Educo lleva tiempo presente en Ucrania a través de la Alianza ChildFund International. La actuación se inició en 2004 y nuestra implicación se incrementó en 2014. Ahora, con la nueva guerra abierta hace ya más de un mes, nuestros programas en la zona se han ido adaptando a la situación actual. Desde el primer momento hemos estado monitoreando para encontrar la mejor manera de apoyar y dar respuesta a las necesidades más urgentes. La manera de estar al lado de todos esos niños y niñas ucranianos que veían como de la noche a la mañana su mundo se desvanecía y comenzaba una nueva etapa dura, triste y llena de incertidumbres. Por toda esa infancia hemos ido perfilando nuestra participación en esta urgencia humanitaria, implicándonos activamente en la entrega de suministros básicos y artículos de primera necesidad para todos ellos y sus familias.
Hemos entregado ropa y mantas para que puedan protegerse del frío; también pañales y productos de higiene, haciéndolos llegar directamente a las familias y a los refugios. También hemos proporcionado medicamentos y estamos realizando transferencias financieras a supermercados ucranianos para que distribuyan artículos de primera necesidad y alimentos de forma gratuita.
Pero nuestra actuación va más allá del suministro de productos básicos. Además, la organización está centrada en asegurar la
protección y el bienestar de la infancia, así como su
educación. Para ello, hemos continuado con los servicios educativos y los programas de apoyo, y ya son más de 200 los profesores que ofrecen clases en línea a más de 2.000 niños y niñas de 1º a 10º grado. Todo ello se acompaña de
primeros auxilios psicológicos porque la infancia en Ucrania está aterrorizada, y la violencia física y emocional que sufren les dejará secuelas para el resto de su vida. Para contribuir a su protección y salvarles del peligro inmediato, estamos
apoyando la disposición de refugios seguros frente a los bombardeos. Cientos de familias recibirán ayuda con un refugio temporal, y se proporcionará asistencia a los que buscan ser reubicados en otras zonas del país o en el extranjero.
De hecho, vamos a ampliar nuestra actuación en el norte, sur y este de Ucrania, para poder llegar a 26.000 niños, niñas y mujeres. “Actualmente ya estamos dando apoyo a la población que vive en el país y que han perdido prácticamente todo. Sin embargo, estamos trabajando para poder atender a más personas, especialmente en ciudades como Kíev, Leópolis o Mariúpol, de las más afectadas por este conflicto”, ha explicado Pilar Orenes, directora general de Educo.
En el paso fronterizo de Palanca, en Moldavia
Son muchos, muchísimos, los niños y niñas que huyen del conflicto y cruzan la frontera dejando atrás sus recuerdos, su escuela, sus juguetes y rutinas. Las cifras engordan cada día, pero hoy son ya casi 4,2 millones las personas refugiadas que han huido a países vecinos desde que el 24 de febrero se iniciase el ataque ruso.
Por eso, tratando de dar respuesta a las nuevas problemáticas que aparecen cuando dejas atrás todas tus pertenencias y cambias de país sin poder mirar atrás, en Educo hemos
ampliado nuestra zona de actuación a Moldavia. Concretamente al paso fronterizo de Palanca, uno de los ocho puntos de entrada del país. Allí, de la mano de WeWorld tenemos previsto atender a 21.000 niños, niñas y mujeres.
Más de 400.000 personas han cruzado la frontera desde Ucrania a Moldavia. De ellos, más de 50.000 son niños y niñas. Aunque la mayoría de los refugiados sale del país para continuar su viaje hacia otros lugares de Europa, aproximadamente un 30% se queda en Moldavia. Muchas de las familias que cruzan la frontera no van a volver a Ucrania a corto plazo, principalmente porque sus hogares y su vida allí han sido destruidas. Por eso, las personas refugiadas que quieran quedarse en Moldavia serán reubicadas en casas que están en complejos agrícolas del país. Sin embargo, a aquellas familias que quieran ir a otros países se les dará
apoyo económico para cubrir los costes del viaje, como el transporte o la alimentación.
En Palanca
se establecerán cuatro centros para que las personas refugiadas cuenten con alojamiento temporal. En los próximos meses se ampliará el número de centros. En ellos, se va a facilitar la entrega de productos básicos alimenticios y artículos de higiene, y a las familias con bebés se les dotará de pañales. Los niños y niñas contarán con
espacios de protección especialmente habilitados para ellos, en los que se llevarán a cabo actividades en grupo, como
juegos o deporte, y donde el personal de la organización
podrá identificar si están sufriendo algún tipo de abuso. Abusos que constituyen la otra cara de las guerras; porque más allá de la línea de fuego, a veces las bombas no es lo único que explota. También tratan de hacerlo las mafias, que se aprovechan del estado de confusión y desesperación de los que sufren en propia piel la insensatez y dolor de las guerras. Porque las consecuencias de las guerras también llegan más allá de la línea de fuego, en forma de vulneración de los Derechos Humanos. Hace poco, escuchábamos de boca del secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, palabras claras y contundentes sobre lo que se sabe que ocurre en las crisis humanitarias: “Para los traficantes de personas y los depredadores, la guerra no es una tragedia, sino una oportunidad”. La realidad nos muestra que entre las miserias de las guerras también está esta, la oportunidad de las mafias para aprovecharse de mujeres y niños. Estos muchas veces son captados por redes criminales para someterlos a explotación sexual, laboral o de otro tipo.
Alerta de los posibles abusos en la frontera
En Educo nos situamos en la frontera también para estar alerta de este tipo de abusos y primar en todo momento los espacios de protección y educación. “Hay que asegurar que la infancia tenga un espacio seguro para evitar que caigan en manos de redes mafiosas que aprovechan este tipo situaciones o que sean víctimas de cualquier tipo de violencia, como ya hemos visto en otros países donde desarrollamos nuestro trabajo. Además, en cualquier contexto de emergencia, los niños y niñas necesitan un lugar en el que se siga garantizando su educación, entendida de manera amplia. En estos espacios participarán en actividades de ocio y juego, se relacionarán entre ellos y se les dará apoyo psicosocial para manejar las emociones y el sufrimiento que están viviendo. Necesitan ser escuchados y recuperar parte de esa sensación de normalidad que han perdido desde el inicio del conflicto”; explica Orenes.
Ampliando nuestra zona de actuación al paso fronterizo en Moldavia
llegaremos a 47.000 niñas, niños y mujeres en ambos países.
Toda ayuda es vital en estos momentos.
Colabora con Educo. Dona ahora y ayuda a la infancia de Ucrania.
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