En Cotonú, Benín, trabajamos activamente desde 2011 para
garantizar los derechos de los niños y niñas de la zona. Este año, a comienzos, iniciamos el
Programa de Protección de Niños y Jóvenes en Movimiento en los departamentos de Ouémé, Litoral y Atlántico. En las comunas donde intervenimos, los niños, niñas y adolescentes están expuestos a multitud de factores de vulnerabilidad como el
abandono escolar, la violencia, los abusos y la explotación, el desempleo o el
matrimonio infantil, entre otros. Este sinfín de riesgos a menudo les obliga a
migrar hacia los polos económicos con todos los riesgos sociales que conlleva. Educo, a través de sus socios, ofrece
alternativas a la movilidad de riesgo utilizando estrategias de acceso, permanencia en la escuela y formación profesional e integración de las chicas y chicos para reducir el riesgo de trabajar en los mercados que les expone a la explotación y la violencia y compromete sus perspectivas e inhibe su potencial.
Séphase Klekpe es un joven de 23 años que participó en la fase II del programa y gracias a la formación recibida ahora es electricista en Agla Létondougbé (comuna de Cotonú).
Aunque de niño este joven pudo ir algún tiempo a la escuela de primaria pública de Agla Nord, sus estudios pronto se vieron truncados. Sus padres, un embolsador de “agua pura” y una comerciante minorista, tuvieron serias dificultades para sufragar los gastos de la escuela y Séphase no tuvo otra que abandonarla.
El abandono no solo fue escolar porque el joven decidió dar carpetazo a su antigua vida por completo. Se escapó. Con tan solo 15 años de edad, Séphase se embarcó en lo que él ha llamado “una aventura”. Pero las aventuras no siempre han de ser motivadoras… de golpe, estaba en la calle.
Empezó entonces un periodo de buscarse la vida, y lo hizo como
intermediario en el mercado de Dantokpa. En la calle hizo amistades y finalmente, junto a otros tres chicos, consiguió pagar una habitación. Los ingresos diarios de todos ellos iban íntegros al pago de este pequeño sitio. Ya no estaba tan solo pero su sensación era de desasosiego y desarraigo: “me veía perdido. Mis padres no tuvieron noticias mías durante todo un año. Todas sus búsquedas fueron en vano”.
Un día tuvo un golpe de suerte: una señora que vivía por los alrededores les habló de los Programas de Cursos Acelerados de Assovie, una ong local con la que Educo trabaja en consorcio. “Estos programas ofrecen una
segunda oportunidad a niños que viven situaciones difíciles. Fui a reunirme con ellos y me aceptaron”, relata Sephase.
Y así fue, este joven tuvo su segunda oportunidad y la supo aprovechar en toda su amplitud. Pero antes de empezar con el programa, tuvo que
mejorar su alfabetización.
Séphase cursó dos años de alfabetización funcional antes de incorporarse al PCA.
Apoyo socioprofesional para labrarse un futuro
Una de las actividades que ofrece el Programa de Protección de Niños y Jóvenes en Movimiento es el
apoyo a la integración socioprofesional y la alfabetización de niños y jóvenes que se buscan la vida en la calle. Se pretende ofrecer
alternativas educativas y formativas adaptadas precisamente a los perfiles de infancia y adolescencia que trabaja en los mercados de Dantokpa, Port de Pêche y Ouando.
Con las clases de alfabetización aprenden a leer, escribir y calcular. Luego llega el turno de la formación profesional de acuerdo a sus necesidades. Gracias a ello es posible una
integración real y una reinserción profesional que les garantice poder llevar las riendas de su vida a futuro. Son niños que están fuera del sistema educativo formal pero que pueden capacitarse y labrarse un futuro igualmente. Los chicos que acuden a las formaciones han abandonado la escuela y han podido ser colocados en algún trabajo, o son aprendices, vendedores o pescadores. O
se buscan la vida en los vertederos. O intermediarios en algún mercado, como Séphase.
En función de las necesidades expresadas por los niños y de los planes de apoyo, se les orienta hacia una formación profesional, como puede ser cocina, mecánica de automóviles, fotografía, hostelería, tejido de taparrabos, peluquería, costura, cuidados de belleza, imprenta o mantenimiento de ordenadores.
En una segunda fase, se apoya a los niños que hayan iniciado una formación profesional y la hayan abandonado para que la retomen. Por otro lado, los jóvenes que hayan terminado de aprender un oficio y tengan dificultades para encontrar empleo
también recibirán apoyo a través de la formación en emprendimiento para fomentar la creación de microempresas.
La
reinserción socioprofesional de estos niños se basa en los estudios de mercado disponibles y en los colectivos de artesanos. Así, los niños se orientarán hacia sectores prometedores para que sus actividades prosperen tras la instalación. Por último,
se acompaña a los niños y jóvenes en la gestión de sus ingresos.
“En los PCA, los animadores, los educadores especializados y los psicólogos me motivaron a continuar mis estudios con confianza. Es todo un equipo que está a nuestra disposición. Pero, a pesar de ello, seguía liándola porque no había olvidado del todo las costumbres de la calle. Así que, al final del segundo año, mi hermana pequeña, con la que me había encontrado en la misma clase mientras tanto, pasó al tercer curso y yo repetí el año. Fue entonces cuando me di cuenta realmente de mi fracaso. Me tomé en serio, dejé el desorden y pude pasar al tercer año”, cuenta Séphase, a quien costó tomarse las clases en serio, pero con ayuda y seguimiento, consiguió recapacitar.
“Después de mi CEP en 2018, tuve la opción de continuar mis estudios en la universidad o ir a un aprendizaje. Dada mi edad, opté por un aprendizaje. Así que empecé el oficio de electricista en Don Bosco durante un año y medio y tres meses de formación. Luego trabajé como peón durante unos meses para conseguir algunos fondos antes de crear mi propio negocio”, asegura. “Hoy día, me he convertido en un jefe de electricidad y acepto contratos de construcción que me aportan dinero. Además de la electricidad, también soy agente inmobiliario. Con mis actividades actuales, tengo unos ingresos medios mensuales de 70 000 francos CFA”.
Séphase es uno de los 500 niños, niñas y jóvenes que han aprendido a leer, escribir y calcular gracias a la alfabetización. Y uno de los 60 niños, niñas y adolescentes en situación de movilidad que han optado a formación profesional según sus necesidades. Uno de tantos que han cerrado definitivamente las puertas del mercado para abrir las de una vida llena de esperanza.
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