Al igual que los expertos animan a padres y educadores a premiar el comportamiento positivo de los niños, está mas que comprobado que el chantaje no funciona.
Mientras que el chantaje premia al niño antes de que haga lo que se le pide o se comporte de la manera deseada, el refuerzo positivo lo premia después. Y eso, aunque no lo sepamos aún, es una diferencia abismal. Aquí te contamos por qué no funciona el chantaje y cómo hacer para seguir motivando y disciplinando a los más pequeños.
Por qué el chantaje no funciona
Tal y como indica
este artículo, "el trabajo de ser padre requiere enseñar a los niños las consecuencias de sus acciones pero cuando no escuchan o no entienden, madres y padres tienden, equivocadamente, a recurrir al chantaje."
El chantaje solo enseña al niño a hacer algo para conseguir lo que quiere. Y es más, aprenderán a usar esta estrategia cada vez que desean un premio y seguir en control. Y recuerda, si tu usas el chantaje, ellos también.
Qué podemos hacer mejor
- Ahora si, ahora no. Cuando perdemos la paciencia, tendemos a decir cosas que no queremos y al retractar, perdemos la credibilidad. Por ello, es importante establecer y explicar bien las normas. Un NO es un NO. La próxima vez que rompan la regla, en lugar de recurrir al chantaje, exige que se vayan a otra habitación y reflexionen. Después de un rato, habla con ellos sobre lo que ha ocurrido de manera calmada.
- Manténte firme y ofrécele opciones. "Hasta que no termines de comer, no podrás ir al parque. Tú eres el que elige." De esta manera, el niño es libre de tomar una decisión y enfrentarse a las consecuencias. Si opta por no comer, ir al parque claramente no es una opción y algunos expertos en psicología infantil sugieren incluso que la comida que se dejó en el plato, sea la misma que se sirva a la hora de cenar.
- Malas caras. Cuando les exigimos algo que no les gusta, los niños tienden a recurrir a las malas caras, al llanto o al enfado y con tal de no soportarlo, cambiamos de opinión. Esto solo les enseña que el mal comportamiento funciona en lugar de aprender la lección.
- Dejarles en casa. No pasa nada por dejarles en casa si la última vez que te acompañaron a la tienda se portaron mal. Eso si, siempre y cuando estén supervisados y expliques tus motivos. "La última vez que fuimos a la tienda, no te portaste bien. ¿Te acuerdas? Así que hoy, te quedarás en casa." Si recurren al llanto o el enfado, puedes decirles que si se quedan y se portan bien, la próxima vez, podrán acompañarte. Que quede claro que cuando dices algo, lo cumples a raja tabla. Esto, por supuesto, depende de la edad y su madurez emocional.
- Tu eres el experto. Sabes mejor que nadie lo que les causa frustración, cansancio o irritabilidad. En lugar de esperar a que ocurra, explícales el plan de antemano y adelántate. "Si en algún momento te cansas o te sientes frustrado, dímelo." Hablar con ellos no solo les dará tiempo a prepararse sino que sabrán que existe otra opción.
- No entrar al trapo. Como padres hemos de procurar no gritar ni amenazarles. Y por supuesto, no pegar a los pequeños jamás. Si aun no has leído nuestro artículo titulado "Castigarle no funciona", te animamos a hacerlo.
Recuerda que cuanto más hablemos con nuestros pequeños y les enseñemos a razonar, más motivación tendrán en hacerlo bien.
Y tal y como ocurre con los elogios, para que sea lo más efectivo posible,
es importante ser sinceros, específicos, dar ejemplo y emplear el refuerzo no verbal. Ya sabes, un abrazo, una sonrisa, un beso.
Derechos de imágenes:
John Lui,
Jim Larrison.
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