Francesco Tonucci: “Los niños han desaparecido de nuestras ciudades”

Pedagogo y dibujante italiano, sus opiniones y sus viñetas generan más conciencia social sobre los derechos de la infancia que muchas campañas. En octubre inauguró nuestro congreso internacional sobre bienestar infantil y tuvimos la oportunidad de departir con él y compartir sus reflexiones. -Usted afirma que los niños son ciudadanos de pleno derecho desde su nacimiento. ¿Todavía no lo tenemos claro, 25 años después de la Convención de los Derechos del Niño? No lo digo yo. Lo dice la propia convención, que estipula que los niños tienen derechos porque son ciudadanos. Y yo añado que incluso deberían votar. Después de 25 años, esta parte sobre el reconocimiento del protagonismo infantil, del derecho de ser escuchados, de poder expresarse libremente… son los aspectos menos desarrollados de la convención. -¿Falta voluntad política? ¿Por qué las mujeres no participaron en la vida política hasta el siglo pasado? Porque los hombres pensaban que esto era un tema suyo, que la política era de los que tenían poder. Participar siempre es un problema para los que tienen el poder. Significa aceptar discutir con gente que tiene un punto de vista diferente. La diversidad da miedo. Cuando los niños hablan, lo hacen de sus necesidades y eso crea un conflicto con los adultos. -¿Por qué necesitamos escuchar a los niños? Nos ayudaría a ponernos en un camino más correcto. Los adultos nos reservamos todo el poder y lo utilizamos mal. Explotamos este mundo sin tener en cuenta que lo tenemos en préstamo. Las injusticias sociales crecen. Aumenta el poder de los poderosos. También la pobreza, la ignorancia, las injusticias sociales... Como adultos hemos de escuchar a otros y los niños pueden ayudarnos. -Usted lidera el proyecto de “La Ciudad de los Niños” ¿Cómo debe ser esta ciudad? Nuestra idea va más allá de “ciudad amiga de la infancia”. Proponemos ciudades “de” los niños, lo que supone un cambio profundo de actitud. Los adultos hemos hecho una ciudad para nosotros, en la que niños, ancianos, discapacitados… han desaparecido. Los espacios públicos se han privatizado por los coches y la calle está llena de prohibiciones. Los padres no dejan salir a los niños porque hay tráfico y es peligroso. Los niños, en cambio, cuando piensan en una ciudad, piensan en todos: abuelos, hermanitos, padres. Hay que escucharles. Si les dejamos jugar en las calles tendremos calles más seguras. -¿Eso es debido a que no los consideramos como ciudadanos del presente sino del futuro? Esta idea de ciudadanos del mañana es muy conservadora porque significa que van a ser como nosotros. Si yo, que soy parte del pasado, me pongo como modelo del futuro, significa que no quiero cambiar nada. Aceptar a los niños como ciudadanos de hoy, escucharles y tener en cuenta lo que piden, significa aceptar la diversidad y los conflictos que eso conlleva. -¿Existe alguna ciudad para tomar como modelo? Las ciudades que forman parte de nuestra red empiezan un camino que no tiene final. Es como la utopía de Eduardo Galeano: está ahí y, si nos acercamos, se aleja. Entonces ¿para qué sirve? Para moverse.

Dibujo dedicado

Frato, su alter ego como dibujante, nos dedicó una de sus ilustraciones. Como él mismo dice, “con el dibujo me acerco más a los adultos”.

(Foto cabecera: Luis Paul Gallut/Educo; Vídeo: Carlos Sáez/Educo)

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