La mayoría de las familias afectadas por la DANA que hace tres meses azotó diversas regiones de España, especialmente la Comunitat Valenciana, reportan cambios emocionales o de comportamiento en los niños, niñas y adolescentes, y señalan la falta de acceso a servicios psicológicos, según muestra el informe Análisis de necesidades en el sector de la educación y protección de la infancia tras la DANA, publicado hoy por nuestra ONG Educo, Entreculturas, Plan International, Save the Children, con el apoyo de la Red Interagencial para la Educación en situaciones de Emergencia (INEE).
Nuestras organizaciones, que trabajan para proteger los derechos de la infancia y garantizar su bienestar en contextos de emergencia climática como esta, hemos puesto de manifiesto que los efectos psicosociales y en la educación de la infancia y la adolescencia en las zonas afectadas por la DANA son preocupantes.
El estudio, basado en una encuesta realizada a 98 familias que viven en las zonas más afectadas por la DANA (aproximadamente 400 personas, de las cuales la mitad son niños y niñas) a finales de 2024, destaca las prioridades y necesidades urgentes de las comunidades afectadas:
El 80% de las familias reporta cambios emocionales o de comportamiento en los niños, niñas y adolescentes tras la DANA. Entre los problemas más comunes se encuentran el miedo (42%), la tristeza (36%), las alteraciones del sueño (28%) y la ansiedad (23%).
El 32% de las familias identifica como prioridad el apoyo psicosocial a la infancia, mientras que el 68% señala la falta de acceso a servicios psicológicos seguros. Las barreras más mencionadas incluyen la falta de transporte, el desconocimiento sobre recursos disponibles y la priorización de necesidades básicas como la limpieza o el acceso a servicios esenciales.
La creación de espacios seguros para el desarrollo y juego de los menores de edad es la necesidad más urgente para las familias (68%), superando incluso la ayuda financiera (34%).
Además, la interrupción de la educación ha sido devastadora. Más de 163.000 niños, niñas y adolescentes viven en municipios afectados por la DANA, con 71.000 residiendo en zonas gravemente afectadas. Aproximadamente 40.000 menores vieron interrumpida su educación debido al cierre de escuelas, y más de 24.000 fueron realojados en otros centros, enfrentando sobrecarga educativa, desajustes curriculares y desafíos emocionales ante el trauma y los cambios.
“Los niños y niñas siempre son los grandes olvidados cuando pasan este tipo de situaciones. Lo estamos viendo ahora, que después de un mes todavía hay niños que no han podido acceder a un derecho básico como la educación, su lugar seguro”, comentó una de las personas encuestadas. |
“Los niños y niñas afectados por la DANA siguen necesitando apoyo psicológico y emocional tres meses después de la catástrofe. Es imprescindible formar y apoyar al profesorado de forma continua para que pueda hacer este acompañamiento”, afirma Pilar Orenes, directora general de Educo. |
“En situaciones de emergencia, la educación es el primer derecho que se pierde y el que más tarda en recuperarse. Por este motivo, en este día, no podemos ni debemos mirar a otro lado e ignorar que la educación es un derecho fundamental de los niños y niñas en cualquier situación. Debemos tener claro que la educación no solo contribuye al desarrollo académico de las personas, sino también a su crecimiento y bienestar vital, social y emocional, muy especialmente, en momentos de crisis como los ocurridos recientemente”, declara Ramón Almansa, director ejecutivo de Entreculturas. |
“Esta emergencia ha tenido un impacto profundo en la infancia y la adolescencia, especialmente en la más vulnerable, tanto en su acceso a la educación como en su bienestar emocional. Es fundamental que los niños, niñas, adolescentes y jóvenes afectados reciban apoyo psicosocial, en espacios seguros adaptados a su edad y con enfoque de género, que tengan acceso a los mecanismos de protección y que sus voces y experiencias se tengan en cuenta en la reconstrucción”, explica la directora de Plan International, Concha López. |
“Hay miles de niños y niñas que no han conocido otra cosa que vivir en una constante emergencia, por lo que necesitan de forma urgente atención psicológica. Es fundamental tratar la salud mental de niños y niñas ahora para evitar problemas mayores en el futuro”, señala Rodrigo Hernández, director de Save the Children en la Comunitat Valenciana. |
“Las emergencias afectan profundamente a la infancia y la adolescencia, perturbando las relaciones familiares y la cohesión social, y creando sentimientos de aislamiento, incertidumbre, miedo y pérdida. Esto puede provocar un deterioro del aprendizaje, del comportamiento y de la salud física y mental para toda la vida. Por ello es imperativo que docentes, familias, autoridades locales y nacionales, y cualquier otro personal educativo se coordinen para responder, de manera intencional y coherente, con acciones de apoyo psicosocial prácticas y de calidad en la educación” expresa la Coordinadora de la comunidad de habla hispana de la INEE, Laura Tiana. |
Además, el informe recoge la visión de los centros educativos, que solicitan talleres grupales, espacios de apoyo psicológico individual, actividades lúdicas y programas de apoyo emocional continuado para las familias.
La DANA ha expuesto a los menores a riesgos relacionados con la seguridad y bienestar, como desplazamientos, pérdida de personas cuidadoras y experiencias traumáticas. El 21% de las familias encuestadas manifestó preocupación por el aumento de la violencia infantil, la discriminación y las tensiones sociales en sus municipios.
Las organizaciones implicadas hacemos un llamado a las autoridades y a la sociedad para garantizar que los derechos de la infancia sean protegidos antes, durante y después de emergencias climáticas, una realidad cada vez más presente en nuestras vidas.
En ese contexto, el informe subraya la importancia de garantizar el acceso seguro y equitativo a servicios psicológicos y psicosociales, rehabilitar y preparar las infraestructuras educativas para asegurar la continuidad del derecho a la educación, promover espacios seguros para el desarrollo, juego y aprendizaje de los niños y niñas; y establecer programas de apoyo emocional integrales que involucren a las familias y a las comunidades.
Derechos de imagen: Efe-BielAliño
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