Para muchos niños de las provincias peruanas de Chincha y Pisco, sufrir malos tratos forma parte desgraciadamente de su vida cotidiana, tanto en casa como en la escuela. Por esto,
en Educo trabajamos para sensibilizar a la sociedad y erradicar la violencia hacia los más pequeños.
Muchos adultos recurren con frecuencia a las malas maneras y a los castigos físicos para corregir a los niños o para inculcarles determinadas conductas. La mayoría de abusos se producen en el hogar o en la escuela y gozan de aceptación social. En este entorno, los niños tienden a repetir conductas agresivas hacia sus compañeros de clase y, cuando sean adultos, muy probablemente actuarán con violencia en su propia familia. Se trata de un círculo vicioso que se perpetúa. De hecho, muchos padres y madres reconocen que aplican en sus hijos las mismas pautas educativas que ellos sufrieron de pequeños e incluso, los mismos niños ven normal ser castigados físicamente cuando se portan mal o desobedecen.
Para cambiar esta situación, en Educo venimos trabajando desde 2012 para promover una cultura basada en el
respeto hacia los niños en la escuela, en la familia y en la comunidad. Con el proyecto
“Comunidades seguras y amigas del buen trato”, que hemos llevado a cabo durante dos años y medio al lado de nuestra organización socia local Codehica, hemos intervenido en
121 centros de primaria de 15 distritos de Chincha y Pisco.
Órganos de participación de niños y niñas
La base de la intervención radica en trabajar conjuntamente con las familias, los gobiernos locales y los centros de salud para sensibilizar sobre los derechos de los más pequeños, reforzar los mecanismos de prevención y atender cualquier forma de violencia cuando se produce. Además, se ha explicado a los niños cuáles son sus derechos y se les ha enseñado a identificar cualquier forma de abuso y rechazarlo. El proyecto también ha impulsado la creación en cada centro educativo de órganos participativos donde los alumnos están presentes y hacen valer sus opiniones y puntos de vista sobre los temas que les atañen. De esta manera aprenden a tener en consideración otras opiniones y, de mayores, sabrán escuchar a los pequeños.
Una de las alumnas que estudia en la escuela de Sunampe nos lo cuenta de esta manera tan ilustrativa: “En mi centro nos estamos organizando para reducir la violencia y hemos hecho una escuela para padres, para que ellos se comprometan a cuidar bien a sus hijos después de enseñarles que no hay que maltratar”.
Un grupo de alumnos de la escuela de San Andrés, en Pisco, participan en en proceso de elección de su representante en el consejo estudiantil de su centro
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