"Cuando muere una lengua / entonces se cierra / a todos los pueblos del mundo / una ventana, una puerta, / un asomarse / de modo distinto / a cuanto es ser y vida en la tierra”. El filósofo e historiador mexicano Miguel León Portilla resume en su poema
la tragedia que supone que cada dos semanas desaparezca una lengua en el mundo y se lleve consigo el patrimonio cultural e intelectual que contiene.
Según Naciones Unidas, al menos el 43 por ciento de las seis mil lenguas que se estima que se hablan en el mundo están en peligro de extinción. Con motivo del
Día Internacional de la Lengua Materna, que se celebra el domingo, como cada 21 de febrero, reafirmamos el compromiso de nuestra ONG con la educación multilingüe y su contribución al derecho a recibir una educación de calidad, especialmente tras los efectos de la pandemia por COVID-19 y su impacto sobre la educación de millones de niños y niñas de todo el mundo.
Para que una lengua perviva tiene que haber personas que la hablen, pero sobre todo
instituciones que la protejan y la promuevan, ya que uno de los principales motivos por los que las personas dejan de hablar a sus hijos en su lengua materna es por la discriminación que sufren debido a su origen indígena. Y con esta imposición no se pierde solo una lengua sino los conocimientos y tradiciones que en ella existen.
Esta es una realidad que observamos en los países en los que trabaja Educo. América Latina cuenta entre sus principales lenguas indígenas con el guaraní, el aimara, el quechua, el náhuatl y el maya, incluidas sus variantes, muchas de ellas en riesgo de desaparecer. En Guatemala, por ejemplo, el español es el idioma oficial, pero se hablan otras 24 lenguas, 22 de las cuales son de origen maya.
A pesar de tener reconocimiento oficial, las lenguas indígenas están amenazadas con su extinción porque las nuevas generaciones no están aprendiendo el idioma de sus padres.
Juego y aprendo desde temprana edad
Marta vive en Santa Cruz del Quiché, en Guatemala, y participa con sus dos hijas en nuestro proyecto
Juego y aprendo desde temprana edad, que llevamos a cabo en 25 centros escolares del departamento de Quiché. Aquí atendemos, junto a las familias, a un promedio de
400 niñas y niños desde los cero a los 4 años con la finalidad de estimular su psicomotricidad, afectividad, conocimiento y lenguaje, habilidades básicas para su desarrollo físico, mental y social y que contribuyen directamente al éxito escolar.
Desde pequeña Marta aprendió quiché porque era la lengua que le hablaban sus padres. El español lo aprendió luego, en la escuela. Así es cómo nos cuenta su participación en el proyecto:
"Decidí participar con mis hijas en el proyecto de Educo porque el quiché es mi lengua y me ayuda a aprender a educar a mis hijas. He aprendido muchas cosas que me han ayudado en sus distintas etapas de crecimiento, por ejemplo, cómo hablarles y contribuir a su desarrollo. La formación nos ayuda, principalmente, a las madres que somos primerizas.
También nos han enseñado cómo estimular a los niños para que puedan aprender a gatear y después caminen bien. Mi hija pequeña no podía gatear y cuando quería moverse de un lugar a otro arrastraba la pancita, pero después de practicar los ejercicios que me enseñaron ahora ya puede gatear.
A mí me gusta que todo el proceso de formación sea en lengua quiché. Yo cometí el error de no haber empezado a hablar con mis hijas en quiché y con lo que nos han enseñado ahora sé que si los niños hablan dos idiomas se les desarrolla más el cerebro, ya que fortalece su aprendizaje. Mi hija pequeña, que tiene un año, está aprendiendo a hablar en español, pero ahora también le estoy enseñando a hablar en quiché. Al hablarle en quiché estoy estimulando su cerebro y su aprendizaje.
Algunas mamás comentan que las discriminan por hablar nuestro idioma, por eso ya no quieren enseñar quiché a sus hijos, porque no quieren que también sean discriminados. Así, la mayoría de los padres hablan a sus hijos en español. Ahora pienso que eso está mal, pero así lo hice también al inicio con mis hijas. Comencé a hablarles en español sin darme cuenta de que estamos rodeados de personas mayores como los abuelitos que no entienden español y les cuesta comunicarse con los niños que no hablan su lengua.
Las demás del proyecto también piensan que es importante que durante las formaciones mantengamos el idioma materno, ya que si una de nosotras no entiende el español no puede comprender lo que se le enseña y puede aplicar mal lo que aprendió."
América
,
Día de la Lengua Materna
,
educación
,
estimulación temprana
,
Guatemala