El retorno de cada niño o niña a la escuela es una victoria

La comunidad de Sidly es una zona remota de Bangladesh donde los padres suelen tener un conocimiento limitado de la educación de sus hijos y albergan modestas aspiraciones para su futuro. Debido a las difíciles condiciones económicas, muchos jóvenes y adolescentes trabajan fuera de casa durante la temporada de cosecha, y las mujeres también participan en estas tareas intensivas como mano de obra.  

Los jóvenes y adolescentes de la zona luchan a menudo contra la adicción a los videojuegos en línea y a las apuestas, mientras que la implicación de los padres en su educación sigue siendo escasa. En consecuencia, los niños y niñas tienen pocas ambiciones y a menudo les resulta difícil centrarse en los estudios, ya que dedican mucho tiempo a las tareas domésticas o de otro tipo.  

Con el tiempo, esta falta de compromiso educativo ha provocado retrocesos académicos. Además, los niños de Sidly se enfrentan a riesgos para la salud debido a las deficientes condiciones sanitarias y poco higiénicas en las que viven. 

Es el caso del pequeño Parvez, que cursa cuarto curso en la escuela primaria pública de Sidly. Su familia batalla cada día para salir adelante puesto que su padre sufre una enfermedad en el ojo y no puede trabajar. Reciben ayuda de sus abuelos y tíos, pero, aun así, no es suficiente. 

El pequeño ayudaba en las tareas domésticas, y esto repercutía negativamente en sus estudios. Pero hace 4 años conocimos su caso, como el de otros muchos, y nos pusimos manos a la obra. Parvez entró a formar parte del proyecto que llevamos a cabo en su comunidad para que los niños indígenas de comunidades muy vulnerables reciban una educación de calidad. Hoy es un estudiante atento y comprometido.  

Ha mejorado académicamente y le encanta ir a la escuela: “Siempre quise seguir estudiando, pero las dificultades económicas y las difíciles circunstancias familiares me impidieron perseguir mi sueño”, y añade: "Me encanta el fútbol, el críquet y, sobre todo, el bádminton". Su profesora favorita hace que las matemáticas sean atractivas y ayuda a Parvez a superarse. “El trabajo de Educo ha aumentado la asistencia y los niveles académicos de estos niños y niñas que no lo tenían nada fácil”, nos cuenta.  

La madre del pequeño está muy agradecida a nuestra ONG Educo porque hemos fomentado el entusiasmo e interés de su hijo por aprender: “Espero que pueda completar su educación y contribuya positivamente a la sociedad”, nos comparte. 

Tanto en Bangladesh como en otros países en los que trabajamos tenemos un fuerte compromiso para mejorar la calidad de la educación y que cada día más niños y niñas puedan alcanzar sus sueños.   

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