La menstruación sigue siendo uno de los grandes temas tabú en la sociedad. ¿Te imaginas una sociedad a la que le resultara molesto hablar de la digestión, de la respiración o del sistema circulatorio? Pues con la menstruación, que no es más que un proceso fisiológico pasa un poco como con los excrementos, con la diferencia de que la regla no tiene nada de sucio.
Que si a qué huelen la nubes, que si "estoy mala"...la forma en que nuestra sociedad se relaciona con la menstruación es bastante desastrosa y probablemente sea la causa de algunos de los trastornos relacionados con ella que las mujeres padecemos. No hay necesidad de hacer una oda a la sangre menstrual, pero sí poner las cosas claras: la menstruación es un signo de que tu cuerpo funciona correctamente. Y nada más.
De cómo se relacionan los hombres con el cuerpo femenino se desprenden muchos comportamientos que pueden dar lugar a relaciones dañinas. Y la menstruación es uno de los puntos clave de todo el proceso de construcción de la identidad sexual, por supuesto para las niñas, pero también para los niños por el hecho de no tenerla. Así que, si tienes hijos, también deberías hablar con ellos sobre la regla. En principio sobre la tuya, que es la que tienes más cerca.
La educación sexual empieza en la primera infancia y no hay nada mejor para ir despejando tabúes absurdos que tratar las cosas como son, con naturalidad. Permitir que tu hijo e hija observen y pregunten y darles las respuestas adecuadas a su edad es la mejor manera de que aprendan. Es bastante obvio que si te avergüenzas de tus reglas tus hijas e hijos interiorizarán la menstruación como algo que hay que ocultar o de lo que hay que avergonzarse. ¿Te avergüenzas de respirar? ¿Por qué te avergüenzas de tener la menstruación?
Los niños se meten en todas partes, miran, curiosean y preguntan. Con el simple hecho de no ocultarte cuando tienes el periodo es suficiente para poder empezar a entablar con ellos una relación educativa en torno a la sexualidad, fundamental para que crezcan sanos y felices en este aspecto. Al principio es un poco "raro", porque nosotras mismas cargamos montones de prejuicios contra nuestros propios cuerpos, pero en seguida se pasa: también nosotras tenemos que aprender a normalizar lo que es normal, lleva un poco de tiempo, pero se consigue.
Desprendernos nosotras mismas de los tabúes a veces es difícil y un poco estresante, pero a largo plazo merece la pena para construir una sociedad más libre.
Y lo que es mejor, aprender a hablar con tus hijos sobre estos temas mejora también tu relación contigo misma. Así que, todo son ventajas, las nubes no huelen a nada y tener la menstruación es incluso una buena noticia. Y después, no hay nada más igualitario y estupendo que un chico que te compra tampones con soltura. Y sin necesidad de preguntarte mucho. A parte de que así, paso a paso desde que empiezan a poder preguntar te evitas la, siempre tan temida, "Conversación", ésa con mayúsculas.
Derechos de imagen: dayforyou, javcon17
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