Contribuir a erradicar la violencia contra la infancia. Este es el principal objetivo del proyecto que desde Educo llevamos a cabo en Senegal y que cuenta con la participación de cerca de 20.000 niños y niñas. Ellos quieren
ejercer su derecho a hacer oír su voz y toman un rol activo en la protección y el buen trato que reclaman.
Más de la mitad de los niños y niñas que viven en las zonas rurales de Senegal pertenecen a familias de bajos ingresos, sufren
situaciones de violencia y maltrato como castigos corporales, matrimonios infantiles y mutilaciones genitales, entre otros; tienen muchas posibilidades de abandonar la escuela, sobre todo los niños con alguna discapacidad; y no encuentran espacios en los que participar como miembros de la sociedad.
Los municipios de Bouroucou y Ndorna, donde la situación de la población es especialmente precaria, pertenecen a la región de Kolda, que tiene una
incidencia de pobreza extrema por encima de la media nacional, y al departamento de Medina Yoro Foulah, de los únicos de todo el país sin un solo metro de carretera asfaltada. La población está compuesta en un 75% por la etnia wolof y un 25% por la etnia peul.
Ante esta situación, estamos trabajando junto a la ONG socia local Jeunesse Action para que los niños y las niñas de esta zona crezcan en un entorno seguro y protector. Para conseguirlo acompañamos a los gobiernos locales en la
construcción de municipios amigos de la infancia que respeten y fomenten el ejercicio de sus derechos, se impliquen en la protección de la niñez y luchen contra la violencia hacia la infancia.
En este sentido, algunas de las actividades encaminadas a mejorar la vida de los niños y las niñas son la disminución de prácticas nocivas como los matrimonios infantiles, la reducción de la violencia de los adultos hacia los niños y también entre los propios niños en las escuelas
mediante la práctica de la disciplina positiva por parte de los docentes, el aumento de la protección de la infancia víctima de malos tratos por parte de la administración y las campañas de obtención del certificado de nacimiento, sin el cual no pueden cumplirse los demás derechos.
El papel de la comunidad es clave para avanzar hacia una sociedad que valore el buen trato hacia la infancia como elemento indispensable para su desarrollo. Así, acompañamos y formamos a grupos de
personas voluntarias que se organizan para acabar con la violencia y el maltrato infantil. Concretamente estamos formando a ocho comunidades educativas, entre ellas niños y niñas, para que asuman su rol como protectoras de la infancia tanto dentro de la escuela como fuera, en los demás ámbitos de la comunidad.
Así, niños y niñas, padres, madres y cuidadores, comunidad educativa de las escuelas de educación primaria, líderes comunitarios, autoridades tradicionales, gobiernos locales e instituciones públicas regionales y nacionales pueden hacer su aportación para
construir juntos, cada uno desde su espacio, un entorno libre de violencia que respete los derechos de los niños y las niñas.
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