El pasado domingo comenzó el alto el fuego en Gaza, acompañado de un acuerdo para la liberación de rehenes a cambio de prisioneros palestinos en cárceles israelíes. Este acuerdo, estructurado en tres fases, busca poner fin a 15 meses de enfrentamientos que han causado la muerte de decenas de miles de personas civiles, muchos de ellos niños y niñas, y también la destrucción de la infraestructura civil, como hospitales y escuelas.
La transición de la primera a la segunda fase será especialmente difícil. Las negociaciones para su implementación comenzarán el 4 de febrero. El paso de Rafah deberá abrirse a partir del día 42 del acuerdo, permitiendo la evacuación de 50 combatientes heridos por día y la retirada de Israel de la zona a más tardar el 9 de marzo.
Este alto el fuego temporal es un primer paso, pero Educo, que está en Gaza como miembro de la Alianza Child Fund, se une a todas las voces que piden un alto el fuego permanente. Como ONG de derechos por la infancia, alzamos nuestra voz para exigir un cese permanente de las hostilidades y el acceso sin trabas de la ayuda humanitaria a la población civil, que enfrenta una crisis sin precedentes. Es fundamental que la ayuda humanitaria fluya sin restricciones y que se garantice la seguridad, salud y educación de la infancia afectada por este conflicto devastador.
Los niños y niñas han sido las principales víctimas de esta guerra, con una cifra alarmante de fallecidos, heridos y huérfanos. Es imprescindible garantizar su acceso a bienes básicos, atención sanitaria y educación, y agua y saneamiento, pilares fundamentales para su supervivencia y desarrollo.
Un alto el fuego permanente es crucial para detener el sufrimiento de la infancia en Gaza y permitir la reconstrucción de sus vidas. Mientras la violencia continúe, miles de niños y niñas seguirán expuestos a peligros extremos.
Solo con el cese definitivo de las hostilidades se podrá garantizar el acceso sostenido a la ayuda humanitaria, permitiendo que las comunidades reciban alimentos, agua potable y atención médica de manera estable. Además, la paz es la única vía para restablecer la educación y crear un entorno donde la infancia pueda sanar del trauma, recuperar la esperanza y desarrollar su potencial sin la amenaza constante de la guerra. Solo con un compromiso real y sostenido se podrá construir un camino hacia la paz y la justicia.
Además de ser un derecho fundamental, la educación es clave para mitigar los efectos psicológicos de la guerra en la infancia. En contextos de crisis prolongadas, como la de Gaza, los niños y niñas sufren estrés postraumático y ansiedad debido a la violencia, la pérdida de seres queridos y la incertidumbre sobre su futuro. La escuela no solo representa un espacio de aprendizaje, sino también un refugio donde pueden recuperar cierta sensación de normalidad y seguridad. Casi el 90% de los edificios escolares están dañados o destruidos. Todas las universidades han quedado reducidas a escombros. Las escuelas en Gaza llevan cerradas desde el pasado octubre.
A través del acceso a la enseñanza, los niños y niñas pueden desarrollar mecanismos de resiliencia, fortaleciendo su capacidad para afrontar el trauma y encontrar esperanza en medio de la adversidad. Además, las escuelas protegen y sirven como puntos de apoyo comunitario, donde los docentes y profesionales de la salud pueden identificar y atender signos de angustia emocional, brindando el acompañamiento necesario para su recuperación. Garantizar el derecho a la educación en contextos de conflicto no solo protege su desarrollo académico, sino que también es una inversión en la paz y la estabilidad de las comunidades.
La guerra no solo destruye infraestructuras escolares, sino que también pone en riesgo el desarrollo emocional y psicológico de los niños y niñas. Proveer educación en estos contextos es clave para ofrecer estabilidad, esperanza y la posibilidad de un futuro mejor. Desde nuestra ONG Educo trabajamos para que los niños y niñas afectados por emergencias puedan acceder a una educación segura y de calidad. Esto implica la reconstrucción de escuelas, la provisión de materiales educativos, la formación de docentes en apoyo psicosocial y la creación de espacios de aprendizaje seguros. Además, la educación permite prevenir el reclutamiento infantil, la explotación y la violencia, protegiendo a la infancia en un entorno de estabilidad.
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