Xiomara tiene 16 años y estudia noveno grado en una escuela rural de Nicaragua. Para estudiar debe caminar todos los días una hora y media,
30 kilómetros paso a paso hasta su escuela. Se levanta a las cinco de la mañana. Si no, no llega a tiempo a la primera clase. “Cada día quiero ser mejor, aprender más de la vida y, en un futuro, ser alguien y quedar bien con mi padre y mi familia por el gran apoyo que me han dado”, nos explica.
En una semana será el Día Internacional de la Mujer, el 8 de marzo, un día para reivindicar los enormes esfuerzos que realizan las mujeres y las niñas de todo el mundo para lograr su empoderamiento.
Xiomara es la primera de una serie de chicas que participan en nuestros proyectos y que vamos a ir conociendo durante esta semana.
Todas ellas recogen el relevo de las mujeres que antes que ellas han demostrado su determinación por hacerse valer en un mundo que las oprime por haber nacido mujer, pero también dan ejemplo y marcan el camino de las que vendrán.
Con valentía y esfuerzo, cambian y transforman el mundo que las rodea, a pesar de tenerlo todo en contra. No marcan tendencia en las redes sociales, pero son verdaderas
influencers, porque generan un impacto social en su comunidad, porque sus decisiones tienen repercusión en todas las mujeres del mundo. Porque su empoderamiento empodera a otras niñas.
La oportunidad de Xiomara
En el futuro Xiomara
quiere estudiar medicina para ayudar a su comunidad y a la gente que más lo necesita para que estén bien de salud. Le encanta poder servir a las demás personas pues sabe, por experiencia, que la salud es esencial para estar bien.
Pero los inicios de Xiomara en la educación no fueron fáciles. Pese a ser una excelente alumna, no podía atender con normalidad sus clases, ya que
tenía un grave problema en la vista y no contaba con dinero para atenderse. “No veía bien, lo mínimo que podía ver era cerquita de la pizarra. Cada día estaba más desanimada. Pero a pesar de eso no dejé de estudiar”, explica.
Hasta tercer grado no pudo encontrar ayuda para resolver su problema de salud. Por medio de Educo obtuvo atención médica donde le descubrieron que padecía de catarata congénita y era ciega legal. “Me ayudaron a hacerme una cirugía que mejoró mi vista”, nos cuenta.
Educo asumió el coste de las lentes intraoculares y de los medicamentos necesarios para su recuperación. Dos meses después recibió unas gafas progresivas, con las que ahora puede ver con mucha claridad.
Con la recuperación de la vista Xiomara tuvo mejores oportunidades y pudo mejorar en sus estudios. Hoy hace de
alumna tutora para otras niñas y niños, a quienes acompaña en su proceso de aprendizaje. Es líder y ejemplo en su escuela y colabora activamente en la mejora de la educación de sus pares.
A Xiomara le inspira su hermano mayor, que logró culminar los estudios de secundaria pese a la pobreza de su familia e irá a la universidad. Él siempre la anima a seguir adelante con sus metas y sueños, igual que ella hace con las demás estudiantes: “
Les digo que sigan adelante, que luchen por sus sueños. Hay que seguir probando que lo mejor está por venir, hay que seguir siempre”.
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