Hace unos meses les preguntábamos a los niños y a las niñas de una de las escuelas en España que participan en nuestro programa de Becas Comedor Educo qué significaba para ellos el tiempo que pasaban en espacio de mediodía de sus escuelas y nos contaban que era un lugar donde no solamente recibían una alimentación sana, sino que también aprendían, compartían, jugaban, se cuidaban y recibían cuidados.
Tal cual lo entendemos en Educo. El comedor es un enclave de derechos de niños y niñas: derecho a la educación, a la alimentación, a la protección, al juego. Un espacio esencial para la educación en equidad, que compensa las condiciones de origen, económicas, demográficas, geográficas o de género, para que cada niño y niña pueda desarrollar sus capacidades y habilidades en un entorno de buen trato.
Pero no solo nosotros tenemos preguntas sobre el espacio de mediodía y el comedor escolar. Los niños y las niñas también quieren saber muchas cosas, así que, aprovechando que teníamos a las personas adecuadas para responderles, les trasladamos sus dudas y demandas. La ocasión se nos presentó durante la jornada El comedor escolar alimenta su educación, que organizamos en Barcelona para reflexionar acerca de los 10 años de nuestro programa de Becas Comedor y… ¡aquí están algunas de las respuestas!
La jornada contó con la participación de nuestra directora general adjunta, Guiomar Todó, que abrió el acto; el análisis después de 10 años de becas comedor Educo por parte de Laia Martínez, del departamento de investigación social de Educo; Fátima Avilés, coordinadora de nuestro proyecto premiado por el Alto Comisionado contra la Pobreza InfantilEquidad educativa en el espacio de mediodía, conversó sobre participación infantil con la profesora Ana Novella; y, finalmente, Miriam Torán, coordinadora de movilización social en Educo, dinamizó una mesa redonda con la directora de la escuela Arrels de Santa Margarida i els Monjos, Marta Ayora, monitora del espacio de mediodía del instituto escuela Rafael Alberti de Badalona, Eduard Arnau, del AFA de la escuela Pi Roig de Barcelona y Lola Ballesteros, de la Fundació Salut Alta.