Empecemos
definiendo este término que al igual que la depresión se utiliza con mucha ligereza para definir situaciones que no responden a la gravedad real de estas dolencias.
La adicción es una
afección cerebral que se caracteriza por un
enganche compulsivo a estímulos placenteros a pesar de sus
consecuencias adversas.
En ella influyen multiples factores psicológicos y biológicos
pero la pauta común es la exposición repetida a un estímulo adictivo que se refuerza a si mismo. Se trata de un desorden del sistema de recompensa cerebral que puede abarcar muy variadas conductas como alimentación compulsiva, drogas o alcohol, juego, sexo y otras, pero que siempre responde a un esquema de repetición, recompensa placentera y perjuicio a medio plazo.
En la medida en que estamos hablando de
una enfermedad cruel que destroza vidas, relaciones y familias, se trata de un tema
sobre el que es importante hablar con vuestros hijos ayudándoles a entender el riesgo que supone. Se trata de explicar el mecanismo psicológico de la adicción observado desde fuera.
En las últimas décadas la adicciones se han multiplicado no solo en número de afectados sino también en tipologías.
No se trata solo de drogas sino que abarca nuevas actividades desde internet, redes sociales, porno y muchas otras. Cada vez son más frecuentes las familias donde al menos un miembro sufre algún tipo de adicción grave lo que puede crear increíbles grietas en la convivencia, en parte debidas a una pobre comprensión de esta dolencia.
Esta conversación con vuestros hijos adolescentes tiene 2 objetivos, el primero es ayudarles a
prevenir las adicciones conociendo sus riesgos y pautas de formación, pero además es muy importante que
si hay o puede haber algún miembro de la familia con esta dolencia, el resto entienda como debe comportarse. He aquí
algunas pautas que pueden ser muy útiles para tratar el tema en sus justos términos:
Ayúdale a entender los riesgos lo antes posible: Explícale qué es y los riesgos de la adicción lo antes posible. Si bien existe una predisposición genética a la adicción, nadie está a salvo de esta enfermedad. Esto es así especialmente en el caso de los
adolescentes que debido a los
cambios hormonales que tienen lugar en su organismo y al hecho de que han nacido en una
cultura del hedonismo son más
fácilmente presa de conductas compulsivas. Recuerda que no estamos hablando únicamente de drogas pues cada vez hay mas casos de adicción a internet, redes sociales y videojuegos. Lo que define la adicción no es su objeto, sino el enganche compulsivo a estímulos placenteros que tienen consecuencias negativas en su normal desarrollo.
Evitar la adjudicación de responsabilidades. Lo primero que el adolescente debe entender para que la conversación sea útil es que en la verdadera adicción patológica
no hay responsables. El enfermo por serlo, y el resto no tiene la culpa de que un hermano o progenitor padezca esta enfermedad. Para un joven puede ser muy traumático sentirse responsable o causa del problema que afecta a un ser querido.
S
e puede querer a un adicto de igual manera. La adicción suele producir la alienación del enfermo que se acaba aislando de la familia y va a tener más difícil encontrar los apoyos necesarios. La adicción es una enfermedad, no un fracaso personal y es desde esta perspectiva que se deben reconstruir los
lazos emocionales dañados entre miembros de la familia.
No culpabilizar es clave en la recuperación de una adicción, pero más importante es la
asunción de la enfermedad sin disimulos y de la responsabilidad de hacer lo necesario para sanarse. Esta responsabilidad se extiende a la familia, pero comienza con la decisión personal del afectado de recuperarse de una dolencia grave y para esto la transparencia es el mejor comienzo.
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