Santusa y
Edil son dos jóvenes bolivianos que comparten un sueño: el de convertirse en técnicos agropecuarios y ganarse la vida dignamente. En un entorno marcado por la pobreza y la falta de oportunidades, la posibilidad de estudiar en el
instituto tecnológico de CETHA en Emborozú les ha abierto la puerta a un futuro de esperanza.
Santusa tiene 25 años y vive en la pequeña comunidad rural de La Mamora, fronteriza con Argentina, con su hijo Juan José, de 7 años. Edil (
en la foto superior), con 22 años, es de San Francisco, otra aldea muy cercana a la anterior, ambas pertenecientes al municipio de
Padcaya, en el departamento de
Tarija. Se trata de comunidades remotas, donde las familias viven precariamente de la agricultura. La falta de institutos de secundaria, además, limita las posibilidades de formarse de los jóvenes.
Con el fin de cambiar esta situación, la organización
CETHA impulsa, con el apoyo de
Educo, un
modelo de educación alternativa para campesinos con pocos recursos. En Padcaya, el epicentro de este modelo lo constituye el instituto de Emborozú, un espacio que combina la enseñanza formal de secundaria y bachillerato con una formación técnica adaptada a las realidades laborales de la zona.
“Si me hubiera quedado, ahora sería ama de casa”
Santusa, con su hijo Juan José, de siete años. El pequeño estudia primer curso de primaria.
“Aquí en el CETHA saqué el bachillerato y ahora estoy en segundo curso de agropecuaria”, nos cuenta
Santusa Llanos. “Antes de llegar, vivía con mi papá en La Mamora, atendía una tienda; si me hubiera quedado allí, ahora sería ama de casa.
Allí no hay posibilidades”. Además de estudiar, trabaja como portera en el centro para poder mantener a su pequeño. Cuando obtenga el título, quiere ir a la ciudad de Tarija a trabajar como técnica superior en agropecuaria. “También quiero que mi hijo estudie, que sea un buen profesional”, añade. “A las chicas del campo les diría que hay que seguir estudiando, que
con el apoyo de CETHA y Educo hay posibilidades de estudiar”.
Unas reflexiones que comparte
Edil Tolay. Para él, estudiar en el CETHA le cambió la vida “Hubo un tiempo que dejé el estudio y me desmoralicé, pero vine por aquí y cuando ves a otros que se superan entonces pones empeño y lo vas logrando; si no, ahora sería un agricultor más”. En el futuro, aspira a tener socios para emprender un negocio y “generar empleo para los demás”.
Servicio a la comunidad
El modelo alternativo de CETHA ha sido reconocido por el gobierno boliviano. Entre sus particularidades, figura el hecho de que la enseñanza incluye
valores como la sostenibilidad, la equidad de género, los derechos humanos o la interculturalidad. Los estudiantes viven en el centro dos semanas al mes y el resto de días, junto con sus profesores, recorren las comunidades para transmitir los conocimientos a otros campesinos. Una filosofía de aprendizaje que Edil destaca especialmente: “Los estudiantes salen con una
visión de servicio a la comunidad. Ustedes nos ayudan a revalorizar los valores y principios de los pueblos, de la juventud y los derechos de la mujer”.
Bolivia
,
CETHA
,
educación alternativa
,
Educo
,
Emborozú
,
formación de jóvenes
,
formación técnica