La educación es una pieza clave para alcanzar la igualdad de oportunidades, sin embargo, aunque la educación es un derecho de todos los niños y niñas, en muchos lugares del mundo abandonan la escuela y comienzan a trabajar desde pequeños para ayudar económicamente a su familia y esa situación perpetúa la pobreza. Pero, si se les diera acceso a la educación podrían formarse y tener la posibilidad de trabajar en puestos mejor cualificados y pagados con los que podrían salir de la pobreza.
En el mundo 258 millones de niños no van a la escuela. Su derecho a la educación no está siendo respetado. Muchos de ellos pertenecen a minorías étnicas, viven en situación de pobreza, se encuentran en una zona de conflicto o tienen alguna discapacidad. En el post de hoy queremos analizar cómo puede ayudar la educación de los niños y niñas a salir de la pobreza y conseguir un futuro de sociedades en las que prime la igualdad.
La educación es esencial para salir de la pobreza, pero todavía muchos niños y niñas no han alcanzado los estándares mínimos de competencia lectora y matemáticas. Por ese motivo se ha establecido la educación de calidad como uno de los objetivos de desarrollo sostenible. En concreto, se han fijado varias metas de aquí a 2030 en relación con la educación:
Que todos los niños y niñas terminen la enseñanza primaria y secundaria y que sea gratuita, equitativa y de calidad.
Que desaparezca la disparidad de género en la educación y que exista un acceso igualitario a todos los niveles de enseñanza y formación profesional para las personas vulnerables.
Que todos los jóvenes y una gran proporción de los adultos, tanto hombres como mujeres, estén alfabetizados y tengan nociones de aritmética.
Que se aumente la oferta de docentes calificados.
La pobreza no es consecuencia de un nivel de ingresos económicos reducido, sino de la falta de conocimientos de las personas que les impiden alcanzar oportunidades laborales más cualificadas. El incremento del nivel de educación es fundamental para reducir desigualdades en las siguientes generaciones y para lograrlo se deben considerar las siguientes claves:
1. Ampliar el acceso a la educación. La desigualdad en el acceso a la educación está relacionada con el nivel económico, el lugar de residencia (por ejemplo, una familia que vive en un entorno rural es más difícil que acceda a la educación, respecto a una familia que vive en una zona urbana), el país de origen, el sexo, la raza, la casta o la etnia. La educación es un derecho humano fundamental, pero está condicionada a aspectos externos que influye en la posibilidad de los más pequeños de asistir a la escuela. En este sentido, según datos de la UNESCO las familias ricas tienen 7 veces más probabilidades de completar la escuela secundaria que los de las familias pobres.
2. Impulsar la educación gratuita. La enseñanza gratuita permite acceder a la educación a los niños y niñas en igualdad de oportunidades, sin embargo, según datos del Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo, solo 1/3 de los países del mundo han dispuesto en sus leyes que haya por lo menos un año de enseñanza gratuita. En este sentido, debe haber un esfuerzo de los gobiernos por asignar en los presupuestos el dinero suficiente para financiar la educación gratuita. Pero no solo se trata de financiar la educación sino todos los costes asociados (transporte, comedor, material escolar etc.). Contribuir a la educación de los ciudadanos supondrá que en el futuro se reducirán las desigualdades y aumentará la productividad del país. Por lo tanto, invertir en educación es invertir en un futuro mejor.
3. Mejorar la calidad de la educación. Para que la educación sea de calidad es fundamental la mejora de la capacitación del profesorado, la posibilidad de acceder a herramientas de aprendizaje (libros, cuadernos, tecnología, etc.), el aumento del número de docentes y la remuneración adecuada de los mismos.
4. Contribuir al acceso a puestos de trabajo mejor pagados. Las personas con más formación pueden acceder a puestos de trabajo mejor remunerados y, por lo tanto, lograr salir de la pobreza. Además, la formación es un punto clave para el crecimiento económico de cada país y para la innovación.
5. Impulsar la igualdad. La escuela puede convertirse en el lugar donde convivan niños y niñas provenientes de diferentes situaciones socioeconómicas. De esta forma, pueden relacionarse con personas distintas, hacer amigos y comprender la importancia de la igualdad en un mundo en el que todos somos diferentes.
6. Cerrar la brecha de género. A mayor nivel educativo de las mujeres más se acercan a los salarios que reciben los hombres por el mismo trabajo. La igualdad entre hombres y mujeres se puede lograr a través de la educación en valores como el respeto. Además, un mayor nivel educativo de las mujeres contribuye a una mejor salud de ellas y de sus hijos e hijas cuando son madres y, además, se reducen las muertes infantiles.
Sétou es un ejemplo de cómo la educación puede ayudar a salir de la pobreza y tener un futuro mejor. Con 16 años la quisieron obligar a casarse con un hombre de 54 años y abandonó la escuela, así como su pueblo natal. Encontró trabajo como empleada doméstica en la ciudad, pero tenía una jornada de 16 horas, ningún día libre y recibía un sueldo de 12 euros al mes. Tuvimos conocimiento del caso de Sétou por su madre y la ayudamos para volver a la escuela. Le proporcionamos libros, mochila, bolígrafos, cuadernos y uniformes. Además, formamos a la madre de Sétou para que pudiera generar ingresos para la familia. De esta forma ambas tienen una perspectiva de futuro con más esperanza.
Si quieres contribuir a que otros niños y niñas salgan de la pobreza a través de la educación, únete a nosotros y ayuda a alcanzar una educación universal, gratuita y de calidad.
educación , Igualdad , Mali , Pobreza , Pobreza infantil
Conoce quiénes somos, qué hacemos y por qué lo hacemos.
Recibe nuestra newsletter con todas las novedades.
En momentos trágicos como éste, los niños y niñas son los más vulnerables. Dona ahora ¡Necesitan nuestro apoyo!