Las desigualdades sociales y económicas son profundas y persistentes en el mundo, y la infancia es una de las principales víctimas de este desequilibrio estructural. Los años que dura la niñez, deberían ser una etapa de máxima protección en la vida de una persona. Sin embargo, el número de menores de edad que ni siquiera tienen sus necesidades básicas cubiertas es enorme y, por tanto, su futuro no se presenta demasiado esperanzador.
En este contexto, el apadrinamiento de niños y niñas se convierte en una herramienta poderosa que genera un impacto muy positivo la vida del pequeño y también en su familia, así como en toda su comunidad. Apadrinar a un niño o niña, más allá del aporte económico, supone una inyección de esperanza, el acceso a nuevas oportunidades y brindar apoyo a quienes más lo necesitan.
Es una acción transformadora que tiene un efecto directo tanto en el día a día de los niños y sus familias, como en la vida de los padrinos o madrinas, que crean con ellos un vínculo de solidaridad que traspasa cualquier tipo de fronteras. Son muchos los motivos para dar el paso, y la pregunta a considerar en cualquier caso sería: ¿y por qué no? En este artículo te explicamos diez razones para apadrinar a un niño o niña.
Con tu aportación, construyes un futuro más justo y prometedor para todos. Además, cuando un niño o niña está en la escuela, está protegido de los peligros que pueden acecharle en el exterior, como ser captado por una red de trata o el trabajo infantil.
No es posible labrarse un futuro mejor para salir de una zona deprimida sin acceso a la educación. El apadrinamiento permite que los niños accedan a una formación de calidad, aumentando sus oportunidades de desarrollo personal y profesional en un futuro. La educación es, sin lugar a dudas, la herramienta más eficaz para romper el ciclo de la pobreza.
En efecto, el apoyo que recibe nuestra ONG no solo ayuda al niño o niña apadrinado o a su familia, sino que se integra dentro de un proyecto mucho mayor que contribuye activamente al desarrollo de la infraestructura de la comunidad, entre las que se incluyen escuelas, sistemas de saneamiento ode agua potable, entre otros.
En muchos países, las niñas son especialmente vulnerables y no tienen ni voz ni voto. Sus familias incluso les arreglan matrimonios de conveniencia cuando son demasiado jóvenes. Al apadrinar a una niña, se lucha por la igualdad de género y se le ofrece las mismas oportunidades educativas y de salud que a los niños para que puedan salir de ese círculo vicioso de la pobreza y prosperar.
Apadrinar a un niño permite establecer una relación personal muy enriquecedora con él y su comunidad. Esta conexión fomenta una mayor comprensión y solidaridad entre diferentes culturas. Desde que se inicia la colaboración, se forma un vínculo de solidaridad con esos niños a través de cartas periódicas, fotografías, información sobre los trabajos realizados en sus comunidades… Incluso tienes la oportunidad de viajar hasta estas comunidades para conocer de primera mano a esos niños, el funcionamiento de nuestra ONG, los trabajos que realizamos a diario… Una experiencia que abre la mente a otras realidades y hace tomar conciencia de lo importante que es participar en estas acciones solidarias.
Por menos del coste de un café al día se puede apadrinar a un niño o niña, y ese dinero le estará proporcionando educación tanto al niño o niña que apadrinas como a toda la comunidad en la que vive. Además, en la declaración de la renta te podrás deducir hasta el 80% del importe de la colaboración anual.
Tu donativo consigue marcar la diferencia porque trabajamos para conseguir la prosperidad de la comunidad y que esta se vuelva autosostenible, capaz de cuidar de sí misma, para que verdaderamente suponga un cambio significativo a medio y largo plazo.
Ser padrino o madrina ofrece una oportunidad única para reflexionar sobre la propia vida, apreciar lo que uno tiene, fomentando el sentido de la responsabilidad, la empatía y de la solidaridad. En este sentido, aumenta los niveles de satisfacción personal al ayudar a aquellos que no han tenido la suerte de nacer en un país en el que todas las necesidades están cubiertas.
Los niños y niñas que cuentan con un padrino o madrina ganan confianza en sí mismos y una mayor resistencia y motivación para enfrentarse a los desafíos que les va presentado la vida.
Por último, entre las razones para apadrinar un niño, destaca que este acto de solidaridad mejora la vida de la infancia y su comunidad, incrementa el bienestar global y promueve un mundo más justo e igualitario, con oportunidades de prosperar para quienes no han tenido tanta suerte.
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