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Cuidado, el miedo que siente tu hijo puede ser tuyo

Cuidado, el miedo que siente tu hijo puede ser tuyo

septiembre 16, 2014
Sentir miedo es algo normal. Al fin y al cabo, es una reacción natural cuando nos sentimos inseguros o vulnerables. En el caso de los más pequeños los temores más frecuentes pueden ser: miedo a la oscuridad, a quedarse solos, o a feas criaturas imaginarias. Pero con la ayuda de los padres y a medida que van madurando, esos miedos dejan de existir. Sin embargo, hay niños cuyos miedos se hacen cada vez más grandes, que acaban produciendo ansiedad y desafortunadamente, van creando fobias. Y la responsabilidad, muchas veces, es de los padres, quienes les transmiten sus propios miedos. Aquí te contamos cómo superarlos y cómo evitar contagiarles.

Tus palabras les hacen fuertes

Como padres, todo lo que somos, decimos y hacemos tiene un gran impacto en nuestros hijos. Transmitimos nuestra personalidad y estilo de vida, nuestras emociones, formas de reaccionar, creencias y palabras. Y también nuestros miedos. Los padres que usan las palabras "no" y "ten cuidado" con mucha frecuencia acaban teniendo hijos con miedos a probar cosas nuevas o a sentirse nerviosos cada vez que lo intentan. Procura utilizar más las palabras "sí" e "inténtalo". Cuando tu hija confiesa que siente miedo, procura no ignorarlo ni te rías de ello, por muy ridículo que te parezca. Sino, aumentará su nivel de ansiedad y afectará su auto-estima. Habla con ella sobre lo que siente y deja que te explique por qué siente miedo. Se su cómplice y asegúrate de que puede confiar en ti. Muchas veces, solo hablando sobre ello le ayudas a apaciguar temores. Los padres queremos lo mejor para nuestros hijos y una de las formas que tenemos de hacerlo es protegerles ante el peligro. Si tu pequeño se acerca a un precipicio, por ejemplo, es lógico es que le ayudes a desviarse o te pongas de barrera explicándole las posibles consecuencias de acercarse demasiado.

Cuidado con las creencias

Existen miedos que pertenecen más a una experiencia mala o a una creencia que a un miedo real. El miedo a volar, a los truenos, serpientes, situaciones nuevas o a hablar en público. Estos son algunos ejemplos de los miedos que hay que evitar transmitir y  aprender a separar lo que es un miedo real de una creencia. Suena fácil pero, ¿cómo se hace? Muchos padres evitan situaciones que pueden despertar miedo en sus hijos. Sin embargo, esto puede lograr justamente lo contrario. Sabemos que no todos los perros, por ejemplo, son bestias sanguinolentas que atacan a cualquiera que se pone delante suyo, pero hay muchas personas que lo viven así, debido muchas veces a una mala experiencia propia.

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Cómo superar los miedos

Si tu hija siente miedo a los perros en lugar de evitarlos, es mejor que se enfrente a ellos poco a poco. Muéstrale fotos o películas amables, en el parque, aunque sea de lejos, observa junto a ella cómo juegan los niños con sus mascotas, saca libros sobre ellos de la biblioteca mas cercana y sobre todo habla con ella para saber de dónde viene ese miedo y qué cree que puede pasarle si se encuentra con uno. Cuanta más información tenga, mas se reducirá su miedo y seguramente el tuyo también. Un estudio reciente de la Universidad Juan Carlos I en Madrid, publicada en el International Journal of Paediatric Dentistry confirma que “la transmisión emocional del miedo al dentista se contagia de padres a hijos." Ayudando a tu hijo a superar sus miedos es más fácil si existe entre vosotros una cierta complicidad. Quieras o no, tu eres el ejemplo a seguir. Si algo te da miedo, seguramente tu hijo también lo tendrá. Los niños que tienen miedo a los insectos o a los truenos por ejemplo, se debe a que probablemente hayan visto a sus padres gritar al verlos o huir corriendo al escucharlos. Lejos de vivir aislados en una burbuja de miedo, hay que prepararse para enfrentarse a las distintas situaciones que nos presenta la vida.

Mantener la Calma

Por muy difícil que parezca, sobre todo si se trata de fobias, hay que procurar mantener la calma delante de los pequeños. Y una de las maneras más eficaces que hay es aprender a relajarse con unos simples ejercicios de respiración. Practícalos con tu hijo, apaciguándole con tus palabras. “Cuando sientas miedo, como yo, acuéstate, cierra los ojos, imagina algo bonito o divertido, y respira profundamente. Ya verás que se te pasará.” Lo ideal es que esto se convierta en un hábito que tu hijo adoptará incluso cuando tu no estés. ¿Qué haces cuando tu hijo siente miedo? ¿Crees haberle transmitido algún temor? Derechos de imágenes: The 5th Ape, Golly G Force.
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