En el Día Internacional del Docente, queremos homenajear a todos esos profesores y profesoras que a pesar de que las condiciones no les son favorables, no cejan en el empeño y, contra viento y marea, hacen lo imposible para acudir a la escuela. Queremos poner en valor su esfuerzo y entrega, su dedicación y su empuje. A través de algunas historias inspiradoras de profesionales que colaboran en proyectos Educo, rendimos tributo a los maestros del mundo. Y muy especialmente a aquellos y aquellas que, sea cual sea la circunstancia, vencen cualquier adversidad para ofrecer una educación equitativa, segura y de calidad a su alumnado.
Largo es el camino de la enseñanza…
Decía Séneca que “largo es el camino de la enseñanza por medio de teorías. Breve y eficaz por medio de ejemplos” y podríamos decir que Julio, de Nicaragua, lo lleva por bandera. Este profesor es todo un ejemplo. Lo es para nosotros cuanto más para su alumnado. Julio lleva 18 años como docente y a lo largo de estos años ha sido destinado a distintos colegios, pero todos en el área rural, lo que le ha supuesto retos de todo tipo. Ahora, recuerda con cariño sus inicios y su paso por la escuela Las Parcelas, a la que cada lunes acudía tras un largo periplo. A las 3 de la mañana, cuando la ciudad de Managua dormía a pierna suelta, Julio se levantaba para agarrar un autobús que le acercase a su destino. El viaje no acababa aquí, a los pies de este profesor infatigable les quedaba aún una hora de camino. Conseguido el reto comenzaba su semana en la aldea, hasta el viernes. Toda una semana enseñando a los niños y niñas de la aldea y alrededores, sobrellevándolo con la mejor de las sonrisas a pesar de diversas carencias, entre ellas, la de la luz eléctrica. La motivación de Julio no decayó entonces, ni lo hace ahora, con la pandemia. Se sigue adaptando sin reparo a los cambios. Su motivación es fuerte y clara: “es una alegría saber que los alumnos que pasaron por mí ahora son profesionales igual que yo”, reconoce.
Aunque Santa se encuentra geográficamente muy alejada de Julio, sus convicciones van de la mano. Esta joven profesora del campo de refugiados de Cox’s Bazar se sobrepone a las dificultades como nadie, batiendo al tiempo y a los elementos. Para llevar a cabo su misión ha de recorrer un camino que le supone más de cinco horas. El tiempo que le queda por delante lo sobrelleva con la más devota dedicación a sus alumnos y alumnas, olvidando el cansancio. Durante las inundaciones tuvo serias dificultades para acceder al asentamiento, pero ni el agua ni los desplazamientos de tierra pudieron detenerla.
En Bolivia se encuentran otros docentes luchadores que también piensan más en el camino de oportunidades que se abrirá en el futuro de su alumnado, que en su propio camino fatigoso con destino a la escuela. Un ejemplo es Zulma, que tiene que agarrar tres movilidades para llegar al encuentro de su grupo de alumnos e iniciarles en la lectoescritura. La lectura es lo que le produce mayor regocijo y no duda en expresarlo bien alto: "¡Cuándo los escucho leer me siento feliz!" No hay nada más satisfactorio que ver resultados cuando las condiciones parecen no estar de tu parte. El mayor reto de Zulma ha sido enseñar a niñas y niños que han sufrido abandono. O que los padres trabajan hasta altas horas de la noche, sin poder participar en absoluto en la educación de sus hijos e hijas. Sin apoyo, y sin apenas asistencia -durante los peores meses de la pandemia- sentir que su esfuerzo llega a buen puerto la mantiene al pie del cañón. Lista para retroalimentar a sus niños y niñas que “vienen en blanco”, para -suponemos- pintar de colores cientos de futuros.
Mi propia superación dará empuje a la tuya
En India, Rajja ejerce con orgullo la profesión de profesor. Creció en una familia muy pobre y recuerda su infancia, rodeado de grandes dificultades desde pequeño. Cuando el esfuerzo y la superación tienen su recompensa y puedes tomar las riendas de tu vida con esa dignidad buscada durante tantos años, valoras y entiendes la importancia de la educación con letras mayúsculas. Por eso, Rajja intenta “dar lo mejor de sí mismo en la escuela para facilitar una mejor educación a los alumnos” porque sabe muy bien lo que es el esfuerzo y lo que cuesta alcanzar las metas. Por eso, tiene muy claro su papel: "creo que un profesor es alguien disciplinado, indulgente y que conoce sus responsabilidades", afirma.
Sumit también imparte clases en India, en un pueblo situado en una zona montañosa de muy difícil acceso. Las carreteras no están bien habilitadas. Tampoco estaba en buenas condiciones la infraestructura de la escuela a la que con vocación este profesor acude a diario. Debido a este motivo, los niños y niñas no tenían interés por aprender y no asistían con regularidad a clase. A Sumit le tocó involucrarse si cabía más a fondo, buscando el cambio real que tanto deseaba para su alumnado. Empezó a pasar más tiempo con los niños y niñas después de la escuela, convirtiéndose no solo en su profesor, también en su acompañante y referente de vida. Así, Sumit logró borrar el sentimiento de miedo de la mente de los niños, que empezaron a acudir a la escuela con regularidad.
Canoas improvisadas para acudir a clase
Lauriono es un joven profesor de Benín que a diario se enfrenta a distintas complicaciones. Para acceder a la escuela, profesores y alumnos han de atravesar un lago en lancha o en piragua ("hay días que los niños vienen con canoas improvisadas"). Las inundaciones son constantes y las familias tienen reticencias los días de fuertes lluvias, no dejando acudir a sus hijos e hijas a la escuela ante el temor de un posible desbordamiento. Además, la crecida del lago complica el desplazamiento, por lo que es fácil que las clases se retrasen. Una vez logrado el acceso al aula, surgen nuevos obstáculos: los lavabos se vuelven prácticamente inaccesibles. Y según el día, las mismas aulas se tornan impracticables, al no parar de subir el agua. Así lo explica Lauriono: “No es fácil para nosotros trabajar dentro de las escuelas. Incluso para ir a los baños hay que coger una canoa. Hace poco, un maestro que quería ir al servicio se precipitó al agua. Estos motivos han hecho que aún no hayan comenzado las lecciones como deberían. Los retrasos que tenemos en los inicios de curso significan que después no podamos terminar los programas. Esto tiene un pequeño impacto en el rendimiento académico”. Aun así, Lauriono vive su día a día con la mayor devoción por el oficio: “nos adaptamos y no cesa nuestro esfuerzo”.
En Benín, los niños, niñas, adolescentes y jóvenes de las comunas de So-Ava -donde da clases Lauriono-, Cotonou y Porto-Novo están expuestos a una multitud de factores de vulnerabilidad, como el abandono escolar, la violencia, los abusos y la explotación, el desempleo y la persistencia de prácticas nocivas como el matrimonio infantil, el acoso, la violación y el secuestro para el matrimonio forzado. En Educo, con el objetivo de defender y promover los derechos de la infancia, damos respuesta a estos problemas a través del Proyecto de protección de la infancia y la juventud en situación de movilidad en los departamentos de Ouémé, Littoral y Atlantique. Lo hacemos mediante acciones dirigidas a reducir la violencia, el abuso y la explotación. Para tratar de apoyar los esfuerzos de escolarización entre los niños y niñas, hemos puesto a su disposición una piragua y una barca a motor para garantizar el transporte escolar de unos 50 niños y niñas. Se irán adquiriendo más piraguas. Sin duda, marca una diferencia en las opciones de acceso a las escuelas.
Profesores, los mejores referentes
En esta época incierta de pandemia, los maestros y maestras han mostrado su mejor rostro, tratando de buscar soluciones y creando nuevos entornos de aprendizaje para el alumnado. Su papel ha sido fundamental, tanto por su participación en los planes de reapertura de escuelas, como en lo relativo al asesoramiento. Pero, sobre todo, por permanecer al pie del cañón al lado de los niños y niñas que presentaban dificultades para acceder a clase. Ha quedado más que demostrado el papel trascendental que juegan estos profesionales en la sociedad y urge la necesidad de reconocerlos como es debido (en muchos países del mundo sus derechos no son reconocidos y a veces incluso son vulnerados).
El homenaje, en este día especial, debería trasladarse a la cotidianidad de la vida diaria ya que su gran fortaleza, su entrega a la profesión y su gran capacidad de renovarse y adaptarse a las adversidades, nos han demostrado que son piezas insustituibles alrededor del mundo. Desde el mayor de los centros hasta la más pequeña escuelita del pueblo más recóndito (de hecho, ahí más que nunca).
Los docentes han logrado ganar a la pandemia, han logrado que los niños, niñas y adolescentes de todas las geografías puedan creer en la esperanza de un futuro porque, ya habéis visto, todo es posible.
¡Gracias por vuestra encomiable labor! ¡Gracias por educar en la adversidad!
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