Desde hace más de 30 años, acompañamos a muchos niños y niñas de todo el mundo en la gran aventura de crecer. Hace unos meses te contamos la historia de Osiris de Nicaragua. Hoy te contamos la de Moriam, de Bangladeh. Un océano de por medio, los mimos sueños y anhelos por cumplir.
Conocemos a Moriam desde que tenía tan solo 6 añitos y, desde entonces, estamos a su lado y el de su familia para ayudarla a lograr su sueño: ser profesora. Esta joven de mirada honesta era una niña muy tímida, pero a medida que ha ido creciendo y ha ido participando en los proyectos de Educo Bangladesh, poco a poco, ha ganado confianza en ella misma y hoy es una joven alegre, despierta y muy activa.
Su familia sufre de muchas carencias, sobre todo económicas, y en muchas ocasiones les costaba poder pagar la educación de su única hija. Además, viven en una aldea rural alejada de todas las comodidades, así que para Moriam poder continuar con sus estudios fue todo un reto.
El día que ingresó en una de nuestras escuelas de primaria, a Moriam se le abrió un nuevo mundo. Fue entonces cuando apoyamos a su familia para conseguir todo lo que Moriam necesitaba para estar en la escuela: su uniforme, la mochila, el material educativo y el tentempié de media mañana para poder estudiar con el mismo nivel de energía toda la jornada. “Mi familia era muy pobre antes y no podía cumplir mis deseos debido a la escasez familiar. Entonces sufríamos mucho. Me puse muy contenta cuando recibí mi vestido y la mochila escolar de Educo".
Durante ocho años hemos seguido al lado de la familia de Moriam ofreciéndoles apoyo cuando lo necesitaban: "Habría sido imposible para mis padres mantenerme estudiando, si no hubiera habido apoyo de Educo. Ahora estoy estudiando en la escuela de segunda enseñanza y he completado el nivel primario con éxito para que mis padres se sientan orgullosos". Y es que Moriam obtubo un 5 de 5 en el examen final de primaria.
La madre de Moriam era ama de casa, pero tras recibir una de nuestras formaciones sobre medios de vida, como costura o cultivo de verduras, empezó a trabajar y a ganar dinero para contribuir a los ingresos familiares. Así, además de estudiar, Moriam ayuda a su madre a hacer gorros para el pelo y su familia se beneficia económicamente de ello.
"Ahora mi familia es más próspera que antes. Mis dos padres pueden ganar dinero y yo también les ayudo. Ahora puedo ir a la escuela con regularidad. Quiero estudiar mucho para lograr ser una buena maestra y dar un poco de luz a nuestra sociedad. Ojalá pueda cumplir mi sueño".
Cuando apadrinas, mejoras las condiciones de vida de miles de niños, niñas y sus familias, como la de Moriam, mediante proyectos que llevamos a cabo en su comunidad. También crearás un vínculo con otras culturas y realidades además de que estás construyendo un mundo más justo e igualitario.
Porque cuando apadrinas garantizas el acceso a una educación de calidad, atención médica y alimentación a miles de niños y niñas para disfrutar de una vida llena de oportunidades. “Si no hubiera sido por el apadrinamiento, no hubiera podido seguir estudiando”, cuenta Erlinda, una joven salvadoreña que fue apadrinada.
Qué es: Tu aportación permite llevar a cabo proyectos que benefician al niño apadrinado y también a sus familias y a las personas de su barrio o comunidad.
Qué recibe el niño o niña: El niño o la niña podrá disfrutar de una educación equitativa, segura y de calidad. Además, nos aseguraremos de que viva en entornos seguros y libres de violencia; y que pueda ejercer su derecho de participación en los temas que le afectan tanto a él como a su comunidad.
Cuánto dura: Dependiendo del país, el apadrinamiento dura mientras el niño está en etapa escolar básica, en educación primaria o entre los 5 y 14 años.
Cuánto cuesta: Puedes apadrinar por 21,00€ al mes. El 80,4% de tu aportación se destina a proyectos de desarrollo y acción social y el 19,6% a gastos necesarios de gestión y captación de fondos.
Acompañamos a los más pequeños en la gran aventura de crecer y los alejamos de las injusticias y desigualdades del mundo para que sean la mejor versión de ellos mismos y desarrollen todo su potencial. La educación no puede parar, porque educar cura, empodera y protege. ¿Te unes?
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