La educación de los niños y niñas no es solo labor de la escuela, también, evidentemente, de los padres y madres. Sin embargo, en ocasiones hay conductas que pueden afectar de forma negativa a los niños y niñas, incluso cuando se realizan para ayudar. En este post te contamos cuáles son esas conductas para que aprendas a evitarlas y a ayudar a tus hijos e hijas.
La mayor parte de los padres y madres dan mucha importancia a los estudios de sus hijos e hijas y se implican para ayudarles, pero no siempre esa ayuda se da de forma correcta. Te describimos algunas conductas que podrían perjudicar la educación de los niños y niñas:
1. Exigir demasiado. Cuando a un niño o niña se le exige demasiado, tendrá la sensación de que nunca logra que sus padres estén satisfechos. Como consecuencia de ello puede reducirse su autoestima, generar una competitividad excesiva y una intolerancia a la frustración.
2. No dejar tiempo para el ocio. Nos preocupamos porque nuestros hijos e hijas aprendan todas las habilidades necesarias para la vida, pero, en ocasiones, olvidamos que el tiempo de ocio también es importante a la hora de educar. El tiempo que dedican al ocio les ayuda a mejorar su integración en los grupos, a incrementar su creatividad y su sensibilidad, así como a gestionar sus emociones y a aprender valores como el respeto o la tolerancia.
3. Hacerles los deberes. Una cosa es que ayudes a tus hijos e hijas a que comprendan cómo hacer los deberes y otra es que se los termines haciendo tú. De esa forma no aprenderán. Ayúdales a entender y a reflexionar para que puedan hacer los deberes por sí mismos.
4. No dar ejemplo. Si exiges a tu hijo ciertas normas de conducta, debes dar ejemplo siempre. Ellos y ellas te mirarán y copiarán tus actitudes, por lo que debes estar atento y actuar siendo coherente con lo que tratas de enseñar.
5. No tener interés por la escuela. Es importante que los padres y madres se impliquen en el aprendizaje, que comprendan su importancia y participen en reuniones con otros padres y profesores, conozcan a los amigos de sus hijos e hijas y les acompañen en los eventos del colegio.
6. Enseñarles como tú aprendiste. Todos hemos aprendido de forma diferente porque la forma de enseñar ha evolucionado y los métodos no son los mismos que cuando fuimos al colegio. Si a tu hijo o hija le están enseñando con un método determinado respétalo y no trates de implantar tu propio método porque les confundirás y podrías crear un conflicto con la escuela.
7. No reforzar positivamente. Reconoce el trabajo bien hecho de tu hijo e hija, no es necesario que les premies continuamente, puedes hacer cosas sencillas como darle la enhorabuena delante de la familia, de manera que se sienta apoyado y motivado. En alguna ocasión especial le puedes premiar, por ejemplo, cocinando su plato favorito y llevándole a un lugar que le guste.
Si participas en la educación de tus hijos e hijas de forma activa y evitando las conductas que hemos detallado anteriormente, podrás aportar a los niños y niñas beneficios como los siguientes:
- Mejora del rendimiento escolar. Cuando los padres y madres participan en la educación de los niños y niñas aumenta su rendimiento escolar. Por ejemplo, si leen con ellos se incrementará su comprensión lectora y estarán motivados para leer más.
- Mejora de la comunicación padres-hijo o hija. Pasar tiempo con nuestros hijos e hijas mejora la comunicación y genera un ambiente de confianza. Si tu hijo o hija tiene un problema te lo contará y podrás ayudarle.
- Aumento de la motivación. Cuando un niño o niña recibe el apoyo de sus padres en la educación aumenta su motivación por seguir aprendiendo y disfruta de adquirir nuevos conocimientos. No verá el estudio como un castigo o como algo negativo.
- Reducción del absentismo. El absentismo es un gran problema y está relacionado con el fracaso escolar. Cuando los padres y madres se interesan por la educación de sus hijos e hijas y toman un papel activo, se reducen el absentismo y el fracaso escolar.
A pesar de que la educación es un derecho reconocido en multitud de instrumentos internacionales, debido a la pobreza muchos niños y niñas del mundo no pueden asistir a la escuela porque necesitan obtener recursos para su familia y deben trabajar.
Es el caso de Mamoudou, un niño de Burkina Faso que trabajaba en una mina de oro. No solo era un trabajo peligroso, sino que, además, le impedía ir a la escuela. El niño soñaba con formarse en alguna profesión y le informaron del proyecto de Educo en el norte del Burkina. En este proyecto se identifica a jóvenes vulnerables y se les da una formación técnica, así como una pequeña suma de dinero para que puedan cubrir sus necesidades durante el tiempo que dura la formación, que son ocho meses. El niño se ha formado como carpintero y ha aprendido a hacer sillas o estanterías. De esta forma Mamoudou logró dejar la mina, poner su vida a salvo y tener un futuro fuera de la pobreza.
El abandono escolar afecta especialmente a las niñas puesto que cuando cumplen 12 años y pertenecen a familias con pocos recursos suelen dejar los estudios para empezar a trabajar o casarse. Esto pone en peligro su salud, su integridad y, para evitarlo, las Becas Ella de Educo se enfocan en ayudar a que las niñas continúen sus estudios y puedan seguir con la educación secundaria. De esta manera, no solo podrán salir de la pobreza, sino que también se reduce la discriminación que sufren las mujeres en todo el mundo.
Derechos de imagen: Daniela Dimitrova en Pixabay
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