Aprender a valorar lo que tenemos resulta difícil en un mundo en el que reina la gratificación inmediata, el usar y tirar y el bombardeo incesante de anuncios que te hacen creer que necesitas aún más cosas. No siempre conseguimos lo que queremos pero si aprendemos a apreciar lo que tenemos, la desilusión y la frustración, se reducen al mínimo.
El psicólogo y catedrático
Robert Emmons de la Universidad de California en Davis, realizó una
investigación científica (en inglés) que confirmó que valorar lo que tenemos mejora nuestra calidad de vida y reduce los niveles de depresión y estrés. Solamente por esto habría que empeñarse en apreciar más lo que tenemos y a enseñarles a nuestros hijos a seguir nuestro ejemplo.
Aprender a valorar lo que tenemos y regalamos
La gratitud, como cualquier otra virtud, no se enseña de una sentada.
Aprender a valorar lo que tenemos es un ejercicio diario. Aprovecha los momentos en familia para compartir de manera generosa y siempre dar las gracias. Recuerda que tu eres su ejemplo a seguir. Sabemos que cuanto más les damos a nuestros hijos, menos aprecian lo que tienen. Claro que recibir es divertido pero
es importante regalar y disfrutar de ello.
La próxima vez que un familiar se enferme organiza una tarde en la cocina con los más pequeños, entre todos podréis preparar un bizcocho y ofrecérselo a la persona convaleciente. En lugar de salir a comprar un regalo de cumpleaños para papá o un amigo del cole, ¿por qué no propones hacer un regalo creativo? No solo estarás enseñándole que crear es más divertido que comprar, sino que aprenderá a apreciar los regalos que él reciba.
La responsabilidad les hace crecer
Contrario a lo que muchos padres piensan,
asignar tareas de la casa a los más pequeños es muy positivo. No solo porque ellos se sienten mejor al tener una responsabilidad y poder contribuir, sino porque aprenden a apreciar el esfuerzo que implica mantener la casa limpia y ordenada.
Dependiendo de la edad de tus hijos, les puedes dar tareas apropiadas como ayudar a poner la mesa y cocinar, darle de comer a la mascota, meter la ropa sucia en la lavadora o recoger sus juguetes y su habitación.
- Reparar o reciclar. Vivimos en una sociedad de usar y tirar en la que las cosas ya no se mandan a arreglar. Compras uno nuevo y listo. La próxima vez que se rompa un juguete puedes preguntarle a tu hijo, ¿qué otros usos puede tener ese juguete? ¿Se podría convertir en otra cosa? Invítales a dejar volar su imaginación y ayúdales a llevar su proyecto a cabo.
- Donar. Cuando llega un cambio de estación, solemos descubrir que ciertas prendas ya les quedan muy pequeñas o tienen juguetes o juegos de mesa con los que ya no juegan. Aprovecha estas oportunidades para que tus hijos recuerden quién se los regaló y cuánto jugaron con ello. Anímales a pensar en cómo ese juguete podría ir a las manos de otros niños más desfavorecidos y organiza un día para donarlo. Cuando entiendan que no todos los niños tienen con qué jugar, más apreciarán lo que tienen.
Siendo un ejemplo, poniéndose en el lugar del otro y dando rienda suelta a la generosidad y creatividad, podrán sentir y desarrollar su gratitud. ¿Cómo ayudas tú a que tus hijos valoren lo que tienen? Si hay algo que a ti te ha funcionado y quieres compartirlo, nos encantaría recibir tus comentarios.
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Manuschwendener,
Tim Pierce
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