En la relación con tus hijos hay un componente emocional evidente ya que estamos genéticamente equipados para querernos. El amor es el pegamento afectivo que nos mantiene unidos como familia y es una de las claves de la evolución y supervivencia humanas. Sin embargo, esta relación no es solo emocional, hay otra parte funcional que ha sido igualmente importante para la supervivencia de la especie. Se trata de la transmisión de conocimientos, habilidades y valores que permiten moverse por la vida de forma fluida, responsable e independiente.
A veces, los padres cometemos el error de querer convertir a nuestros hijos en nuestros confidentes incluso cuando todavía no están preparados para ello. Cuando esto ocurre, les colocamos en un plano de igualdad que puede confundirles. Ten en cuenta que muchas decisiones importantes las deberás tomar tu. No le confundas, cada uno tiene su papel. Deberás asumir más pronto que tarde que el objetivo de la educación es la formación de un individuo independiente, alguien que se separa de los adultos creando sus propias opiniones y creencias que no necesariamente querrá siempre compartir.
2 “Para eso está el cole”La primera escuela es el hogar. El colegio es una extensión de la educación que en ningún caso puede sustituir la labor de los padres. La escuela con sus extensos horarios está tan presente en nuestras vidas que a veces queremos pasar a los maestros responsabilidades que son nuestras. Lo que está claro es que nadie puede sustituir a los padres como principales educadores.
Uno de los despistes habituales en este tema consiste en entender la educación en el colegio y el hogar como dos bloques separados e independientes. Sin embargo, la formación es algo integral y el proyecto educativo solo es realmente válido cuando hay un acuerdo educativo entre padres y escuelas que se complementa y refuerza mutuamente.
3 “Porque yo lo digo” ¿Quién no ha pronunciado esta frase como una varita mágica que parece resolver cualquier conato de conflicto? En ocasiones de empecinamiento puede estar mas que justificada, pero no debemos acudir a ella como una especie de comodín que sacamos para ganar la partida de forma inmediata. Aunque no hay un modelo ideal, si parece claro que el objetivo es educar seres competentes que actúen de forma positiva y posean una sólida autoestima. Para conseguirlo es conveniente tener clara la diferencia entre autoridad y autoritarismo. No enseñamos lo que queremos, enseñamos lo que somos. Así que antes de zanjar la situación con esta frase, asegúrate de que tus instrucciones han sido claras y de que has expuesto tus razones de forma positiva. Si de verdad estás buscando una varita mágica o un comodín, no olvides que la motivación es la clave. 4 “Mientes más que hablas”Cuando pillamos a nuestros hijos en una mentira, es normal sentirnos traicionados, heridos y algo frustrados. Sin embargo, no conviene exagerar. Ten en cuenta que la mentira es algo que también está en nuestras vidas de adultos, sobre todo cuando se trata de minimizar el efecto de nuestras acciones. Recuerda las excusas que le diste al policía de tráfico la última vez que te pararon por exceso de velocidad con la esperanza que se apiadara de ti. Mentir no es evidentemente la actitud más adecuada y por eso conviene tener en cuenta cómo deberíamos responder ante esta situación. La regla de oro es evitar los sermones, porque esto suele producir una desconexión inmediata por parte del niño. Es mucho mejor entrar en el detalle y explicarle lo que te parece mal de su versión en cada caso concreto. Escúchale y dale la oportunidad de que te cuente la verdad. Dale una salida digna en la que se sienta liberado de la carga emocional que siempre conlleva el hecho de faltar a la verdad.
5 “Aprende de tu hermano”Todos los niños merecen sentirse especiales y tratados de forma individual, sobre todo cuando se trata de corregir conductas y actitudes. A veces queremos tomar un atajo ofreciendo como modelo la conducta de un hermano, primo o compañero de clase, sin darnos cuenta de que en esta comparación estamos fomentando los sentimientos de celos, envidia y sobre todo inseguridad. Es mucho más útil utilizar mensajes individuales que motiven y refuercen la confianza del niño. Se trata de explicarle cómo puede mejorar y no de hacerle sentir que debería convertirse en otra persona para ser aceptado.
Si quieres entender mejor por qué comparar a los niños puede ser contraproducente, no dejes de leer este artículo, publicado aquí, en Cuaderno de Valores.
Si quieres conocer qué ejemplos concretos conviene adoptar o eliminar a la hora de hablar con tus hijos, te animamos a leerlo aquí.
¿Te has identificado con alguna de esta frases hechas? Recuerda que cada uno tenemos nuestra propia cosecha. Una buena forma de conocer tu repertorio puede ser dejar que tus hijos te lo hagan notar de vez en cuando. En tono de broma y aceptando las cosas con deportividad por supuesto.
Derechos de Imágenes:Ben Kerckx, Socksnap
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