A veces cuando nuestro hijos parecen concentrados en su pantalla o distraídos jugando, actuamos y conversamos como si no estuvieran presentes. Ten en cuenta que tus hijos son como un antena que sintoniza varias frecuencias a la vez.
Si bien es complicado suprimir siempre las “conversaciones de adultos” en presencia de niños, hay ciertas reglas a tener en cuenta para evitar males mayores. Aquí te lo contamos:
- La primera es que dejes de repetirte que no te han oído o que no pueden comprender lo que estás diciendo. Aunque no puedan captar todos los detalles de la conversación, ten por seguro que entienden perfectamente el tono y son capaces de interpretar inmediatamente si algo va mal en el ambiente. Lo que es peor, van a rellenar los huecos que no han entendido con su propia imaginación lo que puede generarles miedo, estrés o inseguridad mientras tu estás tan tranquilo.
- Algunos temas como la economía familiar normales para los adultos pueden convertirse fácilmente en terribles amenazas para sus pequeños oídos. Las pequeñas discusiones o subidas de tono entre los padres son traducidas generalmente como amenazas a la seguridad de la familia. Una conversación inocente sobre las noticias de la tele o una catástrofe lejana se puede convertir en una amenaza directa e inminente. No es extraño que un niño muestre miedos sobrevenidos a situaciones cotidianas que no parecían problemáticas.
- Un caso paradigmático son los niños que muestran un pavor repentino a subir a un autobús o metro tras un atentado ocurrido en otro país. Se trata, en la mayoría de los casos, de comentarios cogidos al vuelo en conversaciones escuchadas a adultos de su entorno. No siempre se trata de conversaciones. En muchas ocasiones expresiones de frustración murmuradas a media voz o gestos negativos automáticos que sin darnos cuenta emitimos a diario, son incorporados por nuestros hijos como reacción aprendida a sus propias frustraciones. Si quieres saber más acerca de cómo controlar los contenidos televisivos, te animamos a leer este artículo.
- Lo más sensato es evitar ciertos temas, situaciones y sobre todo tonos de conversación en su presencia, pero tened por seguro que por muy cuidadosos que seáis se trata de algo con lo que os vais a encontrar de frente en algún momento. Hay que estar atentos a estos deslices porque lo más normal es que desde vuestro trono de adultos ni siquiera os percatéis de la situación y sigáis con vuestras cosas dejando a vuestros hijos este regalito inesperado.
- Es en estas situaciones en las que sospechamos que podemos haber metido la pata en las que conviene tener claras unas reglas básicas que pueden suponer la diferencia entre el alivio y la tranquilidad del niño o la inseguridad de la amenaza desconocida. Si, por ejemplo, el desliz tiene que ver con dificultades económicas en la casa, lo mejor es ser honestos evitando el dramatismo. Una sencilla explicación del tipo “estamos intentando ahorrar dinero así que vamos a pedir menos comida a domicilio y cocinar más en casa juntos que es mucho mas divertido” puede ayudar a normalizar e integrar una situación que parecía terrible hace unos minutos.
- Es importante que ambos padres estéis de acuerdo en lo que vais a decir para reconducir este tipo de situaciones evitando mensajes contradictorios. Durante las conversaciones hay que evitar el tono de ansiedad, lo que más angustia produce a un niño no es la pérdida de poder adquisitivo de la familia sino el estrés y los miedos que detecta en la voz de sus padres.
- Puede ser muy positivo en algunos casos convertirles en parte de la solución del supuesto problema. En el ejemplo anterior podría ayudar mucho el hacerle preguntas del estilo “¿Cómo crees que podemos gastar menos dinero en casa en este momento?”
Al igual que debemos tener cuidado con lo que comentamos delante de nuestros hijos, también hay que saber escucharles para entender de qué hablan. Si quieres saber más acerca de cómo estar al tanto de lo que hablan tus hijos, no dejes de leer este artículo publicado aquí en Cuaderno de Valores. Y recuerda, cuando están mirando su pantalla, jugando, o simplemente distraídos sigue funcionando una de las antenas biológicas mas eficaces que existen en la naturaleza.
Derechos de Imágenes: Twinquin84, Mary Clark semslibrarylady
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