Crecer en una plantación de té de Bangladesh en la que tus padres trabajan de sol a sol por un sueldo mísero no es fácil. Las familias que viven y trabajan aquí lo hacen en condiciones casi de esclavitud. Además, los trabajadores de las plantaciones de té no son dueños de sus propias casas. Todas las familias viven en pequeñas chozas de una habitación que les asigna la autoridad del Jardín de Té, es decir, la empresa que explota el lugar. La electricidad puede ser la única instalación moderna que disfrutan en su casa. No tienen pozo, agua corriente, ni tampoco letrinas.
La mayoría, incluidos los niños y niñas que viven en la plantación, sufre de malnutrición. Su dieta se basa casi exclusivamente en pan o arroz hervido y soja porque no pueden comprar carne o pescado. Tampoco tienen acceso a ningún hospital, dependen del dispensario médico del jardín local.
El acceso a la educación en estos lugares no es mucho más esperanzador que las condiciones en las que viven. Todo lo contrario. Hay pocas escuelas, y las pocas que hay consisten en una habitación, muchas veces sin ventana, sin pizarra, sin mesas ni sillas y un profesor con buena voluntad que debe dar clase a niños de primaria y secundaria mezclados en la misma clase.
Ante estas duras condiciones que viven los más pequeños y sus familias no podíamos permanecer impasibles. Por ello, iniciamos un proyecto en las plantaciones de té de Sremangal y Komolganj Upazilla con el que pretendemos mejorar las condiciones de vida de esta población, así como también la educación de los más pequeños.
Una de las mejoras que llevamos a cabo en el lugar es la rehabilitación de los patios de recreo, una oportunidad de juego al aire libre para los más pequeños, ya que la actividad física de estos niños y niñas es muy limitada.
Los parques infantiles son una excelente manera de que los niños participen en actividades al aire libre y se diviertan mientras aprenden habilidades importantes que les ayudarán a lo largo de su vida. Tener acceso a parques infantiles en sus comunidades también ayuda a fomentar la socialización, la actividad física y el desarrollo de habilidades motoras.
Los niños y niñas están encantados con estas nuevas instalaciones. Tanto es así que van más motivados a sus clases y ha disminuido la tasa de abandono escolar. Las familias han expresado su gratitud por este apoyo que permite el desarrollo de sus hijos a través de este proceso de aprendizaje. También ofrece a los padres y a los miembros de la comunidad la oportunidad de establecer vínculos con sus hijos.
Ahora disfrutan de un espacio seguro en el que pueden explorar y aprender sin miedo, lo que hace que se creen relaciones positivas con sus compañeros y con los adultos y aumenta su confianza y autoestima. Con esta iniciativa, establecemos un modelo de desarrollo del aprendizaje temprano de forma sostenible para implicar a la comunidad con su participación activa.
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