¿Te has preguntado alguna vez por qué esta generación de niños sufren tantos problemas de piel? Tranquilos, no estáis solos. Cada vez es más frecuente y, aunque aun existen muchas incógnitas, los pediatras están ahondando en lo que comen, la calidad del sueño y los productos que usamos para bañar, hidratar o perfumar.
Hoy te contamos las enfermedades de piel más comunes en los niños así como las causas y algunos consejos sobre qué hacer si estos persisten.
Las enfermedades de piel más comunes en los bebés y los niños son
dermatitis atópica o eccema y dermatitis seborreica. A continuación os ofrecemos una pequeña descripción de cada una para que puedas detectar los síntomas enseguida.
La dermatitis atópica es la más común de las dos (¡su incidencia en todo el mundo va en aumento!) y, desafortunadamente, las más difícil de combatir. Esta enfermedad es en realidad reacción alérgica que causa lesiones en todo el cuerpo, sobre todo el cuero cabelludo, la cara, los codos y las rodillas. Los síntomas suelen ser una piel agrietada y seca que produce un picor casi insoportable.
Consejos: Lo más difícil de esta enfermedad es conseguir que el bebé o el niño no se rasque. Acuérdate de mantenerle las uñas cortadas y la piel bien hidratada con cremas que no incluyan alcohol, perfume o químicos. Es decir, cremas o ungüentos lo más naturales posibles. Lo mismo va para el detergente que uses en casa. A la hora del baño evita frotar las partes afectadas. Algunas causas de la dermatitis atópica son: alergia a ciertas comidas, a tejidos o a los químicos y fragancias que usamos para perfumarlos y lavarlos. Para más información,
no dudes en consultar esta página.
La dermatitis seborreica, también llamada costra láctea, es bastante frecuente en niños de hasta 3 años y se presenta en el cuero cabelludo, aunque a veces también en la cara, en forma de escamas de color blanco y amarillo. Es una
enfermedad inflamatoria crónica de la piel y se cree que es causada por alergia al hongo
Malassezia furfur.
No es contagiosa y es posible controlarla con suaves masajes y champús naturales. No obstante, si notas que esto no le ayuda o que la piel de tu hijo se vuelve roja y dura, que se le cae el pelo o se extiende a otras zonas de su cuerpo, es importante que lo vea su pediatra.
Consejos: Debido a que la piel de un bebé y de los niños en general es mucho más delicada y sensible que la de un adulto, es importante cuidarlo al máximo y estar atento a cualquier sarpullido o coloración que se presente. Si el picor o la molestia persiste, no dudes en pedir cita con el pediatra o el dermatólogo.
Si queréis saber sobre otras enfermedades eruptivas en los niños como la rubeola o el sarampión, no
dejéis de leer un artículo publicado aquí en Cuaderno de Valores.
¿Vuestro hijo sufre de alguna enfermedad de piel? ¿Qué os ha funcionado a vosotros? No dudéis en compartir vuestras experiencias con nuestros lectores.
Derechos de Imágenes: Mary Ann Mattox, era organics
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