La educación tiene un enemigo con nombre propio: la pobreza. Cuando un hogar dispone de pocos recursos económicos para hacer frente al día a día y a las necesidades más básicas, como la alimentación, lo primordial es que entren ingresos. Y para eso es necesario que todos trabajen, incluso los más pequeños.
Hace dos años, a la pobreza se le sumó un nuevo enemigo, la Covid-19. Una pandemia que paralizó el mundo y que afectó especialmente a las áreas rurales y con pocos recursos. El cierre de las escuelas y el cese de la mayoría de actividades económicas obligó a las familias más vulnerables a buscar recursos de dónde fuera. Niños, niñas y adolescentes se tuvieron que poner a trabajar. En Santa Cruz del Quiché, una de las zonas más pobres de Guatemala donde trabajamos desde hace años, incrementó la mano de obra infantil en tareas agrícolas o trabajos informales.
Pero, a pesar de que las circunstancias a veces no son favorables, Kevin es el ejemplo personificado que demuestra que, con un poco de ayuda, todo es posible. Él es uno de los niños becados por nuestro programa de becas para secundaria, con el que queremos que los niños y niñas que sueñan con acabar sus estudios y llegar a la universidad o conseguir un empleo más cualificado, puedan hacerlo. Él mismo nos cuenta cómo ha sido su experiencia como niño becado por Educo:
“Ha sido un año donde me propuse cambiar varias cosas en mí que más adelante les quiero contar. Puse todo mi esfuerzo en aprender cosas nuevas, pero lo importante es que me sentí muy feliz. A pesar de las dificultades, siempre dije que sí podía y así lo hice.
Durante estos años recibí mucho apoyo de Educo, pues me ayudaron a comprar material escolar, a pagar la mensualidad y cubrir gastos de uniformes. Por otro lado, también recibí mucho apoyo en talleres de formación. Recuerdo que recibimos uno sobre autoestima en el que aprendí a valorar lo que soy y a estar más seguro de mí mismo. La beca representa una gran ayuda para mí y para mis padres quienes también me apoyan para que siga estudiando.
Entrar a primero básico fue un cambio total, me di cuenta de que ya no solo tenía un maestro como cuando estaba en la primaria, ahora es un maestro por cada curso ¡tuve 6 maestros diferentes! Las ciencias sociales y las matemáticas fueron muy difíciles, pero las pude aprobar. Me ayudó haber recibido refuerzo en el programa de becas donde participo.
Lo más bonito que me sucedió en este año fue perder el miedo de hablar e interactuar con los demás chicos y chicas, que era lo que me costaba. Me acepté como soy y creí en mis habilidades y esto lo aprendí en los talleres que recibí en Educo.
Pero hay otro aspecto muy importante y de eso era de lo que les quería hablar. En este año aprendí sobre el valor de la responsabilidad, y fue algo que me costó practicar. Antes, yo dejaba mis tareas a última hora y se me acumulaba. Trataba de resolverlo todo en el último momento y eso me causaba dolores de cabeza. Ahora comencé a ser más disciplinado y eso me permitió ordenar mejor mi tiempo. Este año hice todas mis tareas a tiempo, las entregué bien y con eso me ahorré dolores de cabeza y a la vez puede mejorar mis calificaciones.
Estoy feliz porque gané todos mis cursos, mi mamá y mi papá están muy felices también, porque ellos dicen que mi esfuerzo valió la pena y que siga así porque cuando me gradúe no me costará conseguir un buen trabajo. Además, tuve una bonita experiencia con el grupo de becados. Aprendí nuevas cosas que me ayudaron a rendir mejor en la escuela y a ser una persona más responsable y de eso mi mamá se ha dado cuenta y me ha felicitado”.
Conoce quiénes somos, qué hacemos y por qué lo hacemos.
Recibe nuestra newsletter con todas las novedades.
¿TE IMAGINAS ABRIR LA NEVERA Y VERLA VACÍA?
COLABORAEs la realidad de miles de familias en España. Colabora con las BECAS COMEDOR.
¿TE IMAGINAS ABRIR LA NEVERA Y VERLA VACÍA? Es la realidad de miles de familias en España. Colabora con una BECA COMEDOR para que sus hijos tengan garantizada una buena alimentación.