Fatim tiene 16 años, cursa tercero de educación secundaria en un instituto de Ouahigouya, en Burkina Faso, y es una de las alumnas más brillantes de su escuela. Ya antes de ir al instituto, en la escuela primaria, su elocuencia era notable, hasta el punto de ser
elegida para participar en concursos de oratoria, donde siempre representó muy dignamente a su escuela y ganó los primeros premios de la competición.
Es una alumna de la que los profesores hablan con orgullo y sus compañeros con respeto. Su carisma le ha valido el título de líder de la clase. Como tal, es
responsable de representar a sus compañeros ante el profesorado y la administración de su centro. Fatim también tiene el deber de dar constantemente el ejemplo a los demás alumnos de su clase y de la escuela.
Sus decisiones cuentan para los demás. Esto es lo que le permite intervenir, por ejemplo, en las discusiones y apaciguar a sus compañeros. Esto significa mucho para ella, porque lo que Fatim quiere para su clase es crear una
buena cohesión para que todos puedan estudiar en buenas condiciones, de modo que al final de curso todos puedan graduarse con éxito.
Sin embargo, pese a lo que parece, su vida no ha sido un camino de rosas. Privada demasiado pronto del afecto materno, tiene que atravesar sola el difícil período de la adolescencia y lleva años
enfrentándose a grandes responsabilidades familiares sin descuidar sus responsabilidades escolares.
Su orientadora escolar es su fuente de inspiración por su dedicación al trabajo y su voluntad de ayudar a los demás.
Fatim espera convertirse en médica en el futuro. Le gustaría hacer este trabajo para poder atender a las personas necesitadas. Es consciente de que ha elegido un camino largo y difícil al decidir estudiar en el ámbito de la salud, pero como dice ella: “Nunca hay que rendirse”. Y nunca se rendirá.
Fatim es una de las chicas que participan en nuestros proyectos y que vamos a ir conociendo esta semana con motivo del
Día Internacional de la Mujer, el próximo lunes 8 de marzo. Con valentía y esfuerzo, estas jóvenes están transformando el mundo que las rodea, a pesar de todas las dificultades que encuentran. No marcan tendencia en las redes sociales, pero son verdaderas influencers, porque
generan un impacto social en su comunidad y sus decisiones tienen repercusión en todas las mujeres del mundo. Su empoderamiento empodera a otras niñas.
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