Rosmery es profesora en una escuela del municipio de Chiché, en Guatemala. A pesar de llevar 23 años en su profesión,
es la primera vez que recibe formación sobre informática. “Mis mayores temores eran no poder con las actividades y no saber utilizar la plataforma Zoom para dar mis clases online durante el confinamiento, no tenía idea de cómo hacerlo. Mi hijo me ha ayudado en cosas tan sencillas como apagar y encender el micrófono y la cámara. Parece fácil, pero para mí fue un verdadero reto”.
Ella es una de las participantes en el proyecto
Aprendiendo a través de la tecnología, que cuenta con
1.254 niñas y niños de entre seis y 14 años y 55 maestros de educación primaria, que aprenden a usar la tecnología como herramienta pedagógica de apoyo en el proceso de enseñanza y aprendizaje. El objetivo final es mejorar la calidad de la educación que reciben los estudiantes en las escuelas colaboradoras, especialmente en las áreas de matemáticas y comprensión lectora.
“Al principio a
prendimos a usar programas como Word, Excel y a elaborar presentaciones, lo cual fue muy útil. Después nos enseñaron a usar aplicaciones para trabajar la lectoescritura con los niños y las niñas y otras para aprender por medio del juego, tanto en clase como de forma telemática. También hemos aprendido a realizar el mantenimiento básico de los equipos, algo fundamental para cuidar los ordenadores de la sala de informática y que nos duren mucho tiempo”, explica Rosmery.
“Soy consciente –continúa– de que todo lo que he aprendido es beneficioso para mí, pero será
aún mejor cuando pueda aprovecharlo para enseñar a mis estudiantes, ya que podré guiarlos y sacar provecho de la sala de informática de nuestra escuela. Agradezco a Funsepa –nuestra ONG socia local– y a Educo por brindarnos esta oportunidad”.
La esperada sala de informática llega a la escuela
“Por muchos años
anhelamos un laboratorio de computación para nuestros estudiantes, así que cuando Educo y Funsepa nos informaron de que íbamos a contar con uno en nuestra escuela el entusiasmo fue tan grande que comenzamos a organizarlo todo para que pronto fuera una realidad”, nos cuenta Elvira, docente de educación primaria en una escuela de Santa Cruz del Quiché.
Lamentablemente llegó la pandemia, la escuela cerró y tanto profes como estudiantes tuvieron que confinarse en casa. La preparación de la sala de informática quedó aparcada frente a otras actividades más urgentes, como la
entrega de alimentos a las familias, que llevamos a cabo desde Educo con la colaboración de personas de los equipos docentes como Elvira.
A medida que evolucionó la pandemia,
nos pusimos en marcha para iniciar las formaciones de informática a distancia. “Ese fue un gran reto para todos, ya que para algunos compañeros se les hacía difícil porque nunca habían tocado una computadora antes, pero en las asesorías virtuales resolvían sus dudas y yo procuraba apoyarles a distancia también”, explica Elvira.
Elvira detalla su experiencia con entusiasmo: “Fueron cinco semanas enriquecedoras de trabajo. Yo había aprendido a usar el ordenador sola, mediante el método ensayo y error, y
esta era la primera vez que alguien me estaba enseñando a utilizar los programas de la forma correcta, de una manera sencilla, utilizando las herramientas para aplicarlas con mis estudiantes. Eso fue lo que más me gustó”.
“Desarrollé mi proyecto a distancia y
cuando las familias venían a la escuela a buscar la alimentación escolar les transmitía las instrucciones para que sus hijos e hijas se conectaran desde casa. Para mí fue fundamental poner en práctica a tiempo real lo que estaba aprendiendo y pude ver cómo mejoraron mis estudiantes a pesar de que no teníamos la oportunidad de estar físicamente juntos en clase”, cuenta Elvira.
Ahora la escuela ya cuenta con una sala de informática con ordenadores y Elvira muestra cómo de contento está el claustro: “Estamos muy felices de ver que ya es una realidad e inmediatamente empezamos a practicar el cuidado y mantenimiento de los equipos.
Si queremos que los equipos nos duren mucho tiempo debemos aprender a cuidarlos. Incluso hemos obtenido fundas para proteger las máquinas. También nos hemos organizado en grupos de limpieza y hemos establecido las reglas de nuestro laboratorio de informática para cuando lleguen los y las alumnas”.
Las escuelas de Rosmery y Elvira son
dos de los cinco centros educativos en los que estamos llevando a cabo este proyecto en colaboración con la ONG local Funsepa en cuatro municipios del departamento de Quiché: Chiché, San Pedro Jocopilas, Chichicastenango y Santa Cruz del Quiché.
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