Como cada 19 de agosto, desde hace ya 18 años, celebramos el
Día Mundial de la Asistencia Humanitaria recordando a los 22 trabajadores humanitarios de Naciones Unidas que perdieron la vida tras la explosión de una bomba, en un terrible atentado en Bagdad, en 2003.
Los honramos a todos ellos, y a tantas otras y otros trabajadores humanitarios que día a día se dejan la piel en terreno para
aportar luz en las grandes crisis humanitarias, ofreciendo protección, seguridad, asistencia, alimentos y calor y esperanza. Entre tanta miseria, desolación y conflicto armado, ellos combaten con una única arma: su gran vocación de servicio y profesionalidad, y su alto grado de humanidad y solidaridad. Su creencia de que un mundo mejor es posible y nadie debe estar desasistido.
Las situaciones de emergencia generalizada se multiplican en los últimos tiempos. La irrupción de la COVID-19 no ha hecho más que exacerbar crisis latentes, elevándose los niveles de malnutrición y mortalidad, y la necesidad de seguridad alimentaria y sanidad. También de refugio.
A los acontecimientos políticos -que pueden derivar en persecuciones étnicas, golpes de estado o conflictos armados- han de sumarse las
catástrofes ambientales fruto del cambio climático, en forma de terremotos, tsunamis, inundaciones, etc. Estas van en aumento, lo cierto es que
el impacto que tiene el cambio climático en las crisis humanitarias es desolador. La Oficina de la ONU para la Reducción del Riesgo de Desastres (INDRR) informó de que entre 2000 y 2019 perdieron la vida 1,23 millones de personas por todo tipo de desastres naturales.
Por si fuera poco, el pasado 9 de agosto el
Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPPC) lanzaba un comunicado con un claro titular:
El cambio climático es generalizado, rápido y se está intensificando. En su informe, el IPCC nos habla de la urgencia, de la necesidad de actuación de forma rápida y sin demora. Si no reducimos de forma drástica y a gran escala las emisiones de gases de efecto invernadero, la limitación del calentamiento global a cerca de 1,5 ºC, e incluso 2 ºC, será imposible. La realidad actual es que “muchos de los cambios observados en el clima no tienen precedentes en miles, sino en cientos de miles de años, y algunos de los cambios que ya se están produciendo, como el continuo aumento del nivel del mar, no se podrán revertir hasta dentro de varios siglos o milenios”.
Ante esta perspectiva, para este Día Mundial de la Asistencia Humanitaria, la ONU y sus socios han decidido centrarse en la
crisis climática mundial, y cómo esta afecta a los más vulnerables.
Educación en Emergencias
En Educo, conscientes de esta afección, llevamos tiempo trabajando en
Educación de Emergencias. Solo en 2020 destinamos más de 8 millones a financiación humanitaria y nos centramos en proyectos en distintas geografías. En
El Salvador y Guatemala focalizamos nuestro esfuerzo en proteger a las víctimas más vulnerables de la violencia, con especial atención a los niños niñas y adolescentes desplazados, y a mujeres, promocionando educación y dando soporte psicosocial. En
Nicaragua dimos
respuesta tras los huracanes Eta e Iota.
En
Filipinas trabajamos en la repuesta a las emergencias y la recuperación temprana. Brindamos protección infantil y capacitamos para la reducción del riesgo en desastres, centrándonos en los niños, niñas y adolescentes. En
Bangladesh continuamos apoyando a la población Rohingya que tuvo que abandonar Myanmar tras el asedio y la masacre de las tropas gubernamentales. Centramos nuestra tarea en el
campamento de refugiados de Cox´s Bazar, donde proveemos protección infantil en emergencias a través de formaciones con grupos de adolescentes para que conozcan sus derechos y se empoderen, y para tratar de paliar toda clase de violencia, especialmente la de género. Asimismo, hemos brindado respuesta ante el
incendio de hace unos meses y la posterior
inundación de los campamentos tras el
monzón. Las
lluvias y los desprendimientos de tierra se llevaron por delante varias vidas y terminaron de lacerar sus ya por sí frágiles asentamientos.
Focalizados en la crisis humanitaria del Sahel
En
Sahel Central (en Malí Burkina Faso y Níger) tratamos de ayudar a revertir una crisis compleja, consecuencia de múltiples factores: crisis alimentaria,
choques climáticos, conflicto e inseguridad constante, COVID-19, y otros.
Lo cierto es que la situación humanitaria en esta zona es un verdadero reto. Las
sequías e inundaciones han disparado la inseguridad alimentaria, y en los meses entre que se terminan las provisiones y vuelve la cosecha, la problemática se acrecenta. Las necesidades humanitarias se multiplican siendo ya
casi 5 millones de niños, niñas y adolescentes los que necesitan asistencia humanitaria.
Ante tal crisis la Educación en el Sahel Central se tambalea, solo entre 2015 y 2019 ocurrieron 430 ataques a lugares donde se proveía formación y educación en Burkina, Malí y Níger.
En Educo buscamos contribuir a la continuidad de la educación en espacios seguros y protegidos que arropen a los niños y niñas afectados por la crisis de seguridad y la COVID-19. Para ello, trabajamos para sensibilizar a la comunidad sobre la importancia de la educación en situaciones de emergencia. Asimismo, brindamos refuerzo en las capacidades (apoyo escolar) en los establecimientos escolares;
implementamos la educación a distancia por radio, y creamos espacios comunitarios de aprendizaje abiertos a niños, niñas y adolescentes, allí donde las escuelas están cerradas.
Para asegurar la calidad de la educación organizamos actividades educativas complementarias para aquellos alumnos con dificultades de aprendizaje. También presionamos a los servicios estatales para que se cumpla el seguimiento y la supervisión administrativa y pedagógica en las escuelas. Y, entre otras cosas, brindamos material escolar y material de enseñanza.
A nivel de protección y refuerzo de su resilencia, proporcionamos
Educación Sensible a los Conflictos, damos apoyo psicosocial, y fortalecemos la preparación, la respuesta y la resilencia de los estudiantes y otros actores de la educación, ante los riesgos y sobre la base del enfoque de la Escuela Segura, entre otros.
#TheHumanRace
Muchas veces, como acabamos de ver, es la población más vulnerable la que con más fuerza tiene que combatir los envites del cambio climático. Por ello, para celebrar el
Día Mundial de la Asistencia Humanitaria, la ONU y sus socios han decidido lanzar un desafío de carrera climática global,
#TheHumanRace. Se busca generar conciencia sobre la urgencia de abordar la crisis climática, promover la acción para los más afectados por las consecuencias climáticas y presionar a los líderes mundiales en la COP 26.
En Educo queremos sumarnos y animaros a todas y todos a participar. El desafío no es muy grande, ¡se trata de moverse! TheHumanRace desafiará a usuarios de todo el mundo a correr, nadar, saltar, caminar o realizar cualquier actividad que implique
movimiento durante 100 minutos, que pueden acumularse entre el 16 y el 31 de agosto.
Únete aquí al reto.
Muévete, pero no te olvides de aquellos que tienen que moverse porque no queda otra.
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