Filipinas tiene un largo y complejo camino por recorrer para alcanzar el objetivo que se marcó en la Agenda 2030 de lograr el acceso universal a una educación primaria y secundaria de calidad. Aunque la tasa neta nacional de matriculación en primaria es alta, del 91%, solo el 83% termina realmente sus estudios. Esto significa que, de cada 100 niños en edad de cursar primaria, 91 se matriculan y solo 75 terminan el grado primario.
Paradójicamente, en la Región 5 de Filipinas la tasa de matriculación de las niñas es ligeramente superior a la de los niños; pero cuando llegamos a secundaria, se reduce drásticamente. Además, la pandemia no ha ayudado.
Dicen que los filipinos son personas resilientes, capaces de recuperarse inmediatamente de las dificultades para reconstruirse y seguir adelante. Pero la resiliencia no solo se ve en la capacidad de recuperarse ante las emergencias, sino también en las constantes conversaciones sobre la igualdad de género y su contribución esencial a los avances tecnológicos en la nueva normalidad.
Su familia regenta una pequeña tienda de comestibles, su principal fuente de ingresos. Lucy, la madre de Fátima, es quien suele supervisarla, mientras que su padre, Noriel, se queda en casa debido a que sufre una grave enfermedad que le impide trabajar. Es por ello que la pequeña Fátima ayuda al negocio familiar desde bien jovencita dejando muchas veces de ir a jugar con sus amigos después de las clases para ayudar a su familia. Además, cuando su padre necesita atención médica, Fátima se queda en casa para gestionar la tienda en lugar de ir a la escuela, lo que provoca que falte a menudo a clase. A la vista de sus numerosas ausencias, Fátima fue identificada como una alumna susceptible de abandonar los estudios. Además, tiene dificultades con la lectura, lo que la pone en una situación mucho más difícil.
Pero a pesar de todos estos retos, Fátima está decidida a continuar y completar su educación. Es muy activa y participa en las sesiones de refuerzo de lectura. Cabe destacar que es la única niña en las clases de refuerzo, pero eso no la intimida para nada. Tanto es así, que ha logrado superar el reto y actualmente es la alumna que más progresos ha hecho. Aunque tiene algunas dificultades para leer en inglés, persevera probando lenta pero continuamente algunos términos y frases básicas en inglés. Para ella, cada pequeño paso es importante.
A Fátima le encanta usar la app Learn (aprender) que hemos introducido en su escuela como parte de un proyecto que pretende mejorar la educación de los niños y niñas filipinos. La coordinadora de lectura nos cuenta que Fátima, a pesar de ser la única niña del grupo, nunca tuvo vergüenza, sino que es ella la que siempre está en el centro del grupo, siendo la más activa y decidida: "Esta app es muy adecuada para los niños. Además, es una forma preciosa de hacer que nuestros alumnos aprendan jugando. Siempre que utilizamos la aplicación, los alumnos se reúnen y tratan alegremente de realizar todas las tareas y actividades. ¡Les encanta!".
Fátima tiene sus sueños y aspiraciones y siempre demuestra a todo el mundo que, a pesar de las situaciones en las que te ponga la vida, no has de dejar que nadie ni nada trunque tus sueños: “Quiero ser profesora para ayudar a otros estudiantes como yo. Quiero animarlos y decirles que sí se puede, a pesar de las dificultades, porque siempre hay gente dispuesta a ayudarnos”, afirma la pequeña.
educación , Filipinas , Igualdad , igualdad de género , resilencia
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