Llega el carnaval, con sus fiestas, sus pasacalles y por supuesto con sus disfraces. Los colegios lo celebran, lo celebra el ayuntamiento de tu pueblo y hasta tú aprovechas estos días para hacer un poco el indio, con plumas y todo si es necesario. Y entonces llega tu hijo y te dice que ni pasacalles, ni charangas, ni por supuesto disfraces.
Igual que a algunos niños no les gusta el agua y a otros - sí, existen -, no les gustan las chucherías, a otros niños simplemente no les gusta disfrazarse.
Sentido estético, sentido del ridículo, vergüenza a veces - por qué no decirlo - puede que ajena, pueden ser las causas de que tu hijo decida que no va a disfrazarse en Carnaval, sin que por ello pueda estarse disfrazando en casa constantemente. Es que no le apetece. Tal vez el disfraz de los chinos sea muy incómodo, no le guste nada eso de ir de princesa o no tenga la menor intención de convertirse en superhéroe ni siquiera durante un rato.
Que no quiere. Y ya.
¿Qué hacemos?
Los niños muestran sus preferencias a edades muy tempranas, a veces de forma contundente.
Los adultos por el contrario, tenemos siempre la sana creencia de que todo el mundo debería disfrutar de las mismas cosas que nosotros y a veces incluso la intención de que el resto del mundo lo haga, a pesar de que no quiera. Con la piscina, con tu grupo de música favorito o, como en este caso con el carnaval, no logramos entender que nuestro hijo nos diga que nones. Y es que a lo mejor nos dice que no por decir que no, que esa es, además, una fase importante del desarrollo.
Tratar de convencerle con buenas palabras puede que funcione, pero ¿para qué? Por supuesto el chantaje emocional (venga, si te disfrazas de Batman te compro una chocolatina) queda descartado, asumimos que el Carnaval no es tan importante como para que utilicemos amenazas o incluso castigos. Y entonces ¿qué?
Pues nada. Obligar a un niño a hacer algo que no quiere y que no es importante para su salud no es una buena idea. Si tu niño no quiere disfrazarse, que no se disfrace, tal vez mañana sí lo haga. Si no quiere participar en la fiesta del cole, que no participe, no pasa nada. Y si se aburre soberanamente oyendo las murgas, pues ¿qué le vamos a hacer?
La negativa de tu hijo puede convertirse en una buena oportunidad para irle conociendo, es una persona diferente a ti, con gustos diferentes y motivaciones distintas. Si expresa mucho horror siempre podemos averiguar si tiene miedo o siente mucha vergüenza y aprovechar para detectar posibles problemas de timidez, complejos, etc. Y sobre todo para disfrutar, sea como sea.
Derechos de fotografía:
Stewart Black,
Beata
crianza
,
desarrollo
,
fiestas