Existe toda una rama de la ciencia que se dedica a estudiar la relación entre la salud de las madres y la de sus hijos. Médicos, psicólogos, biólogos, todos ellos se centran desde hace unos años en el estudio de lo que se denomina Salud Primal, o
Salud Perinatal. Cuando pensamos en una mujer embarazada la cosa parece bastante obvia: la mujer embarazada tiene que estar sana para que su bebé esté sano. La relación entre hábitos y características o circunstancias maternas (como el tabaquismo, la obesidad, el estrés, etc.) con la salud de los niños, no sólo durante la infancia temprana sino más allá, es objeto cada año de numerosos estudios. Se sabe, por ejemplo, que el estrés aumenta el riesgo de parto prematuro. O que
la obesidad materna afecta al sistema metabólico del niño en el futuro.
Con embarazadas nos parece claro: hay que cuidar de las madres para cuidar de los niños.
Sin embargo muchas veces no nos damos cuenta de que la relación entre la salud materna y la salud infantil llega bastante más allá del nacimiento. El ser humano es un mamífero y una de las características fundamentales de los mamíferos es que tienen una madre, y estos la necesitan hasta mucho tiempo después de nacer. Y no sólo eso, sino que necesita que la madre esté sana durante años.
Madre sanas para cuidar de los hijos
Un nuevo estudio publicado en
Pediatrics ha encontrado una relación entre la depresión materna y ciertas conductas de riesgo en adolescentes. Hace tiempo que se sabía que los signos de depresión materna están asociados a un mayor riesgo de depresión en adolescentes y jóvenes adultos. Ver a tu madre siempre triste es un buen motivo para estar triste tú. Sin embargo este estudio ha pretendido ir más allá.
El análisis se ha realizado estudiando cerca de tres mil parejas madre-hijo en las que la madre podía mostrar signos de depresión en varios grados y el niño tenía edades comprendidas entre cuatro y quince años, midiendo después la frecuencia de ciertos comportamientos de riesgo, como uso de alcohol y drogas, así como comportamientos violentos o delictivos en adolescentes de entre dieciséis y diecisiete años.
El estudio, realizado en Canadá, concluye que
la exposición durante la edad escolar a estados de depresión materna está asociado a un mayor riesgo de presentar comportamientos violentos o delictivos y abuso de sustancias como alcohol, tabaco, marihuana y drogas alucinógenas durante la adolescencia.
Las implicaciones y los enfoques de este estudio pueden ser varios, pero nosotros queremos destacar una, muy sencillita: proteger la maternidad es una obligación fundamental de cualquier sociedad que se precie de moderna y que pretenda tener en el futuro ciudadanos sanos que puedan desarrollar todas sus potencialidades. La salud de los niños está siempre relacionada con la salud de sus madres, no sólo durante la gestación, sino mucho años después, tantos que las condiciones de salud maternas pueden tener implicaciones de salud en adolescentes - y probablemente mucho después. O lo que es lo mismo:
hay que cuidar a las madres para cuidar de los niños.
Derechos de imágenes:
mrhayata,
texaselephant.
Relación madre-hijo
,
Salud infantil
,
Salud maternal