El inicio de curso escolar ya está aquí y con él presentamos el informe Vuelta al cole, ¿vuelta al comedor?, en el que analizamos las dificultades de las familias más vulnerables para asegurar la alimentación de sus hijos e hijas y poder llevarlos al comedor escolar en la escuela pública. En este sentido, y para visibilizar el problema de estas familias, hemos instalado 3 neveras vacías en la plaza del Callao de Madrid y en Plaça Universitat de Barcelona.
En España, 1.200.000 familias con hijos e hijas menores de 18 años tienen dificultades para llegar a final de mes (casi 115.000 hogares más que el año pasado). “Estamos hablando de 1 de cada 4 familias con hijos a cargo (el 26 %). Se trata de hogares con pocos recursos, donde llenar la nevera es muy complicado. Tampoco pueden permitirse económicamente llevar a sus hijos e hijas al comedor escolar, porque no hay becas comedor para todos aquellos que las necesitan”, señala nuestra directora general Pilar Orenes. Si a estas familias “con dificultades o muchas dificultades” se les añade aquellas que tienen “ciertas dificultades” el porcentaje se dispara al 54 % de las que tienen hijos menores de edad.
“Nuestra denuncia sigue en pie este curso por todas estas familias que sienten como su economía se tambalea, pero, sobre todo porque el 34,5 % de la infancia en España está en riesgo de pobreza y exclusión y, sin embargo, las becas comedor solo llegan al 13,14 %. Es decir, se queda sin beca un millón de niños, niñas y adolescentes que deberían tener asegurado el uso y disfrute del comedor a diario”, afirma Orenes.
Desde Educo llevamos más de 10 años dando becas comedor a quienes se quedan sin la beca de la administración. Así constatamos en una encuesta que, entre las familias con menos recursos, tan solo uno de cada tres solicitantes de beca comedor, la recibe.
Se trata de cifras muy altas que se agravan si tenemos en cuenta lo que supone costear el comedor a los hogares en riesgo de pobreza y exclusión con al menos dos hijos menores de 14 años (entre un 8 % y un 16 % de sus ingresos). Para aquellos que están en situación de pobreza severa supone al menos una sexta parte de sus ingresos (16%).
La falta de opción al comedor se da, además, bajo un contexto muy complicado: la cesta de la compra ha subido casi un 40 % en los últimos 3 años, y sabemos que más de 550.000 niños, niñas y adolescentes no pueden comer carne, pollo o pescado (o sus equivalentes proteicos) cada dos días. Son cifras históricas, hemos pasado del 1,9 % en 2004 al 6,9 %.
En nuestro informe, actualizamos los datos de cobertura y asistencia al comedor, así como las becas que se dan, y visibilizamos las grandes desigualdades entre las distintas CC.AA. En algunas, como la Comunidad Valenciana o el País Vasco, el 80 % del alumnado asiste al comedor en las escuelas públicas de primaria y en otras apenas ronda el 20 %, como Baleares, Extremadura o Murcia.
Pero la brecha principal se da, sin lugar a duda, en el paso de primaria a secundaria. Tan solo el 16,7 % de los centros educativos públicos de ESO cuentan con comedor escolar. La asistencia en esta etapa no llega ni al 3 % (en primaria el 84,2 % de los centros tienen comedor y asiste el 47,4% del alumnado). “Son cifras muy preocupantes. La adolescencia es un periodo crítico a nivel educativo, pero también de desarrollo físico y psicológico. Los y las adolescentes han de tener asegurada una alimentación completa y nutritiva a diario, pero la mayor parte de institutos carecen de esta infraestructura.
El comedor tiene beneficios que van más allá de la comida, como la socialización y mantenerles alejados de las pantallas más tiempo. Sabemos que esta adolescencia muchas veces come poco y mal en sus hogares, y muy probablemente lo hace en soledad porque sus progenitores trabajan”, comenta Pilar.
Un año más, recordamos que septiembre, con la vuelta al cole, es el momento en el que más se evidencia que el derecho a la educación no es igual para todas y todos y lamentamos que esa inequidad además de visibilizarse en las neveras casi vacías lo haga en las pesadas mochilas que cargan los 2,7 millones de niños y niñas en riesgo de pobreza y exclusión. Muchas no han podido hacer vacaciones, sus hijos e hijas se han pasado el verano en casa, sin campamentos ni tiempo libre de calidad, y sin la comida nutritiva y completa que se da en la escuela.
En este sentido, Pilar afirma que “septiembre es sinónimo de niños y niñas que vuelven al colegio con una mochila más cargada por no haber podido disfrutar de vacaciones como la mayoría de compañeros y compañeras, por tener menos oportunidades que el resto, y por la incertidumbre que viven a diario sus familias y que hace mella en sus aspiraciones y expectativas”.
A pesar del aumento en los últimos años, tanto de alumnado becado como de inversión económica en el comedor escolar, constatamos que sigue siendo insuficiente e instamos a las administraciones a garantizar el comedor escolar gratuito para toda la infancia y la adolescencia en situación de pobreza y exclusión.
En concreto, reclamamos incluir en los Presupuestos Generales del Estado para 2025 una nueva línea de transferencia estatal a las comunidades autónomas para ayudas de comedor de 468 millones de euros, tal como sucede, por ejemplo, con los libros de texto. “Además, volvemos a incidir en la necesidad de mejorar el diseño y la cobertura del sistema de ayudas y becas. También aumentar las plazas y conseguir mayor flexibilidad administrativa”, sentencia Orenes.
Todo ello como paso previo hasta llegar al comedor escolar universal y gratuito, como parte del derecho a la educación, del que puedan disfrutar todas los niños, niñas y adolescentes independientemente de la situación familiar y las capacidades de su hogar, un camino que han iniciado otros países.
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