, reírse y experimentar a tope.
El verano es para las bicicletas
La realidad es que durante el invierno los niños disponen de poco tiempo para el juego libre, o incluso para ejercer de niños. Los profesionales de la psicología ya nos alertan de que la sobrecarga de actividades extraescolares y las largas jornadas de colegio pueden estar afectando a la salud de nuestros hijos. Con cada vez más casos de TDAH que algunos expertos achacan a la falta de bondad de ajuste entre las necesidades de los niños y los requerimientos académicos el juego libre es fundamental no sólo para el desarrollo integral de la persona, sino también para su salud física y emocional. Hacer las cosas por obligación supone una carga de estrés que a la larga pesa y es por eso que todos nosotros aprendemos y recordamos mejor las cosas que más nos gustan, las que nos motivan o las que despiertan nuestra curiosidad. El estrés es malo para la salud.
Trabajar en verano no es una buena idea. El verano es para disfrutar. Pero sobre todo el verano es para descansar. Dejad también que los niños descansen. Para aprender las tablas siempre hay tiempo.
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Richard Clarks,
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