El Trastorno del Espectro Autista (TEA) es un trastorno del desarrollo del cerebro que afecta la manera en la que una persona percibe y socializa con otras personas, lo que causa problemas en la interacción social, la comunicación y la conducta.
Se manifiesta en la infancia y acompaña a la persona durante toda su vida. Cada niño o niña con TEA es único, por lo que sus manifestaciones pueden variar considerablemente. No es una enfermedad ni una condición que necesite ser curada, sino una forma distinta de percibir y procesar la información del entorno.
La Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 2 de abril como el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo en 2007 con tres objetivos principales:
Aumentar el conocimiento sobre el autismo.
Hacer frente a la discriminación de las personas que lo sufren.
Y finalmente, fomentar la inclusión social.
De esta manera, se impulsan campañas de sensibilización para garantizar que las personas con autismo tengan acceso a oportunidades equitativas en la educación, el empleo y la vida cotidiana.
Cada año, esta conmemoración pone el foco en diferentes aspectos del TEA, desde la importancia de la investigación científica hasta la necesidad de mejorar las políticas públicas, pero también se busca destacar la diversidad dentro del espectro y la necesidad de entender que cada persona con autismo tiene capacidades y desafíos únicos.
Este 2025, bajo el lema Fomentar la neurodiversidad y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS ) de las Naciones Unidas, se quiere mostrar cómo las políticas y prácticas inclusivas pueden impulsar un cambio positivo para las personas autistas de todo el mundo, además de contribuir a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
El 2 de abril se eligió como un llamado global para visibilizar la realidad de las personas con autismo. La fecha no tiene un origen histórico específico, pero se estableció con la intención de generar un impacto mundial. A través de eventos, charlas y actividades, se busca que la sociedad comprenda mejor el TEA y se promueva la eliminación de estigmas y barreras.
Cada país organiza actividades adaptadas a su realidad. Algunas ciudades iluminan edificios con el color azul, que simboliza el autismo. Otras realizan caminatas, conferencias y campañas en redes sociales para educar sobre este trastorno.
Es un día para fomentar la aceptación y reflexionar sobre los desafíos que enfrenta la infancia con autismo y sus familias.
Hay señales o signos que pueden aparecer en los primeros años de vida. Sin embargo, el TEA se manifiesta de forma distinta en cada niño o niña, lo que puede dificultar su identificación.
Aun así, existen algunas señales que pueden indicar que el niño o niña puede tener este trastorno, como por ejemplo los que a continuación detallamos:
Falta de contacto visual frecuente.
Dificultad para responder al nombre.
Ausencia o retraso en el desarrollo del lenguaje.
Interés intenso en objetos específicos o patrones repetitivos de juego.
Sensibilidad extrema a sonidos, luces o texturas.
Dificultad para comprender o expresar emociones.
Un diagnóstico temprano puede ayudar a hacer un acompañamiento más adecuado para el niño o niña que lo sufre. Cuanto antes se identifiquen sus necesidades, más oportunidades tendrá para desarrollar habilidades comunicativas, sociales y cognitivas.
Profesionales como pediatras, neurólogos y psicólogos especializados pueden realizar evaluaciones para confirmar el TEA y orientar a las familias.
El acceso a un diagnóstico adecuado sigue siendo un desafío en muchos lugares, debido a la falta de especialistas y a la desinformación sobre el autismo. Por ello, es fundamental seguir impulsando políticas de salud pública que faciliten la detección y el acceso a terapias y apoyos adecuados.
El acompañamiento adecuado en casa y en la escuela es clave para el bienestar de la infancia con autismo. En el hogar, es importante crear rutinas estructuradas, utilizar apoyos visuales y fomentar la comunicación según las necesidades del niño o niña.
En la escuela, la adaptación del entorno y la formación de docentes en metodologías inclusivas facilitan el aprendizaje y la integración social. También es fundamental sensibilizar a los compañeros y promover un ambiente de respeto y comprensión.
Existen estrategias como la implementación de programas de apoyo individualizado, el uso de pictogramas para la comunicación y la inclusión de terapeutas especializados en el aula. Todas estas medidas permiten que el niño o niña con autismo pueda desarrollarse en un entorno más comprensivo y accesible.
La inclusión de niños y niñas con autismo requiere el compromiso de toda la sociedad. Algunas acciones clave incluyen:
Fomentar la educación inclusiva en las escuelas.
Adaptar los espacios públicos y servicios.
Sensibilizar a la sociedad sobre el TEA y la diversidad.
Apoyar a las familias con información y redes de ayuda.
Promover legislaciones que garanticen derechos y accesibilidad.
El Día Mundial del Autismo es una oportunidad para reflexionar sobre cómo podemos construir una sociedad más inclusiva. La comprensión, el respeto y el apoyo son fundamentales para garantizar que cada niño o niña con autismo pueda desarrollarse plenamente.
La colaboración entre gobiernos, escuelas, profesionales de la salud y la sociedad en general es clave para que la infancia con autismo tenga una vida plena y con las mismas oportunidades que el resto de niños y niñas.
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