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"Comer por la noche era un lujo que no podía permitirme"

"Comer por la noche era un lujo que no podía permitirme"

junio 08, 2023

Hoy Aissatou sonríe y sus ojos son el espejo de una plenitud absoluta. Pero hace unos años esta joven de 17 años estuvo a punto de rendirse y resignarse a abandonar sus estudios para sacar adelante a su familia. Hoy cursa segundo de secundaria, quiere estudiar derecho y ser la primera jueza de su comunidad. 

Pero no lo ha tenido nada fácil para recorrer el camino hasta aquí. Nació en la región senegalesa de Kolda, y, a una edad muy temprana, fue consciente de toda la responsabilidad que pesaba sobre sus espaldas, pues de ella dependía, o así lo creía, que su familia saliera de la pobreza. Aunque era muy brillante en la escuela y sacaba muy buenas notas, prefirió dejar sus estudios en cuarto curso para ir a trabajar a la capital de Senegal.  

Cuando llegué a Dakar, mi tía me envió inmediatamente a trabajar en una casa como criada con un sueldo de 46 euros al mes, pero todo el dinero se lo enviaba a mis padres. Me obligaban a caminar kilómetros para hacer mi trabajo", confiesa, y añade: "Al no tener suficiente para comer ni ropa decente, sufría el chantaje sexual de hombres adultos que se ofrecían a mantenerme si cedía a sus exigencias. Comer por la noche era un lujo que no podía permitirme".  

Alejarlos del trabajo infantil para devolverlos a la escuela  

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La región de Kolda, donde vive la joven con su familia, es la que registra la mayor prevalencia de violaciones de los derechos de la infancia. Esto se debe a varios factores:  

  • Casi no existen mecanismos de protección a la infancia ni las familias saben que el maltrato infantil puede denunciarse. 

  • La calidad de la educación es preocupante: aulas no adaptadas, frecuentes huelgas y absentismo de profesores, elevado número de profesores formados fuera de la universidad u un retraso sistemático en el inicio del curso escolar debido a la necesidad de reconstruir las aulas provisionales destruidas durante la temporada de lluvias. 

  • Las tasas de abandono escolar de niñas y adolescentes con discapacidad son alarmantes: solo el 2% accede a la educación secundaria 

  • Según nos explicaron niños, niñas y adolescentes a los que entrevistamos en nuestro último estudio, el clima de violencia en las escuelas es preocupante. 

Cuando nuestro equipo de Educo Senegal conoció el caso de la joven intensificó las sesiones de sensibilización con la familia de Aissatou. En estas sesiones, que suelen ser colectivas, tratamos temas relacionados con los derechos de la infancia como, por ejemplo, explicamos a las familias las consecuencias de llevar a cabo prácticas perjudiciales para el bienestar de los niños, la importancia de mantener a las niñas escolarizadas, así como las perspectivas de éxito de los niños y niñas que no abandonan la escuela. Así fue como la familia de Aissatou convenció a la joven de que debía volver a la escuela. 

"Quiero ser la primera jueza de Bourouco" 

No estamos solos en el camino de hacer cumplir el derecho de todo niño o niña a recibir una educación de calidad. Desde que empezamos a trabajar junto con todas las personas y entidades involucradas en temas educativos para que los niños y niñas senegaleses dejen de trabajar y reciban una educación de calidad, hemos podido escolarizar a más de 7.100 niños y niñas. 

Hoy, Aissatou es una fuente de motivación para las jóvenes de su comunidad. Ha aprobado el bachillerato y quiere estudiar derecho en la universidad: "Quiero ser la primera jueza de Bourouco", afirma. Sus profesores están muy orgullosos de ella y no dudan en ponerla de ejemplo a otras niñas y jóvenes. Sus padres son muy optimistas sobre el futuro de su hija: "Nunca hubiéramos creído que Aissatou podría superar un examen nacional. Estamos seguros de que será una personalidad en nuestra comunidad”, nos cuentan. 

Y es que esta joven participa en todos los proyectos que llevamos a cabo en su aldea, donde empezamos nuestro trabajo en 2018. Desde entonces ha recibido sesiones de coaching permanente sobre derechos de la infancia, formación sobre habilidades para la vida como creatividad, iniciativa, expresión oral, motivación o respeto a la diversidad. "Educo me dio el valor para creer en mis sueños. Sabía que podía ser algo más que una chica doméstica si continuaba con mis estudios. Mis padres, conscientes de la importancia de la escuela, me animan a trabajar duro para ser una gran personalidad en el futuro”, nos cuenta.   

 


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derecho a la educación , Derechos de la Infancia , educación , Senegal , Trabajo infantil

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