A la conferenciante y profesora de educación infantil finlandesa, Marjatta Kalliala, le fascina observar a los niños jugar. Y eso dio fruto a su disertación para la Universidad de Helsinki, en el que habla sobre
cómo juegan los niños de seis años y cómo sus juegos son un reflejo de nuestra época y cultura.
Este interesantísimo artículo recoge sus descubrimientos: mientras las niñas juegan a interpretar a relacionarse con otros, los niños juegan con la lucha entre el bien y el mal.
Sigue leyendo para conocer cómo nuestra genética, educación y cultura influyen a la hora de jugar.
Inspirada en los comentarios de algunos expertos sobre cómo los niños de hoy van perdiendo sus habilidades para jugar, Kalliala quiso comprobar si de verdad era cierto. Y lo que descubrió sorprendió a investigadores, sociólogos, educadores y padres: que
estas diferencias también tienen que ver con la falta de poder jugar, como antes, en la calle. El juego libre.
Los niños y las niñas juegan distinto
En sus observaciones y tras entrevistar a 3 grupos distintos de niños de seis años pudo comprobar que
mientras las niñas juegan a interpretar a ser mamás y a relacionarse con otros, los niños juegan a batallas en las que el bien lucha contra el mal.
Ellas
Según Kalliala
“las niñas se interesan en cómo se relacionan los demás, ya sea entre un hombre y una mujer o entre madres e hijos. Cuando juegan, crean historias (adoptando distintos roles) para sí mismas." Es decir, para las niñas, los sentimientos y las emociones son igual de importantes que los juegos de acción.
Ellos
Los niños, sin embargo, emplean otra forma de hablar mientras juegan.
Sus palabras se limitan a instrucciones específicas u órdenes, dejando fuera de juego lo emocional. “Quizás, mientras observamos a los chicos jugar,
pensemos que están simplemente corriendo de un lado a otro y haciendo ruido. Cuando en realidad, están viviendo en carne propia el tema universal de la lucha del bien contra el mal, de una forma muy franca y sencilla."
Otras investigaciones, sin embargo, apuntan a que esta diferencia se debe también a la biología. Para saber más sobre este tema, no dudes en
leer este artículo, publicado por Psychology Today.
Un reflejo de nuestro tiempo
Hoy,
los niños viven vidas muy controladas. Ya no salen de casa para jugar en el callejón o en la calle como solíamos hacer nosotros. Ahora van de la escuela a casa y de casa a clases extra curriculares y cuando no, están haciendo deberes, viendo la tele y enganchados a las pantallas. Y si a esto le sumamos el hecho de que los padres pasan cada vez menos tiempo de calidad con sus hijos, los niños, según Kalliala, acaban adoptando comportamientos de adulto mucho antes.
El cómo está construida nuestra sociedad ahora, les obliga a madurar mucho antes de lo normal, sobre todo en ciudades grandes o entornos urbanos.
Su disertación tuvo tan buena acogida que acabó publicando un libro titulado '
Play Culture in a Changing World' (en español, La Cultura del Juego en un Mundo Cambiante) en el que
ofrece además sugerencias que ayudan a padres y adultos a entender el juego de los niños y a motivarles a seguir jugando.
Es importante saber que los padres vamos moldeando el comportamiento, creencias y personalidad de nuestros hijos, de acuerdo a nuestras ideas de cómo deberían ser, aunque sea a nivel inconsciente.
Pero cuando juegan, debemos dejar que sean libres para experimentar, explorar y descubrir lo que les gusta y lo que no. Es su forma de saber quienes son. Si te interesa el tema de género, te animamos a leer este artículo titulado
“Mi Hijo se Pinta las Uñas, ¿qué hago?”, publicado aquí en Cuaderno de Valores.
¿Cómo juegan tus hijos? No dudes en compartir tu experiencia con nuestros lectores.
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