El día 31 de agosto es el Día Internacional de la Solidaridad y tras la crisis sanitaria vivida con la COVID-19, es el momento de reflexionar sobre este valor humano tan importante y sobre cómo se puede enseñar a tus hijos e hijas a ser solidarios.
Cuando vivimos momentos difíciles como una catástrofe, un desastre natural o la crisis originada por el coronavirus, nos damos cuenta de la importancia de la solidaridad y es cuando solemos ponerla en práctica, pero es un valor que debe estar siempre presente en nuestra vida para guiarnos y entender el sufrimiento de los demás y para ayudar en la medida de nuestras posibilidades. Estas son situaciones extremas, pero hay otras muchas situaciones en nuestro día a día en las que nos olvidamos de ese valor.
Se puede definir la solidaridad como la acción de una persona en beneficio de otra sin recibir nada a cambio. En este sentido es la base de la sociedad, pero en nuestros días suele pasar desapercibida debido a lo rápido que transcurre la vida cotidiana.
La solidaridad aporta diversos beneficios como los siguientes:
· Desarrolla la humanidad. La solidaridad nos hace sacar a relucir nuestra parte más humana. Tiene un significado especial cuando ayudamos a personas que no conocemos, sin esperar nada a cambio, solo con el fin de ayudar a personas que lo necesitan. En ese sentido, los dos aspectos de la solidaridad que se deben destacar son el hecho de ayudar a cualquiera que lo necesite y hacerlo sin contraprestación ninguna.
· Crea lazos afectivos con otras personas. Cuando desarrollamos una acción solidaria con un amigo la amistad se refuerza y se genera una gran confianza. Lo mismo ocurre con los familiares, hacer una acción solidaria con padres, abuelos, tíos u otros familiares, refuerza el afecto que sentimos y el que siente la persona que recibe la ayuda.
· Aumenta la autoestima. La autoestima es el concepto que tenemos de nosotros mismos y aumenta cuando nos sentimos bien por un acto solidario que hemos realizado. Cuando ponemos en acción la solidaridad, nos olvidamos de nosotros mismos, dejamos de ser egoístas, para comenzar a pensar en los demás.
· Incrementa nuestra humildad. Ayudar a otras personas nos ayuda a entender que puede que algún día seamos nosotros quienes necesitemos esa ayuda, por lo que aumenta nuestra humildad.
· Mejora nuestro estado de ánimo. Ser solidario nos hace sentirnos felices, ser positivos, mejorar las relaciones con otras personas y vivir de una manera más intensa cada momento de la vida.
· Dar ejemplo. Tus hijos e hijas te imitarán y aprenderán de todo lo que tú hagas, por lo que si quieres que aprendan el valor de la solidaridad, deberás ser solidario con ellos, con tus vecinos, con amigos, con familiares y con desconocidos.
· Fomentar la ayuda y la colaboración. Cuando tus hijos e hijas cumplan dos años ya empezarán a poder hacer tareas que pueden demostrar su solidaridad: compartiendo juguetes, colaborando o ayudando en la medida de sus posibilidades.
· Impulsar la comunicación fluida con tus hijos e hijas. Cuando fomentas un ambiente de comunicación con tus hijos e hijas, favoreces que te cuenten lo que les preocupa y que les puedas transmitir valores que guíen su vida, como la solidaridad.
· Educar de forma democrática. Educar es complicado, pero es importante evitar ser demasiado autoritario o permisivo. La educación democrática es la que te permitirá enseñar valores.
· Enseñar la empatía. Le puedes enseñar empatía a tu hijo o hija explicando las situaciones de las personas que sufren, leyendo cuentos, acudiendo a centros donde se ayude a otras personas. Es fundamental que les hagas entender cómo se sentirían ellos en una situación de necesidad, para que, de esa forma, puedan incrementar su empatía.
La solidaridad es el motor de toda la labor que realiza Educo con niños y niñas de todas las partes del mundo. Nuestro objetivo es proteger a los más vulnerables y poner en valor su derecho a la educación.
Si quieres colaborar con nosotros tienes varias formas de hacerlo, te contamos algunas de las que puedes utilizar:
- Hazte socio. Las cuotas de los socios nos permiten desarrollar proyectos a largo plazo para que los niños y niñas de diversos lugares acudan a la escuela y prosigan su formación para poder salir de la pobreza.
- Apadrina a un niño o niña. Cuando apadrinas a un niño o niña colaboras para que acceda a la educación de calidad, atención médica y alimentación.
- Colabora con las becas comedor verano COVID. Aunque solemos asociar el verano a las vacaciones, para muchos niños y niñas no es así. Existen casi 2 millones y medio de niños y niñas en riesgo de pobreza y exclusión social, que seguirán confinados por la pobreza. Con las Becas comedor verano los niños y niñas en esa situación podrán comer durante los meses de julio y agosto. Cuando termina el verano, puedes seguir colaborando con becas comedor para garantizar a estos niños y niñas una comida completa en el comedor escolar durante todo el año.
- Colabora con becas Ella. Muchas niñas en el mundo dejan de estudiar para ayudar a su familia, debido a la pobreza. Con las Becas Ella combatimos esta situación para que las niñas continúen su educación más allá de la primaria. El programa de Becas Ella favorece indistintamente a niñas en El Salvador, Guatemala, Burkina Faso y Bangladesh.
En definitiva, ser solidario significa pensar en los demás y ayudarles en las acciones que realizamos a diario y ser la mejor versión de nosotros mismos que sea posible.
Derechos de imagen: Céline Martin en Pixabay
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