Un estudio presentado recientemente en el Congreso Europeo sobre la Obesidad concluye que los niños y los adolescentes con sobrepeso pueden tener el triple de riesgo de sufrir una depresión durante la edad adulta que los niños con normopeso, incluso aunque estos último desarrollen sobrepeso u obesidad de mayores.
Por supuesto, el estudio no muestra una relación causal entre la obesidad o el sobrepreso y la depresión, esto es, estar pasado de kilos durante la infancia no provoca directamente una depresión en la edad adulta, no es necesario un mecanismo fisiológico que relacione la obesidad con la depresión, pero, a estas alturas ya parece obvio que no ajustarse al canon de belleza puede generar tanto en niños como en adultos problemas de autoestima que sí estarían directamente relacionados con este trastorno psicológico, especialmente en mujeres y niñas.
Y es que, simultáneamente, otro estudio publicado en mayo en la revista Preventive Medicine afirma que burlarse del sobrepeso en adolescentes puede causar daños a largo plazo y no solo psicológicos.
Según este estudio, los adolescentes que sufren acoso debido a su peso (una de las principales excusas de los acosadores para agredir a sus víctimas) tienen además más riesgo de convertirse en adultos obesos y con un pobre autoconcepto, baja autoestima y mala percepción de su autoimagen, además de correr más riesgo de convertirse en "comedores emocionales", aquellas personas que utilizan la comida como válvula de escape para emociones negativas como el estrés, el miedo o incluso el aburrimiento.
El estudio se realizó mediante un seguimiento de 15 años a unos 1800 adultos, desde la adolescencia hasta entrados los 30 y concluye que tanto hombres como mujeres que sufrieron insultos acerca de su peso durante la pubertad tenían el doble de riesgo de padecer obesidad al cumplir la treintena. Las conclusiones de este análisis señalan también que las mujeres eran especialmente sensibles a las burlas o insultos proferidos en el seno de la familia o por personas afectivamente cercanas.
Los investigadores sugieren además que se refuercen los protocolos de prevención del acoso escolar incidiendo además en el apoyo psicológico de las víctimas de este problema y teniendo en cuenta especialmente tanto la relación del sobrepeso con el riesgo de ser víctima de bullying como las secuelas que esto pueda ocasionar en la vida adulta. En cuanto a los padres, desechar todo tipo de comentarios insultantes sobre el peso de nuestros hijos - y también sobre nuestro propio peso - puede ayudar no solo a que nuestros hijos no sufran las consecuencias a largo plazo de este tipo de agresiones, sino también a que ellos mismos no las cometan. Ya sabemos que los niños aprenden sobre todo con el ejemplo.
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