María Ventura vive en Guatemala, en el municipio de San Pedro Jocopilas del departamento de Quiché. Allí, la población tiene poco o nulo acceso a agua segura para el consumo; además, la desnutrición crónica afecta casi a la mitad de los niños y niñas de entre 3 y 5 años; y la violencia y el maltrato a niños y niñas es recurrente. La vida futura de estas generaciones se puede ver afectada ya que el rendimiento académico es menor y el aprendizaje más lento. Ante tales circunstancias, y el alto coste que supone para las instituciones el desarrollo económico y social de la infancia guatemalteca, las soluciones son un desafío, y sobre ellas pivota el proyecto de Educo
Reducción de la desnutrición crónica, del que María Ventura forma parte. Un proyecto que quiere contribuir a la mejora de los hábitos de higiene, la buena alimentación, el seguimiento a los planes de vacunación, la dotación de agua apta para consumo humano, o la promoción de la leche materna y el suplemento de micronutrientes a las madres antes y durante la gestación.
Con nuestra acción se contribuye a la reducción de la desnutrición crónica pudiendo así los niños y niñas desarrollar todo su potencial, y ejercer y disfrutar su derecho a educación y al cuidado de calidad en la primera infancia. Y para lograrlo es vital el fortalecimiento de las capacidades de las familias para la crianza saludable y nutricional.
Agua apta y segura para todos
El proyecto, además de incidir en los hábitos mediante formación, facilita la implantación de
huertos familiares con los que la comunidad pueda poco a poco mejorar su alimentación a través de la producción agroecológica. Pero también contempla
garantizar agua segura para los niños y niñas y sus familias (el 90% de las fuentes de agua para consumo humano en Guatemala están contaminadas, según el Instituto de Investigación y Proyección sobre Ambiente Natural y Sociedad). Las familias participantes, como la de María, deben tener agua apta para el consumo constante, evitando el consumo de agua contaminada causante de enfermedades diarreicas o infectocontagiosas. Para conseguirlo, Educo ha entregado 300
filtros purificadores de agua a igual número de familias, entre ellas la de María Ventura. A través de estos filtros se asegura la higiene en la preparación de los alimentos que se vayan a usar, y la mejora de la limpieza de los utensilios de cocina y principalmente los platos, vasos y cucharas utilizados para la preparación de alimentación de la niñez. Actualmente en las comunidades la contaminación del agua por coliformes totales y fecales es alta, por lo que utilizar filtros purificadores es una buena alternativa, acompañada, claro, por la formación técnica a las familias participantes de los beneficios al contar con agua apta para consumo humano.
Para conocer los beneficios del filtro purificador, visitamos el hogar de María Ventura, quien nos contó la curiosa forma en que sus hijos pequeños y su nieto cambiaron la manera de consumir agua, tras contar con el filtro en casa.
“Cada vez que mis hijos tomaban agua, tenían que ir a la tienda a comprar hielo para mezclarlo con su bebida”, nos dice. Esta práctica se había vuelto muy común en casa de María porque a sus hijos no les gustaba el sabor del agua hervida, aunque este sea un buen método de desinfección.
Una bolsa de hielo en la comunidad oscila entre 50 centavos a un quetzal, dependiendo del tamaño. “No estoy segura de que el hielo que venden en la tienda esté hecho con agua desinfectada, puede que el agua que utilizan la saquen directamente del chorro, sin ningún tratamiento” indica María.
Ahora, que cuenta con el filtro purificador, sus hijos están muy contentos ya que el material que compone la unidad filtrante es barro, y este mantiene la frescura del agua y no cambia su sabor. La compra de hielo no ha vuelto a repetirse, y los niños están encantados tomando agua en cualquier momento del día, y sin gastar dinero como antes.
Miguel Ángel, su nieto, es el menor de la familia y con apenas 3 años consume más agua que el resto. A pesar de que aún no domina del todo el lenguaje, pudo expresar muy bien la felicidad que le proporciona el filtro purificador: “Me gusta tomar agua porque está bien fría, la tomo tres veces al día”, comentó mientras sostenía un vaso con agua.
María también pudo contarnos cómo dl proyecto Reducción de la desnutrición crónica, en el que participa, está contribuyendo a mejorar la vida de su familia, más allá del filtro purificador de agua. “Actualmente participo con la organización ASUVI y Educo donde hemos recibido formación en diferentes temas para el cuidado de la alimentación de los niños. Además de la dotación de los filtros purificadores nos han dado semillas para la implementación de mi huerto familiar, únicamente estoy esperando la época de lluvia para iniciar la siembra” comenta. Para este año, María ya tiene listas semillas de rábano, acelga, repollo, remolacha, cebolla, cilantro y otras especies con las que podrá diversificar la dieta alimenticia de su familia.
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