Bangladesh, uno de los países más pobres y más densamente poblados del mundo, se ha visto muy afectado por la pandemia de coronavirus, que ha sometido a una enorme presión sus ya escasos recursos en áreas clave, como la higiene, la nutrición y la atención sanitaria.
Las medidas gubernamentales para prevenir la propagación y reducir el impacto del virus no han sido suficientemente eficaces dadas las precarias condiciones de vida de muchas comunidades y la transmisión local ha crecido a un ritmo alarmante. Además, las medidas de lucha contra la COVID-19 han tenido graves efectos colaterales en casi toda la población, pero se ha cebado especialmente en las comunidades más marginadas y vulnerables de todo el país.
Es el caso del distrito de Cox Bazar, uno de los más remotos y afectados por la pobreza y donde se encuentra el mayor campamento de refugiados del mundo. El campamento alberga a unos 855.000 rohinyás desplazados forzosamente, una minoría étnica que huyó del genocidio en su país natal Myanmar en 2017 sin ninguna esperanza real de retorno. Más de la mitad de los rohinyás desplazados son niños y niñas.
La situación en el campamento y las comunidades circundantes, precaria en circunstancias normales, se está viendo agravada por la pandemia. Los centros educativos han cerrado, se ha restringido la circulación y los residentes han sido confinados a sus casas durante largos períodos de tiempo.
A estos campamentos no llega información sobre la enfermedad ni medidas preventivas de higiene. Esto causa mucho estrés, angustia psicológica, miedo y ansiedad entre los niños y las personas que los cuidan, lo que conduce en muchos casos a un aumento de la violencia doméstica.
Se necesitan urgentemente materiales de higiene y desinfección y de más equipos de protección personal, aunque los organismos de respuesta humanitaria y las organizaciones no gubernamentales están haciendo todo lo posible por incorporarlos en sus ya sobrecargados esfuerzos de respuesta.
Con el apoyo y en colaboración de ChildFund Korea, hemos empezado a trabajar en esta zona para mitigar el impacto económico causado por la pandemia y mejorar la salud física y mental de esta población, tanto en los campamentos como en las comunidades de acogida de Cox Bazar.
Así, nuestros esfuerzos se centran en apoyar monetariamente a 500 familias muy vulnerables (2.500 personas y 1.500 niños) para complementar los ingresos perdidos durante estos 2 meses. Y lo hacemos a través de transferencias por banca móvil, muy populares en el país y también en las zonas rurales, para evitar la distribución manual de efectivo. Un importe que cubre la cesa de gastos mínimos, es decir, 70% para alimentos y 30% para productos de higiene y cuidado personal, energía o combustible y comunicaciones.
La selección de los beneficiarios, que se hace en colaboración con las autoridades gubernamentales locales, da prioridad a los hogares extremadamente pobres que subsisten con trabajos precarios (tiradores de rickshaw, trabajadores agrícolas, del transporte, de los puestos de té, de tiendas de comestibles, domésticos, etc.), hogares con niños, con mujeres embarazadas y lactantes, personas con discapacidad, de la tercera edad o personas que sufren de enfermedades crónicas.
Este apoyo, además de proporcionar ingresos esenciales a los hogares que han perdido su principal fuente de sustento durante la pandemia, también puede contribuir a reducir el nivel de estrés y violencia en los hogares. También frenará los desesperados mecanismos de supervivencia que se ven obligadas a adoptar algunas familias para hacer frente a la crisis económica, como el trabajo infantil, la explotación sexual o el matrimonio infantil.
Otra de las acciones que hemos puesto en marcha es la distribución de kits de higiene para 2000 hogares y la entrega de 200 equipos de protección personal para el personal médico del centro de salud.
Y finalmente, para mejorar el nivel de información sobre la pandemia de la población allí desplazada, ofrecemos sesiones de formación y divulgación para concienciar sobre la COVID-19 y organizamos reuniones de sensibilización en pequeños grupos sobre la prevención de esta enfermedad y la protección de la infancia en estos contextos, dirigidas especialmente a familias o cuidadores de los niños y niñas. Para los más pequeños, un total de 500 niños, niñas y adolescentes en circunstancias especialmente vulnerables, proporcionamos apoyo psicosocial y de salud mental.
Si tú también quieres dar apoyo a esta comunidad, puedes hacerlo clicando en el banner. Muchas gracias.
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