Estar constantemente conectados puede afectar el trabajo escolar, las relaciones y la concentración de tus hijos. Aprende a identificar cuando hay un problema.
De alguna manera
casi todos somos adictos a la tecnología. Está tan presente en nuestras vidas diarias que a veces resulta complicado diferenciar lo que es un uso saludable que ensancha nuestros horizontes de lo que empieza a suponer una dependencia que nos limita. En el caso de los adolescentes el problema es que
hay una vida analógica real que deben experimentar para poder madurar y pasar a la siguiente etapa bien equipados mental y físicamente. Es fundamental que los hábitos de sueño, alimentación, juego en grupo y experiencias reales se mantengan en este periodo.
Cuando los dispositivos electrónicos comienzan a influir en la conducta de nuestros hijos más que cualquier otra cosa o persona es el momento en el que hay que observar la situación y posiblemente tomar medidas correctoras. En la medida en que se trata de una línea muy delgada que es fácil de cruzar y no tan sencilla de percibir por parte tuya e incluso de tus propios hijos,
he aquí algunos síntomas o señales rojas a tener en cuenta.
Falta de interés en otras actividades. ¿Les cuesta animarse a ir al cine con vosotros o participar en actividades fuera de casa e incluso con sus amigos? Refunfuñar un poco antes de ponerse en marcha es normal, pero la negativa constante o las excusas para quedarse en casa delante de su tablet u ordenador es un síntoma claro de que hay que cambiar la tecla.
La obsesión. ¿ Le notas agitado cuando no tiene su móvil a mano o ha tenido que apagarlo? ¿Resulta muy difícil tener una comunicación o interacción sin que aparte la mirada de la pantalla? ¿Te das cuenta de que realmente tiene la cabeza en otro lado y aprovecha cualquier excusa para retirase a su castillo digital? Esto es bastante frecuente y no siempre es preocupante. Como cualquier sustancia o situación adictiva la respuesta está en el síndrome de abstinencia.
El síndrome de abstinencia: Si has nacido antes de lo 80 te va a resultar complicado diferenciar lo que es un estilo de vida formado en base a Internet y al que tu viviste a su edad. ¿Le ves tenso o malhumorado cuando no puede acceder a la red? ¿Se le pasa en cuanto se conecta? ¿No duda en mentir u ocultar el móvil para poder utilizarlo incluso después de la hora de dormir? La ansiedad, agitación e irritabilidad que provoca la desconexión digital
son luces rojas que indican que hay un problema y que es el momento de empezar una conversación sobre el tema.
La prevención: En la medida en que no es fácil diferenciar un estado de dependencia emocional e incluso física de las pantallas, es muy importante que desde el principio se acostumbren al hecho de tener unos horarios limitados de uso en los que se elimine la tentación de caer en la red. Pasar fines de semana en zonas rurales o de difícil conexión puede ser de gran ayuda. Aunque pueda parecer un poco extremo, la imposibilidad de acceder a la red ayuda a eliminar la ansiedad y despierta la creatividad para llenar el tiempo con actividades, sobre todo si estamos en un entorno de naturaleza.
Nada de lo que les digas a tus hijos va a tener ni de lejos el mismo efecto que su propia constatación de que el mundo real está lleno de alicientes y premios para los que saben observar. Ayúdales a enriquecer sus vidas con la habilidad de encontrarse a gusto en ambos mundos.
Derechos de Imágenes: StockSnap, Olichel
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