Desde que arrancase nuestro programa de Becas Comedor en 2013, hemos entregado más de 4,2 millones de comidas, a través de más de 52.000 becas repartidas entre las 17 comunidades del país. Hemos podido llegar a estas cifras, que esperamos sigan aumentando, gracias a la ayuda y solidaridad de todos y todas vosotras; y gracias al apoyo de muchas escuelas, entidades sociales y empresas.
El trabajo que realizamos a través de este programa parte de una realidad ya que son muchas las familias en nuestro país que no tienen acceso a los derechos más básicos. Hoy son más de 2,5 los millones de niños y niñas que están en riesgo de pobreza y exclusión. Niños cuyas familias apenas pueden afrontar los pagos y muy difícilmente llegan a fin de mes. Por ellos y ellas seguimos adelante, para asegurar que ningún niño se queda sin al menos una comida completa al día. Por eso defendemos el espacio comedor, que es vital no solo para asegurar la salud alimentaria de la infancia, sino también porque garantiza la equidad. Trabajamos en pro de la disminución de la pobreza y la desigualdad.
El espacio del mediodía, o espacio comedor, aumenta la seguridad alimentaria y mejora la correcta nutrición al trabajar los buenos hábitos alimentarios (combatiendo así la obesidad y el sobrepeso); pero también disminuye el abandono escolar al permanecer los chicos y chicas en la escuela más tiempo; refuerza las competencias sociales y brinda un espacio de protección a la par que sirve de lugar para el ocio y el tiempo libre. Y, además, favorece la conciliación de las familias.
Como veis, no hablamos de un lugar cualquiera, sino que sus beneficios son muchos y variados.
En el CEIPE Juan Falcó, en Valdemorillo, un pueblo de la zona oeste de Madrid, llevan más de 8 años ofreciendo becas comedor al alumnado que las necesita. Hemos hablado con su directora, Susana Elías, que nos ha explicado los procedimientos para adquirir una beca, y lo necesario que es que todos los niños y niñas puedan acceder al comedor. Esto es lo que nos ha contado:
¿Cómo son las familias que conforman este centro?
Se puede decir que hay tres grandes grupos. Uno conformado por gente del pueblo de toda la vida, son familias que se dedican principalmente al sector servicios y que trabajan en los supermercados del pueblo, entre otros. Por otro lado, están aquellas familias que hemos venido de fuera del pueblo, de Madrid principalmente. Al ser un municipio cercano a Madrid, hay muchas familias, sobre todo después de la pandemia, que hemos venido a vivir aquí huyendo de la capital y buscando un entorno natural. Y luego tendríamos un tercer grupo de familias, que abarca el 17% y lo conforma población inmigrante, familias en su mayoría procedentes de Marruecos.
¿Cómo dirías que ha afectado la pandemia a estas familias?
La pandemia ha afectado a las familias que tenían un trabajo estable. Les ha afectado porque hay gente que tenía trabajo y lo ha perdido o que está pasando por dificultades. De hecho, hay muchas familias que han ido al paro, pero es verdad que la pandemia ha afectado principalmente a aquellas familias que ya se encontraban en una situación precaria. Familias en las que uno de los dos padres no tenía trabajo, o que no tienen una capacitación profesional. Nosotros lo estamos notando especialmente en ese tipo de familias, que ha empeorado mucho su situación económica. No pueden afrontar los gastos de la luz, del agua, del alquiler. Además, estamos viendo que muchas familias se están yendo a vivir juntas a la misma casa, porque es una población especialmente vulnerable. Sobre todo, la población migrante.
¿Hay familias que tienen problemas para alimentar a sus hijos? ¿Cómo lo detectáis en el colegio?
Las hay. Los primeros que suelen detectarlo son los tutores del aula porque empiezan a observar que hay niños y niñas que muchos días que no traen desayuno. Que no traen almuerzo al colegio. También ven que algunos vienen un poco más descuidados al colegio. Entonces, la primera vía casi siempre suelen ser los tutores; ellos nos dan la alarma. Pero también hay otra vía, referida a las familias que empiezan a no poder pagar el comedor. Esto lo detecta la secretaria del colegio. Me refiero a aquellas familias que apuntan a sus hijos e hijas al comedor porque ellos trabajan, pero empiezan a tener deudas que no pueden afrontar. Además, tenemos muy buena relación con Servicios Sociales y con Cáritas Parroquial y cada principio de año nos hacen llegar una lista de aquellas familias que son usuarias, o que van a pedir ayuda tanto a Cáritas como a Servicios Sociales.
¿Crees que los niños y las niñas son conscientes de la situación que están viviendo sus familias?
En general, los niños pequeños, es decir, los niños de infantil y quizá hasta segundo de primaria (7 años), no son muy conscientes de la situación económica que viven sus familias, incapaces de hacer frente al comedor o a los gastos. Yo creo que, a partir de tercero, quizá con ocho años, los niños empiezan a ser conscientes y sí que se avergüenzan un poquito de no traer almuerzo y les preguntas y no te dicen el porqué, o no te cuentan la situación que se vive en casa. Y sí que hay situaciones ya no de depresión en los niños, pero sí de baja autoestima. Niños que hablan poco y que sí empiezan a ser conscientes de esa situación que hay económica en casa.
¿Qué se hace desde la escuela con estos casos que cuentas que detectáis?
El primer paso que damos siempre es ponernos en contacto con Servicios Sociales. En el cole tenemos una trabajadora social, una PTSC, y a través de ella, y en colaboración con servicios de la Mancomunidad del municipio, se gestionan todas las becas. Se apoya a las familias a pedir aquellas ayudas a las que puedan optar. Son ayudas en general para los pagos: para afrontar además otros gastos diarios de luz, de agua, de alquiler, etc.
Luego, es verdad que desde la escuela también intentamos gestionar becas con todos los organismos que podemos, tanto Educo como como los Comedores Blanco, que es el comedor adjudicatario en el colegio y también nos ayuda económicamente. Y luego intentamos también gestionar con el Ayuntamiento ayudas a niños y niñas. para facilitarles también el desayuno en casos extremos, que no solo sea la comida.
¿Cómo reciben las familias las becas de Educo?
Cuando una familia acude al centro y vemos que ni siquiera con la beca de la Comunidad de Madrid puede afrontar los gastos, o porque está en una situación irregular y no tiene acceso a esas becas, les proponemos que tengan acceso a una beca de Educo y la reciben directamente desde el cole. Ellos abonan una parte pequeña, lo que puedan, pero directamente se les descuenta, no se les pasa el recibo de comedor, se gestiona directamente desde la Secretaría del colegio.
Además de proporcionarles una comida saludable al día, ¿qué crees que supone para los niños y niñas adquirir una beca para el comedor? En Educo defendemos que el espacio de mediodía debería estar dentro del proyecto educativo porque es un lugar más para seguir aprendiendo ¿Tú lo ves así?
Sí, porque los niños y niñas, además de comer de una manera equilibrada gracias a las becas de Educo, en el comedor aprenden a comer de todo. Porque es un lugar en el que se trabajan buenos hábitos. Además de que tienen la opción de estar en un espacio que es también educativo y un lugar de encuentro con otros compañeros. Pueden jugar con otros compañeros y compañeras. Porque en las casas a veces se dan determinadas situaciones y están mucho mejor en el cole jugando. Entonces no es solo un lugar para que coman sano. O coman, en general, ya que hay algunos que quizá si no, no comerían. Sino que también está toda la parte educativa de relación con los otros.
¿Cómo sería para ti el espacio de mediodía ideal en cuanto a recursos y a material?
Yo creo que el espacio ideal primero pasa por ser un lugar en el que los niños coman de manera tranquila. Debería ser lo más parecido a la hora de comer de un entorno familiar. Un espacio no masificado en que los niños se puedan sentar, comer tranquilos y hablar con sus compañeros.
Me parece especialmente importante que el tiempo que pasa entre la comida y la hora de volver a casa, sea en un entorno donde se ofrezcan diferentes juegos y diferentes actividades. Las monitoras han de ser un ejemplo y unas animadoras, todo junto.
¿Hay alguna anécdota que recuerdes que tenga que ver con la obtención de Becas Comedor Educo que quieras compartir con nosotros?
Bueno, puedo contaros algo que a mí me llama mucho la atención… Digamos que todos damos por hecho que hay familias inmigrantes o familias con un determinado perfil que son las que siempre tienen beca. Pero tras la pandemia existen familias a las que les iba bastante bien económicamente, que tenían su empresa y todo les funcionaba, pero de golpe todo cambia y su empresa cierra. De pronto tienen un montón de acreedores. Se trata de familias que no se atreven a pedir porque nunca antes han ido a Cáritas y nunca han ido a Servicios Sociales. He visto que estas familias son especialmente agradecidas porque nosotros en el momento que detectamos que nos deben el comedor, nos acercamos a preguntarles si quieren ayuda… y la verdad, ha sido muy bonito. Hace poco hemos tenido una familia con cuatro hijos que no nos había dicho nada, pero lo hemos detectado y les hemos proporcionado la beca para los niños. Y esta familia ha venido agradecidísima a traernos unos bombones.
Y es que, nos puede pasar a cualquiera. Nosotros también nos podemos ver en una situación precaria de pronto.
¿Cómo crees, desde tu posición, que se podría garantizar el derecho a la alimentación de la infancia?
Yo creo que hay que garantizar el derecho a la alimentación de la infancia desde un ámbito gubernamental. Es verdad que están muy bien las becas y la ayuda de las ONG, pero considero que a nivel institucional habría que mejorar primero cómo se dan las becas, porque ahora mismo para ofrecer una beca institucional se está mirando los ingresos de las familias de hace dos o tres años. Y quizá entonces les iba bien económicamente, pero en este momento su situación ha cambiado. Hay familias que por falta de papeles o por falta de documentación no pueden acceder a las becas y también se quedan fuera del sistema. Creo que a través de los colegios y a nivel institucional se debería garantizar el acceso a beca para todo aquel que lo solicite desde el colegio. Habría que garantizar la buena colaboración entre colegios y Administración. El Gobierno debería de subvencionar a los colegios para que ningún niño se quedase sin comedor. Facilitando el acceso a las becas de la Comunidad de Madrid en este caso.
¿Te gustaría mandar algún mensaje a las familias o a las empresas para que se animen a colaborar con Educo?
Primero me gustaría mandar un mensaje de gratitud. Creo que todo el mundo tendría que saber cuántos niños hay que están comiendo y que de otra forma no comerían una sola comida equilibrada al día. Porque muchos poquitos hacen un mucho y son muchos los niños que se están beneficiando de estas. Me gustaría animar también a la gente, porque con muy poquita ayuda se puede hacer mucho. Los niños y las familias lo agradecen muchísimo… es muy necesario en este momento colaborar con esta ONG.