Todos nosotros hemos sentido ansiedad alguna vez en la vida ante un examen o un cambio importante. Es una forma de defensa frente a situaciones que vemos como una amenaza o que nos sorprenden. En el post de hoy queremos hablarte de la ansiedad infantil para que aprendas a detectarla y ayudar a tu hijo o hija si la padece.
Un niño o niña pequeño puede experimentar ansiedad el primer día de colegio o cuando tiene que ir al médico o, simplemente, no logra lo que quiere (un juguete, por ejemplo). Es importante saber distinguir entre ansiedad y miedo, puesto que los miedos pueden ser transitorios, leves y desaparecer a medida que el niño o niña se hace mayor. Por ejemplo, el miedo a la oscuridad, a hacerse daño o a montar en bici. Sin embargo, la ansiedad infantil puede manifestarse de otras formas y ser más prolongada en el tiempo, incluso llegar hasta la edad adulta.
La ansiedad infantil es una sensación que tiene un niño o una niña de profundo malestar que va acompañada de síntomas cognitivos y fisiológicos como los temblores, los problemas para dormir, el dolor de cabeza, los vómitos o la tartamudez, entre otros.
La ansiedad infantil tiene diversos síntomas de tipo físico, cognitivo y conductual. Son los siguientes:
Síntomas físicos. Entre los síntomas físicos de la ansiedad infantil destacamos los siguientes: náuseas, sudores, mareo, temblores, problemas para respirar, dificultades para dormir y pesadillas.
Síntomas cognitivos. Los niños y niñas con ansiedad infantil pueden sentirse inseguros o tener la autoestima baja, por lo que tendrán dificultades para hacer frente a aquello que les produce la ansiedad.
Síntomas conductuales. Generalmente, el niño o niña que tiene ansiedad infantil evita aquello que le da miedo o le provoca inquietud. Por ejemplo, si la ansiedad deriva de ir al colegio, seguramente, todas las tareas que tenga que hacer para ir a la escuela como los deberes, ducharse, desayunar o vestirse, las hará más lento de lo habitual.
Detectar cuando existe ansiedad infantil y actuar en consecuencia es uno de los retos a los que nos enfrentamos los padres y madres. El objetivo es que el niño o niña se sienta ayudado y apoyado y que consigamos que se encuentre mejor.
Algunas de las pautas que se pueden seguir son las siguientes:
Anímale a hacer actividades. Pregúntale a tu hijo o hija qué tipo de actividad le gusta más y apúntale a algún deporte que le ayude a tranquilizarse y a luchar contra la ansiedad. Hacer algún deporte, por ejemplo, o acudir a una clase de música o de teatro, puede ayudarle a desconectar, divertirse y luchar contra la ansiedad. Por otro lado, es bueno que no estén continuamente pegados a una pantalla de ordenador o de móvil y que salgan a la calle a divertirse.
No evites situaciones solo porque le produzcan ansiedad al niño o niña. Evitar la situación que le causa ansiedad al niño o niña, puede ayudarle a sentirse mejor a corto plazo, pero no evitará la ansiedad a largo plazo. Ayúdale a sentirse bien, cálmale, háblale con tranquilidad y haz que vea la situación como algo normal.
Respeta sus sentimientos y emociones, pero no los fortalezcas. Si, por ejemplo, tu hijo o hija tiene miedo de ir al médico porque le van a poner una inyección, lo más aconsejable es que la escuches y seas empático. Hazle ver que estás a su lado y que le vas a ayudar a superar su miedo.
Da ejemplo y actúa con tranquilidad. Los niños y niñas imitan a sus padres y si les ven nerviosos o ansiosos por alguna situación se sentirán igual. Por lo tanto, es importante que aprendas a transmitirles confianza y seguridad cuando tengan que enfrentarse a las cosas que les dan miedo.
Evita las preguntas dirigidas. En ocasiones los padres y madres hacemos preguntas a nuestros hijos e hijas de forma errónea, por ejemplo, si sabemos que está ansioso porque tiene que hacer un examen es mejor no preguntarle si está ansioso por hacer el examen, sino preguntarle cómo se siente en relación al examen.
Busca la ayuda de un especialista. En el caso en que veas que la ansiedad le está afectando demasiado al niño o niña y que se está convirtiendo en un problema serio, es fundamental buscar la ayuda de un especialista en ansiedad en niños, de manera que aplique la terapia que mejor se adapte al caso.
No alargues el periodo de anticipación. Si, por ejemplo, tu hijo o hija tiene una cita con el médico y le da miedo acudir, es aconsejable reducir el plazo de anticipación, porque, en la mayoría de los casos, lo que más ansiedad produce es el tiempo que hay que esperar hasta que se da el hecho que genera ansiedad. Acorta el tiempo y no comiences a preparar a tu hijo o hija con mucha antelación para evitar que se ponga nervioso durante demasiado tiempo.
Cuéntale las cosas detenidamente. Si tu hijo o hija teme quedarse solo cuando le llevas al colegio o teme el primer día de cole y se siente ansioso, es fundamental que le cuentes paso a paso todo lo que va a ocurrir: que vais a ir caminando o en coche, que se encontrará con otros niños y niñas, que va a jugar y a aprender y que luego, después de un rato, irás a buscarle.
En definitiva, se trata de tratar al niño o niña con cariño y afecto para que se sienta apoyado y entendido, sin empeorar su ansiedad y ayudándole a hacer frente a aquello que le inquieta. Los padres y madres tenemos un importante papel en estos casos y si es necesario, se puede buscar la ayuda de un especialista que hable con el niño o niña y aplique terapias específicas para la ansiedad infantil.
Derechos de imagen: Caleb Woods en Unsplash
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