Brandon se lava las manos en las nuevas instalaciones de su escuela
Brandon, de 11 años, estudia sexto de primaria en la Unidad Educativa (colegio) Niño Jesús. Así recuerda cómo era la situación hasta ahora: “Los baños eran muy peligrosos, no había tazas [inodoros] y teníamos que hacer las necesidades en el piso. También eran muy oscuros, las puertas eran con rejas, no teníamos seguridad… Con unos recipientes de plástico sacábamos agua de un turril [bidón] y la echábamos después de utilizar el baño. Me daba mucho miedo de que me pasase algo”. La directora de esta escuela, Rocío Lazarte, da fe también del mal estado de los sanitarios cuando ella llegó en 2015: “Estaban muy sucios y el olor era nauseabundo. Los más pequeños utilizaban bacines [orinales] que luego botábamos en el baño; era muy deprimente porque no había agua ni alcantarillado”. Su escuela no es un caso único. Los centros públicos de los barrios más marginales de La Paz, donde estudian los niños de las clases más desfavorecidas, a menudo cuentan con instalaciones viejas y destartaladas. En muchos, los baños están incluso cerrados por encontrarse en mal estado. La falta de higiene provoca que muchos niños se pongan enfermos, no vayan a la escuela y, consecuentemente bajen su rendimiento escolar. [gallery type="slideshow" ids="9481,9479">Bolivia , educación en salud , Educación infantil , Educo , Escuelas saludables , escuelas sanas , La Paz , Sumaj Huasi
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